Capítulo tres

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Me despierto de golpe a sentir una cosa húmeda en mi oreja. Miro a mi lado y fue Liam con su dedo.

—¿Eres estúpido?— digo enfadada.

—Alguien despertó de mal humor. — susurró riendo. —Ya hemos llegado.

—Me alegro. — digo sarcásticamente.

Miro la ventanilla, estaba lloviendo en la ciudad. Genial.

Me fui a la parte trasera del jet dónde estaba el cuarto y busqué en mi maleta un saco negro de Gucci, unos jeans menos ajustados y unas botas que me llegaban a los muslos, me vestí y tomé mi bolso para salir del jet.

—Odio esto. — rodé los ojos.

—¿A que te refieres?— pregunta Liam a mi lado.

—¡A todo! Al clima, a la ciudad, a ti... — exclamo y miro a los hombres de negro que suben mis maletas a la gran camioneta negra y los señalo. —A ellos también.

Él ríe y yo me cruzo de brazos, subo a la camioneta.

—¿A dónde se supone que vamos?— pregunto elevando una ceja.

—A su penthouse en Manhattan. — dice el piloto.

Ruedo los ojos y me pongo mis audífonos.

Llegamos al edificio, intenté bajar por si sola de la camioneta pero estaba demasiado alta así tuvo que pedirle a uno de los hombres que me baje por lo que me tuvo que cargar cómo una bolsa de papas. Cuando me bajó fue a ayudar al otro hombre con mis maletas y Liam quedó mirándome gracioso.

—Callate. — lo señalé seria.

Entramos al edificio y subimos el ascensor para ir al último piso. Las puertas del ascensor se abrieron dando un pase directo al penthouse.
Dejé mi bolso en el sofá y fui a la cocina para tomar un poco de agua.

Me senté en la barra y tuve un momento de paz pero esa paz se fue cuando Liam entró.

—¡Bien!— chasqueo sus manos sonriendo. —¿Que planes tenemos para hoy?

Dejo mi vaso agua y lo miro.

—Yo estaré en el gimnasio, tú puedes tirarte de este último piso. — me levanté del taburete.

—Li... — estaba por decir él pero le pegué una bofetada.

Sobo su mejilla y me crucé de brazos.

—Que violenta. — mordió su labio inferior.

Rodé los ojos y fui a mi habitación dónde ya estaban todas las diez maletas. Saqué todo su contenido buscando mi conjunto deportivo.
Me puse un top rosa de Victoria Secret's, un short negro deportivo y zapatillas Adidas negras. Salí de mi habitación encontrándome con Liam quién también estaba vestido con ropa deportiva.

—¿Que haces vestido así? — pregunté.

—Te acompañaré. — afirmó.

Rodé los ojos e hice que me siga al gimnasio de mi penthouse.
Entramos al gimnasio y Liam quedó asombrado.

—No éstas acostumbrado a tanto lujos, eh. — reí subiendo a la bicicleta.

—De hecho si, sólo que nunca imaginé que el penthouse tuviera un gimnasio privado. — se escoge de hombros. —Que sexy. — murmura.

Rodé los ojos y lo ignoré.

Una hora más tarde terminamos de ejercitarnos y estábamos bastante sudados.

Me miré en el gran espejo y Liam apareció por atrás dándome una nalgada, me giré furiosa.

—¡Acaso eres estúpido! ¡Porque no vas a un prostíbulo y te follas a una puta!— grité enojada.

My most precious diamondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora