Capítulo 15

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El domingo Micaela se levantaba a desayunar, y se encontró con que su amiga Karen ya estaba instalada en la mesa del comedor, comiendo un gran tazón de cereales y alguna fruta. 

—Creí que me habías abandonado— le dijo Micaela con una risita irónica a su amiga. 

—No amiga, ya volví a nuestro hogar.  

—Gracias a Dios. Si hoy no aparecías iba a poner la denuncia por presunta desgracia en la policía. 

—Ay amiga. Por mi me hubiera quedado todo el fin de semana con Javier. Es genial, me encanta estar con él. Pero tengo que terminar un informe para mañana. Necesito estar concentrada y con él a mi lado no logro pensar ni en respirar.

Karen soltó un largo suspiro y puso una mirada de enamoramiento, algo así como entre el gato de Shrek y Bambi, pensó Micaela. 

—Vaya amiga, te iba a pedir que me acompañaras al centro comercial para comprarme unos zapatos y algo de ropa para trabajar. No puedo estar ocupando la tuya por siempre Karen, pero veo que estás muy ocupada.  

—Sabes que me encanta ir de compras, pero necesito hacer este informe o mi jefe me mata si no llego con el mañana. 

—Está bien, iré sola. Así aprovecho y almuerzo por ahí, también creo que podría ir a la peluquería a que me dieran un masaje o a hacerme la manicura, o...  

—¿A qué viene tanta preocupación por tu apariencia Mica? Nunca antes te había visto así ¿A caso hay algo de lo que no me he enterado? 

—Qué dices amiga—dijo Micaela sonrojándose y poniéndose nerviosa—, solo quiero ir bien arreglada a mi trabajo y con mi ropa, ya no quiero abusar de tu generosidad.  

—Si claro—dijo Karen, mirando a su amiga de reojo. Sabía que Micaela guardaba un secreto. 

Por ahora no la atosigaría con preguntas, pero cuando terminara con el informe, Micaela no se libraría de su interrogatorio. 

Micaela terminó de desayunar y se cambió de ropa para ir hasta el centro comercial. Se puso unos jeans de color azul oscuro y una camiseta blanca de manga corta y escote redondo que dejaba al descubierto su blanca piel.

 Se calzó unas sandalias bajas, ya que pretendía recorrer de lado a lado el centro comercial, y tenía que ir cómoda. Se hizo una coleta en su pelo, se cruzó su bolso y salió de su departamento.

Llegó al centro comercial y comenzó a mirar vitrinas. Una tras otra las pasaba sin encontrar algo que le gustara. Entró a una tienda y se compró una falda y un vestido para su trabajo, ya tenía la mitad de lo que necesitaba, ahora debía ver zapatos. 

Caminó unos minutos y entró a una zapatería, la vendedora le comenzó a mostrar distintos modelos para que ella se los probara.

Bárbara y Mateo caminaban por el centro comercial, buscando la tienda que vendía juegos para la Xbox. El niño quería tener el último que había salido al mercado, y como Bárbara había prometido acercarse al pequeño, estaba ahí con muy pocas ganas, pero acompañando a su hijo.

Comenzaron a caminar y a mirar vitrinas, Mateo tomado de la mano de su madre quien se dejaba guiar por su hijo. De pronto Mateo se detuvo de golpe frente a una vitrina. Bárbara que estaba distraída no sabía qué le pasaba al chico. 

—¡Es Mica mamá!—gritó Mateo, soltando la mano de su madre y entrando a la tienda donde se encontraba su amiga. 

Bárbara tragó en seco cuando miró hacia la tienda y vio que ella estaba ahí probándose unos sexys tacones. Recorrió con su mirada el cuerpo deMicaela y el suyo se tensó de inmediato. Dio un paso y luego otro como pidiendo permiso para romper el momento entre los amigos. 

-La Ogro-(Barbica G!p)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora