Capítulo 11

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Micaela entró en su departamento y se dirigió como una autómata a la cocina para beber un poco de agua. Venía tan sumida en sus pensamientos, que no reparó en la presencia de Karen que, estaba jugando a la Xbox frente al televisor. Salió de la cocina y estaba dirigiéndose a su dormitorio, pero la voz de su amiga la detuvo: 

—Hola Mica, ¿cómo estás?— Micaela escuchó un ruido, un murmullo, pero no contestó nada, no había escuchado la pregunta de su amiga—Mica, ¿estás bien? ¿Te pasa algo?— le preguntó Karen al ver que su amiga estaba parada en medio del salón con la mirada pedida. 

Se levantó del sillón y llegó al lado de Micaela. 

—Mica, dime algo, me estás asustando, ¿qué te pasa?— Karen tuvo que zamarrear a su amiga para que esta al fin pudiera reaccionar.

—¿Qué te pasa Koko? — preguntó Micaela volviendo a la realidad. 

—No, qué te pasa a ti. Te estoy hablando y no me contestas. Parece como si hubieras visto un fantasma, ven y cuéntame qué pasa amiga. 

Karen la tomó de la mano y la guió hasta el sofá, se sentaron una frente a la otra, Karen esperando a que Micaela comenzara a hablar. 

—Me besó — dijo Micaela sin ningún preámbulo —, la señora Martínez me besó. 

Karen abrió los ojos, pensó que había escuchado mal, pero mirando la cara de su amiga supo que era cierto lo que estaba oyendo.

—¿Cómo que tu jefa te besó? Mica cuéntame qué pasó, pero cuéntamelo todo amiga. 

—Bueno — dijo una aún aturdida Micaela—, yo me estaba por ir del trabajo y ella me llamó para darme unas indicaciones para mañana. Después me dijo que quería agradecerme por salir con Mateo el domingo, pero que no era necesario que volviera hacerlo, que no esperara que, por salir con el pequeño, ella sería más amable o que yo tendría algún beneficio extra en el trabajo.  

—Pero qué se cree esa mujer. Y conociéndote como te conozco de seguro la enfrentaste, ¿o me equivoco? 

—No, no te equivocas amiga. Me dio tanta rabia lo que me dijo que la enfrenté y le solté unas cuantas cosas que llevaba días pensando. Luego ella me gritó y me dijo que ya era suficiente, yo le dije que tenía razón, que ya era suficiente y salí casi corriendo de su oficina. Bajé por las escaleras de emergencias y en el entre piso, ella me tomó de un brazo, me miró y me besó. Luego se separó, me miró, se despidió y se fue. 

—Y a ti te gustó, ¿o me equivoco amiga? 

Micaela no supo qué contestarle a Karen, el beso la había tomado por sorpresa, nunca se había imaginado besar a su jefa, y que ésta besara tan bien. Sí, el beso le había gustado.

—No tienes que contestarme Mica — dijo Karen con una sonrisa maliciosa en su cara —. Por cómo me has relatado el episodio, por lo roja que te has puesto y por el brillo en tus ojos, veo que te ha gustado el beso de tu jefa, y que te ha gustado mucho. 

—Karen, no te lo puedo negar, la mujer sabe cómo besar. Sí amiga, el beso de mi jefa me gustó. 

Micaela sentía que su cara se cubría de un calor al recordar los labios de Bárbara. 

—¿Y qué vas a hacer ahora Mica?  

—A qué te refieres con a qué voy a hacer ahora, no te entiendo Karen. 

—Con tu jefa amiga ¿O piensas renunciar? 

Micaela se quedó callada unos segundos, no se había dado el tiempo para pensar en su situación laboral. Su mente y su corazón se debatían en si debía renunciar o hacer como si nada hubiera pasado. }

-La Ogro-(Barbica G!p)-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora