Capítulo dieciocho

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Volví al penthouse cerca de las ocho p.m y ahora estaba sentada en el sofá mirando Gossip Girl comiendo frituras mientras Liam y Sabrina estaban en su habitación cojiendo.

Los gemidos de esa chica hizo que me levantara del sofá y apagara la televisión. Camino por el pasillo hasta llegar a la habitación de Liam.

—¡Pueden cojer en silencio, maldita sea!— golpeo la puerta muchas veces mientras como frituras.

Me voy a mi habitación pensando en lo aburrida que era mi vida. Me gustaría tener más amigos pero sé que es imposible o no lo sé porque cuando eres hija de una persona mala eso sucede, simplemente no tienes amigos.

Mi mente estaba perdida, no se sabía que hacer conmigo. Todo estaba dando vuelta.

Estás enamorada, amiga. Pienso.

Pero si me enamoro de nuevo sería una idiota.

Cansada de pensar saco de mi mochila la caja de cigarrillos y enciendo uno. Camino hasta los sillones individuales que había en mi habitación y me siento en el izquierdo mientras exhalo el humo por mi boca.

—El amor es una horrible mierda. — susurro mirando la fotografía de Cameron y yo que estaba en la cómoda.

Me levanto del sillón apagando el cigarrillo en el cenícero que estaba en la mesa. Tomo el retrato de Cameron conmigo y la estrello contra el suelo. Me pongo de cuclillas, tomo la fotografía y la parto a la mitad.

Él prometió no dejarme jamás. No dejarme que me destruya por mi misma pero al final, no sólo me dejó sola, si no que también con una horrible presión en mi pecho.

La puerta empieza a ser golpeada y lo ignoro.

—¡Diamond!— grita Liam desde afuera.

Mis ojos empezaban a picar recordando a ese chico rubio con ojos verdes que hizo de mi vida feliz y también una mierda.

Los golpes en la puerta no dejan de sonar y me estaba irritando.

—¡Vete! ¡Quiero estar sola!— grito.

—¡Sal de ahí ahora, enserio lo digo!— lo oigo gritar furioso.

—¡Déjame!— me tiro en mi cama a sollozar.

Liam POV'S.

—¡Déjame!— grita.

Me doy por vencido, me doy vuelta para mirar a Sabrina que estaba con una mueca de preocupación.

—Si quieres puedes irte ya. Puedo manejarlo. — susurro abrazándola.

Beso su cabeza y me separo de ella.

—Está bien. — suspira. —Si necesitas algo, sólo llámame.

Asiento.

—Te amo. — besa mis labios.

—También te amo. — sonrío alejándome de mi novia.

Agita su mano en forma de despedida y desaparece del pasillo.

Suelto un gran suspiro y voy a mi habitación. Me recuesto en la cama y tomo mi celular.

My most precious diamondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora