Capítulo 27

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Florencia estaba en su despacho y no daba crédito a lo que había sucedido ese día. Primero Daiana y la noticia de que esperaba un hijo de Bárbara y luego la renuncia de Micaela. Sabía que la segunda era consecuencia de la primera. Sabía que, su hermana sentía algo por Micaela y que ella no le era indiferente, la tensión sexual entre las dos se notaba desde lejos. Lo que no le cuadraba en la ecuación era el embarazo de Daiana. Su hermana se acostaba con ella de vez en cuando, pero desde que Micaela apareciera en su vida Bárbara ya no se molestaba en salir con Daiana. 

Tomó el teléfono, debía llamar a su hermana para que ésta se enterara de lo que estaba pasando este día. 

—Florencia, dime. 

—Necesito que vengas aquí de inmediato. 

—Qué pasa Florencia, pareces molesta. 

—¡Molesta es poco, tengo ganas de matar a alguien, imagínate cómo de molesta estoy!

—No puedo ir, estoy ocupada, déjame tranquila, ¿quieres? Sea lo que sea sé que lo puedes solucionar.

—Mira Martínez, esto no lo puedo solucionar yo sola, es por eso que te llamo ¡¿Quieres mover tu trasero hasta acá ahora mismo?! 

—Florencia, no puedo. Más tarde cuando vuelva hablamos. 

—¡Bárbara, necesito tu jodida presencia aquí ahora mismo! ¿No entiendes que es urgente lo que tengo que hablar contigo y que no lo puedo hacer por teléfono?  

  Bárbara se alarmó por las palabras de su hermana y decidió dejar todo para volver a la naviera. 

—Está bien, en media hora estaré ahí. 

Puntualmente, como se lo había prometido a su hermana, Bárbara apareció en el piso diez de la naviera media hora más tarde. A paso raudo caminó hasta el despacho de Florencia, no sin antes mirar el escritorio de Micaela, que a esa hora estaba vació.

 Abrió la puerta de la oficina de su hermana y entró a toda prisa.  

—Bien Florencia, ya estoy aquí. Ahora dime, ¿qué demonios pasa? 

Florencia la miró con la furia instalada en los ojos. Si las miradas mataran Bárbara ya habría caído al piso muerta en ese mismo instante. 

—Hermanita, ¿quieres la noticia mala o la peor primero?—dijo ella cruzándose de brazos, claramente enfadada. 

—¡Quieres dejarte de juegos y decirme de una maldita vez qué tan grave pasó para que me hicieras venir a toda prisa!  

—A ver, no sé por dónde empezar. No sé cómo decirte esto, tal vez deberías sentarte. 

—Ya Florencia, corta con el misterio, ¿quieres? Dime qué pasa para que estés así. 

—Esta mañana apareció por aquí Daiana buscándote. Necesitaba decirte algo y como no te encontró me lo contó a mí. ¡Felicítame, voy a ser tía de nuevo! 

Bárbara miró a Florencia y sintió que su cuerpo desfallecía, sacudió su cabeza para volver a preguntarle a su hermana que había dicho.

—¿Qué estás diciendo Florencia? Creo que no escuché bien, ¿puedes repetir lo que acabas de decir? 

—Lo que acabas de escuchar idiota, serás madre otra vez y la otra madre es Daiana. 

Bárbara sintió que el suelo desaparecía a sus pies y que caía en un pozo negro. 

—Eso no es verdad. Daiana miente, no es verdad. 

—No sé si es verdad o no. Yo no me acosté con ella. ¿Cuándo fue la última vez que te la llevaste a la cama? Saca cuentas hermana.

-La Ogro-(Barbica G!p)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora