Un día me dijeron
que ella tenía el corazón
como los glaciares
del Polo Norte.
Así que fui y le hice un
traje de esquimal
a la medida de su tristeza.Luego me dijeron
que su corazón era un tieso cadáver,
un occiso en descomposición.
Así que fui y estudié ciencias forenses
y en la autopsia de sus ojos desnudos
hallé un colibrí que me cantó su nombre.Después me dijeron
que su corazón era un libro de terror de Stephen King,
una novela negra y agridulce.
Así que fui y me dediqué a abrirla
de punta a punta,
a leer con detalle
la historia oculta de sus labios
el prólogo honesto de sus gestos comunes,
y casi al final de su páginas finales,
hallé pétalos púrpura de su sonrisa,
y el libro de terror
se convirtió en un Libro de Neruda.Ahora, tiempo después,
me dicen que su corazón es un carrusel
un carrusel que brilla y gira constantemente
sin parar.
Yo, terco como siempre,
corrijo:
Su corazón no es un carrusel,
todo ella, sin discriminación,
es el parque de atracciones de mi vida.