Un sonoro suspiro de sorpresa escapó de la boca abierta de Raquel. Su quijada cayó de inmediato al escuchar la afirmación categórica de Maia. ¿Acaso su amiga se había vuelto loca? ¿Cómo podía tomar una decisión así de seria a tan solo unas cuantas horas de comenzar la presentación? Si pensaba despedir a Álvaro, ¿por qué había esperado para hacerlo hasta casi el último minuto? Todas aquellas interrogantes se agolparon dentro de la confundida mente de la joven Silva mientras presenciaba el inicio de un terrible altercado.
—¿¡Pero qué carajos pasa con vos!? ¿¡Me estás cargando!?
—No estoy haciendo bromas, soy una persona seria. Por favor te lo pido, andate.
—¿¡Ahora tenés complejo de diva!? ¡No podés mandarme a volar solo porque se te antoja! ¿¡Ni siquiera me vas a explicar por qué me haces esto!?
El alto volumen de los gritos de Álvaro alteró el ánimo de la violinista en un santiamén. Las normas de cortesía comenzaron a esfumarse de su vocabulario.
—¡Soy yo la que obtuvo el derecho de presentarse en esta gala, no vos! ¡Puedo hacer lo que se me cante!
El varón dio varios pasos al frente hasta quedar cara a cara con la muchacha, quien se había puesto de pie desde el momento en que hizo el odioso anuncio.
—¿Ah sí? ¿Y por tratarse de tu presentación te pensás que tenés el derecho de ser una egoísta desconsiderada tan falta de profesionalismo?
—¡Lo que haga o no haga es mi problema!
—¿Qué hay del montón de tiempo que invertí y el trabajo tan duro que hice? ¿Eso no vale nada ahora? ¿¡Mi trabajo se va a la basura porque a vos se te ocurrió que es divertido cancelarlo todo a última hora!?
—Te voy a pagar por cada segundo que invertiste en los ensayos, ya te lo dije.
—¿¡Y quién me va a compensar por la bronca que me da toda esta mierda!?
El chico levantó las manos e hizo el ademán de oprimir un cuello imaginario, al tiempo que descargaba su furia a través de ruidosos resoplidos. La violinista había bajado la vista al suelo, mientras hacía un gran esfuerzo para permanecer callada. Una mueca de terror se estampó el rostro de Raquel al presenciar aquella escena. Sin más tiempo que perder, se aferró del brazo del muchacho con ambas manos y empezó a tirar de él para alejarlo de la otra mujer en el camerino.
—¡Álvaro, por favor, pará! Dejá que yo hable con Maia. Esto debe tener una explicación razonable.
—¡Soltame! ¡Esto no es asunto tuyo!
—¡Claro que sí es asunto mío! Ambos son mis amigos y me espanta verlos así. No quiero que se peleen más y luego terminen por hacer algo de lo que se arrepientan —La jovencita tomó la mano derecha del joven, la besó y luego se la colocó junto a la mejilla izquierda—. Andá a beber un poco de agua, respirá hondo, o hacé lo que sea que necesités para calmarte, ¿puede ser?
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Sonata de medianoche [De claroscuros y polifonías #1]
General FictionMaia toca el violín a la medianoche. Darren se despierta escuchándola. El amargo secreto que los une está a punto de revelarse. ¿Podrán soportar la verdad? ...