Bruma del espíritu

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Cuarenta y cinco minutos después de haberse marchado del estudio, Darren llegó a Puerto Madero

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Cuarenta y cinco minutos después de haberse marchado del estudio, Darren llegó a Puerto Madero. Deseaba pasar el resto de la noche y parte de la madrugada en el famoso pub Gibraltar, con una buena dosis de bebidas alcohólicas como su única compañía. Solo quería vaciar su mente y volver a respirar tranquilo, aunque fuera durante un efímero instante. Anhelaba borrar los numerosos recuerdos dolorosos que estaban por despojarlo de la cordura. Jamás se había enfrentado a problemas tan serios como aquellos. Debía tomar decisiones para las que aún no se sentía preparado. Y mientras estuviese sobrio, su cerebro no cesaría de darle mil vueltas a las confesiones de Maia. Aquellas revelaciones marcaban un antes y un después en su mundo.

"No me hace falta una prueba de ADN para saber que ese tipo y yo somos familia. ¡Tenemos la misma cara, por Dios! ¿Por qué mi vieja me ocultaría algo así? Si ese hombre me abandonó, tenía derecho a saberlo, aunque luego me doliera". Había muchos vacíos en el hilo de razonamiento del joven en cuanto al misterio que giraba en torno al pasado de su padre biológico. "Lloré mucho cuando mi viejo murió y todavía lo extraño. Envidiaba a mis amigos cuando los veía con sus papás en las actividades de la escuela, en los viajes y en las fiestas". Soltó un largo suspiro impregnado de nostalgia y penurias contenidas.

"Fabricio siempre me quiso como si de verdad fuera su hijo. ¿Acaso sabía la verdad acerca de mamá desde el principio o habrá muerto sin enterarse?" Darren se estremeció de solo pensar en lo que el señor Pellegrini podría haber sentido al saberse engañado por Matilde, la persona a quien más había amado en el mundo. Aquel hombre se merecía una vida llena de momentos memorables en donde la bondad, el cariño y la dedicación le fuesen concedidos todos los días, en grandes cantidades, justo como él solía prodigárselos a los demás. Pero, por el contrario, su esposa solo había sabido pagarle con traición y mentiras por todo el amor sincero que él siempre le dio.

"A ese tal Matías tampoco le importó engañar a su mujer e irse a embarazar a otra para luego abandonarla... ¡Y pensar que llevo la misma sangre en mis venas!" El joven tomó un gran sorbo de cerveza con los ojos cerrados. "Lo extraño es que pareciera tan sorprendido cuando le dije mi nombre completo, como si jamás le hubiera pasado por la cabeza que yo existo. ¿Nunca me había visto? ¿De verdad no me conocía? Si eso fuera así, entonces, ¿por qué mi vieja le mentiría a él también?" Una parte del muchacho necesitaba respuestas con urgencia, mientras la otra parte de su ser hubiese preferido continuar en absoluta ignorancia.

Conforme el alcohol comenzaba a hacerle efecto, los pensamientos turbulentos de Darren, en lugar de disiparse, iban adquiriendo mayor fuerza destructora. Aunque intentara enfocarse en sus propios problemas, le resultaba inevitable recordar también los de la violinista. El complejo drama familiar del chico estaba íntimamente relacionado con las múltiples penurias de Maia. "Mis tres medio hermanos menores la han acosado de formas horribles durante años. Han sido unos perfectos imbéciles, pero yo no me quedé atrás. Tenía que hacerle honor al legado familiar".

Sonata de medianoche [De claroscuros y polifonías #1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora