Ella no es la respuesta
es la pregunta,
y vaya que me inquieta mucho saber que si la desnudo,
si me sumerjo a las profundidades
de su alegría contagiosa
hallare signos de interrogación apuntando
hacia mis ojos
como un rifle que me mira
y amenaza de muerte rápida
todos los infames gestos de mi
propia desdicha.