Prólogo

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Los Ángeles - California
18 de Julio 2017
10:30 p.m

Literalmente no había otra cosa más aburrida que estar acostada en mi cama sin nada que hacer. Me levanté y salí de mi habitación en busca de comida, pasé por la sala y ahí estaba mi padre Henrie Grey junto con sus amigos gorilas.

Caminé por la sala sin tomarles mucha atención, siento que algunos de esos idiotas me están mirando, los ignoro y sigo caminando hacía la cocina.

—Jonh, alimentame. — le digo al cocinero de la casa.

—¿Que desea comer, señorita?— pregunta.

Ruedo los ojos y abro el refrigerador buscando algo.

—No lo sé... — digo. —¿Hamburguesas? ¿Panqueques? ¡No lo sé sólo quiero comida!

Él asiente. Mi celular suena en mi bolsillo trasero, lo saco de allí y veo quien me está llamando; genial, es Kenzia mi mejor amiga. Contesto y pongo el celular en mi oreja.

Kenzia. — digo en tono aburrido.

—¡Hey Di! Ponte sexy que en veinte minutos voy a tu casa para que vayamos a una fiesta.

—¿Una fiesta?

Así es, bebé.

Lo medité un momento, al menos me sacaría del aburrimiento infernal que estaba teniendo.

Está bien, pero iremos en mi auto.

—En veinte te veo, oh por cierto dile a tu papá que el mío ya está por ir junto conmigo.

—Okey, adiós. — corté la llamada.

—Aquí tiene sus panqueques con huevos revueltos, señorita. — me doy vuelta y miro a John.

—Ya no los quiero, me iré a una fiesta. — digo antes de salir de la cocina.

Llego a la sala y todavía sigue mi papá allí con sus amigos, ahora hay mujeres, genial mucho mejor. Mujeres, drogas, alcohol, sangre y dinero.
Así es la vida cuando eres la hija del hombre más peligroso de la cuidad.

—Padre. — llamo su atención.

Él me mira mientras está fumando dios sabe que cosa.

—¿Que quieres, hija?— dice.

—Iré a una fiesta con Kenzia. — le digo mirando mis largas uñas.

—¿Es una pregunta o una afirmación?— me pregunta exhalando todo el humo.

—No creo que te importe. — miro con asco a la zorra que está a su lado.

Él se queda callado, me doy la vuelta y camino fuera de allí pero recuerdo lo que me dijo Kenzia.

—Ah y Monti vendrá aquí. — finalizo y me voy a mi habitación a alistarme.

Me bañé, sequé mi cabello y busqué algo para ponerme. Encontré un vestido corto rosa claro bien ajustado al cuerpo y me puse ese, me miré al espejo, me quedaba fantástico; me puse labial rojo, rimmel e iluminador. Ya estaba lista sólo faltaba que llegara Kenzi.

10 minutos después llegó mi mejor amiga con un vestido rojo muy provocativo. Ella sabía cuando ser sexy.

—¡Diamond, perra asquerosa te extrañé! — me abraza y río para después abrazarla.

—Nos vimos antes de ayer Kenzia, no seas exagerada. — ruedo los ojos divertida.

—Cómo sea. ¡Ya vámonos, necesito follar con alguien urgenteeee!— grita.

Si, ella traía un cartel en su frente que decía en letras mayúsculas ZORRA.

Caminamos hasta la gran puerta principal y mi papá nos detuvo.

—¿Te irás sin un guardaespaldas?— pregunta.

—No seas dramático. — ruedo los ojos ante él. Eso le molesta mucho y por eso lo hago.

—No hagas eso delante de mi Diamond y no, no soy dramático... — hace comillas con sus dedos. —Soy realista, sabes que a cada segundo de tu vida estás en peligro.

Estoy cansada del mismo lema de siempre.

—Si, lo sé y es porque soy tu hija. Tú eres el culpable de que mi vida siempre esté en riesgo, y si algún día me muero será por tu culpa. No me jodas ahora, ¿si?— digo mirándolo a la cara. —Si vamos a ser realistas, hagamoslo bien.

Tomo la mano de Kenzia quién estaba en shock y salimos de la gran casa en dónde vivo.
Allí afuera hay guardias seguridad por todos lados, caminamos al garage dónde están todos los autos. Busco las llaves de mi Ferrari en el tablero y la tomo, subimos al auto y nos vamos camino a la fiesta.

Llegamos a la casa en dónde se haría la fiesta, eran las 11 de la noche y todo esto ya era un desastre. Personas tiradas en el césped, vasos, cigarros y ropa interior, que gran asco.

Entramos con Kenzia y caminamos directo a la barra, pedimos unas cervezas y fuimos a la pista de baile.

Después de cinco cervezas dos chicos se acercaron a mi, empecé a bailar seductoramente entre ellos dos, frote mi trasero contra el miembro del sujeto que estaba detrás de mí; se puso duro, es lo que quería lograr. Él me tomó de la cintura y sonreí triunfante mordiendo mi labio.

Desde lejos vi a Kenzia que estaba con un chico, ella me guiño el ojo y me sonrió.

Volví a mirar al extraño sujeto, tomé su mano y nos dirigimos adentro de la casa, subimos a una habitación y cerré la puerta con seguro.
Lo tiré a la cama, él empezó a besar mi cuello, me sacó el vestido y todo lo que llevaba puesto.

Hora del show.

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My most precious diamondDonde viven las historias. Descúbrelo ahora