Capítulo 26

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Micaela llegó a su departamento, y se encontró que estaba sola, de seguro su amiga estaría con Javier. Entró en su habitación y fue directo al baño a tomar una ducha.

Bajo el chorro de agua comenzó a llorar nuevamente. Sentía que el corazón se le desgarraba.

Pensaba en Bárbara y en lo mucho que ella la amaba, y pensó también en las últimas palabras que salieron de su boca. Pensó en Mateo y en la decepción que sufriría al enterarse que ella y su madre no estarían juntas.

Pensó en su trabajo y llegó a la conclusión de que debería comenzar a buscar otro lo antes posible, no sabía cuánto lograría aguantar estar al lado de Bárbara.

Por su parte Bárbara llegó a su casa y fue directo a su biblioteca. Agradeció que ese fin de semana Florencia se llevara a Mateo a su casa. Así podría beber hasta caer muerta sin preocuparse de que su hijo la viera. Tomó la botella y no se molestó en servir el licor en un vaso, ya que bebió directamente de la botella.

Pensó en todo lo dicho por Micaela esa mañana y en lo no dicho por ella. Sentía algo por ella, pero no sabía si la podría llegar a amar como lo había hecho con Martina. Pensó que tal vez era lo mejor olvidarse de ella. No era justo que Micaela se entregara por completo y ella solo a medias o menos.

Sintió que el pecho le ardía, y no producto del fuerte alcohol que estaba ingiriendo, si no que de la enorme pena que le producía el saber que ya había perdido a Micaela.

Ya llevaba casi más de la mitad de la botella cuando alguien entró en la biblioteca.

—Bárbara, ¿por qué estás así?

—Tú otra vez aquí ¿No te aburres de que cada vez que vienes yo te rechace?

Era Daiana que había llegado a la casa Martínez y que ahora estaba ahí frente a esta mujer borracha.

—Bárbara, tú sabes que yo te amo. Aunque me rechaces mil veces yo no puedo dejar de sentir lo que siento por ti.

—Daiana, andate y déjame sola, no quiero verte, no quiero ver a nadie — dijo Bárbara empinándose nuevamente la botella para seguir bebiendo tratando de calmar su dolor.

—Estás muy bebida, vamos te llevaré a tu cama.

—No, yo quiero seguir aquí bebiendo.

—Pero qué te tiene así Bárbara, por qué sufres tanto.

—Micaela. Micaela ya no quiere nada conmigo. Y la entiendo, ¿sabes? Yo tampoco querría estar conmigo. Con una jodida estúpida que no es capaz de dejar atrás su pasado.

—Pero Bárbara, eso no es motivo para que estés bebiendo. Esa chica no te quiere, olvídate de ella.

—¡Cállate! no sabes lo que dices—dijo ella levantándose, pero volviéndose a sentar producto de lo ebria que estaba —, ella me quiere, soy yo la que no puedo entregarme como ella se lo merece.

Daiana miraba a Bárbara. La última vez que la vio tan mal fue cuando murió Martina y ahora estaba sufriendo por Micaela. Pero una idea cruzó su mente. Ella estaba ebria y Daiana aprovecharía esta gran oportunidad que se le brindaba para alejar a Bárbara de Micaela para siempre.

Dejó que siguiera bebiendo, sin decir nada, solo la miraba y en su cabeza maquinaba el siguiente paso a seguir.

Cuando vio que ya estaba casi inconsciente decidió que ya era su hora de actuar.

—Vamos cariño, te llevaré a tu cama, pero me tienes que ayudar, ¿ok?

Ella la miró y con lo confundida que estaba se dejó llevar. A duras penas subieron la escalera ya que subían tres peldaños y bajaban dos.

-La Ogro-(Barbica G!p)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora