Capítulo 22

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Bárbara y Mateo llegaron al piso diez pasadas las diez de la mañana. El pequeño que, llevaba entre sus manos un ramo de rosas rojas y una caja de chocolates, corrió hasta el escritorio donde esperaba encontrar a su amiga, pero ella no estaba allí. 

Florencia salió de su oficina y se encontró con el pequeño parado frente al escritorio de la secretaria. 

—Hola tía, ¿dónde está Micaela? 

—Micaela no vino hoy a trabajar cariño.  

Bárbara que venía entrando detrás de su hijo, escuchó que Micaela no había ido a trabajar. Pensó que tal vez ella había renunciado, un frío le recorrió por la espalda. 

—¿Qué le pasó a Micaela tía? 

—Ella está enferma. Su amiga dice que tiene mucha fiebre. 

Bárbara sintió que el corazón se le salía por la boca. Estaba preocupada por ella, quería correr hasta el departamento de Micaela y comprobar con sus propios ojos el estado de la chica.  

—Quiero ir a verla—dijo Mateo a su madre —. Llévame a ver a Micaela  mamá.

—Mateo, no creo que sea buena idea. Está enferma de seguro no quiere recibir a nadie—dijo Florencia tratando de calmar a su sobrino. 

—Es mi amiga. Cuando yo estuve enfermo ella fue a verme. Yo quiero ir ahora a verla. 

—Por qué no llamamos a su casa Mateo y vemos cómo está, ¿te parece?— le dijo Florencia a su sobrino, tratando de que el niño desistiera de ir a ver a Micaela. 

—Está bien, llámala.

Florencia marcó el teléfono de Micaela y al tercer tono Karen le contestó. 

—Hola, te llamo porque quiero saber cómo está Micaela. 

—La verdad me tiene preocupada, aún no logro bajarle la fiebre y creo que está delirando. 

—¡Tienes que llevarla al hospital!

Cuando Florencia dijo eso se encendieron las alarmas en Bárbara, quien tomó de la mano a su hijo, y salió a toda velocidad para llegar al ascensor y bajar hasta el estacionamiento.  

Condujo lo más rápido que se lo permitía el límite de velocidad del centro de la ciudad. 

Llegó al edificio de Micaela. Ella y Mateo bajaron del auto y llegaron casi corriendo hasta el portal. 

Llamaron al citófono y Karen los dejó pasar cuando escuchó que Mateo pedía ver a Micaela. 

Llegaron a la puerta y Bárbara vio que esta se abría dejando ante ella a una chica vestida de jeans y camiseta. 

—¡¡¡Koko!!!—gritó el pequeño lanzándose a los brazos de Karen.

—Hola Mateo, ¿cómo estás hoy?  

¿Koko? ¿Mateo dijo Koko? pensó Bárbara ¿Esa chica de melena negra era Koko? 

—Mamá, ven —dijo Mateo para que su madre entrara en el departamento—, ella es Koko, la mejor amiga de Micaela y viven juntas. Ella me ha enseñado varios trucos para pasar las etapas de la X box. 

En ese momento Bárbara se sintió la mujer más estúpida del mundo. Ella había estado celosa de Koko y resultaba que Koko era la mejor amiga de Micaela. 

—Mucho gusto señora Martínez, soy Karen, o Koko como dice Mateo. 

—Un gusto Karen—dijo Bárbara sintiendo que un alivio le recorría todo el cuerpo. 

-La Ogro-(Barbica G!p)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora