Capítulo diecinueve

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Manhattan - New York
5 de Septiembre
6:30 p.m

Había pasado exactamente un mes desde que comencé mi relación con Lucas Thompson y a decir verdad ¡Ni siquiera he podido olvidar a Liam! Pero sabía ocultar muy bien mis sentimientos hacia él.

Hoy es el gran y ansiado desfile de Armani y Kenzia está cómo loca por tres razones:

Uno, su vientre ha crecido.
Dos, Ethan no podrá venir porque la universidad lo tiene bastante ocupado.
Y tres, su padre está aquí ahora mismo y es un caos.

—¡Vamos! ¡Di que me odias, que te arrepientes de que tu primer hijo haya sido una niña en vez de un niño! ¡Vamos habla!— grita mi mejor amiga. —¡He intentado todo para que me quieras, padre! ¡Todo! ¡He soportado miles de cosas! ¡Hasta he soportado que un sucio hombre me haya violado por tu culpa!

Lágrimas también comenzaron a salir de mis ojos.

—¿¡Quieres sabes algo!? ¡Antes te robaba tus malditas drogas para olvidarme de lo mierda que era mi vida!

—¡Kenzia!— grita Monti.

—¡Eres una porquería, eres tan miserable que odio que seas mi padre, odio llevar tu sangre! ¡¿Porque no obligaste a mamá a que aborte así cómo has hecho antes?! ¿¡Eh!?

Monti se queda callado.

La verdad es esa. El padre de Kenzia obligaba a su madre a acostarse con él y con otros hombres más para que quede embarazada de un niño pero siempre a los cinco meses de gestación cuando sabían el sexo y eran todas niñas la obligaba a que aborte. Hasta que al parecer se cansó y decidió que no abortaran a Kenzia pero si, mi mejor amiga lamentablemente es hija de Monti Hemmings.

—¡Te odio! ¡Te odio con todo mi ser! ¡Eres un miserable Monti!— grita Kenz.

Estaban peleando en frente del ascensor de mi penthouse. Liam estaba a mi lado, he querido meterme pero él no me ha dejado.

—¡Cállate si no quieres que vuele tus sesos!— Monti saca un arma de fuego de su chaqueta de cuero.

Abro mis ojos horroriza.

—¡Hazlo! ¡Mátame! ¡Vamos hazlo!— grita mi mejor amiga.

—¡No!— grito.

Ninguno de los dos me miran, sólo existen ellos dos en ente momento. Se están mirando fijamente a los ojos.

Desesperadamente corro hasta la cocina y saco de uno de los cajones una pistola que tenía mis iniciales grabadas en oro. Regalo de mi padre para mis diecisiete.

Vuelva a la cocina y Liam me mira asustado.

—Suelta el arma, Monti. — digo apuntándolo.

El padre de mi mejor amiga me mira furioso y me apunta ahora a mi. Río sin ganas.

—¿Enserio piensas que te tengo miedo?— pregunto irónica. —Más bien tú deberías tenerlo por estar apuntándole a la hija del sujeto que decapitó a cinco policías a la vez.

—Sólo eres una niña. — ríe.

Mi mirada se vuelve oscura y amenazante.

My most precious diamondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora