Día viernes soleado para Micaela. Entraba en el vestíbulo relajada, la noche anterior había dormido como un angelito.
Florencia llegó a su oficina y comenzó a revisar la agenda junto a su secretaria. Cerca del mediodía, Bárbara llamó a la naviera y le comunicó a Micaela que no aparecería por la oficina hasta el lunes. Ella sintió un poco de decepción al escuchar las palabras de su jefa, no la vería ese día.
—Pero, ¿qué me pasa?— Micaela se sorprendió al tener aquellos pensamientos por Bárbara.
El día terminó y Micaela regresó a su casa. Se dio un baño de tina, para luego acostarse. Al día siguiente saldría a trotar como cada sábado y el domingo saldría con Mateo. Al pensar en el niño, Micaela no pudo evitar sonreír, y con ese pensamiento se quedó dormida.
El sábado Micaela se despertó antes de que la alarma del reloj sonara. Se puso su ropa de deporte y bajó hasta la calle, buscó en el reproductor la música que la acompañaría en su recorrido y se dirigió, como cada sábado, al parque.
Llegó a su destino, siguiendo con su ritmo, mirando a todas las personas, que como ella, hacían deporte a esa hora de la mañana.
Algo a su lado derecho llamó su atención. Ahí, junto a ella, más cercaque la última vez que la vio, estaba la misteriosa mujer de sudadera gris, esa a la que ella deseaba tanto verle el rostro.
La tipa se mantuvo al ritmo de Micaela, ella miraba de reojo a ver si lograba verle el rostro a la misteriosa mujer. De pronto, ella llevó sus manos hasta la capucha de la sudadera y la dejó caer hacia atrás, dejando su rostro al descubierto. Micaela paró en seco su trote, nunca se imaginó lo que estaba viendo. La extraña por la cual ella iba a trotar al parque, la mujer que había despertado su curiosidad era nada más y nada menos que Bárbara Martínez, su jefa. Ella giró la cara para mirarla y la saludó con un movimiento de cabeza, para luego apurar el ritmo de su trote y desaparecer por el parque.
Micaela aún no lograba poner en orden sus pensamientos, ¿qué había pasado ahí? La mujer que ella había encontrado atractiva, hace unassemanas atrás, era su jefa, ¡su jefa! ¿Qué le pasaba al universo que se empeñaba en sorprenderla continuamente?
El día domingo llegó y Mateo era llevado por su chofer al departamento de Micaela. Ella bajó hasta la entrada del edificio para recibir a su invitado y le dijo al chofer que ella lo llevaría hasta su casa a las cinco de la tarde.
Entraron en el departamento y el niño comenzó a curiosear mientras ella terminaba de arreglarse.
—Guau — dijo Mateo—, tienes todos los juegos que me gustan.
—Son de Koko, se puede pasar horas frente al televisor jugando Xbox.
—¿Koko? ¿Vive contigo?
—Sí.
—¿Dónde vamos?— preguntó el niño.
—Donde tú quieras ir. No sé, al cine, al parque de diversiones...
—Sí, vamos al cine. Quiero ver El hombre araña, y después podemos ir a la exposición de dinosaurios, ¿no te asustan los dinosaurios verdad?
—Claro que no me asustan, amo los dinosaurios —dijo ella dedicándole una gran sonrisa —. Vamos entonces, primero al cine y luego a por los dinosaurios.
Micaela tomó su bolso, las llaves del auto de Karen y salió con su pequeño amigo para ir al cine.
Disfrutaron de la película del Hombre araña, luego comieron pizza, para terminar el recorrido del día en la exposición de los famosos dinosaurios. Cerca de las cuatro y media de la tarde, Micaela decidió queya era hora de llevar a Mateo a su casa. Subieron en el auto y se dirigieron a la casa del pequeño.
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-La Ogro-(Barbica G!p)-
FanfictionLos ogros al igual que las cebollas tienen muchas capas y que se necesita de alguien que, con paciencia las vaya sacando una a una.