Atrapada en mi mundo

❀ Mira su realidad, ella no esta loca. ❀

Entré a aquella sala blanca encontrándola ir de aquí para allá, parecía bailar... Pero ¿al compás de qué? Su baile era delicado y ella sólo se movía tranquilamente, entonces logre entrar a su mundo.
Las paredes parecían volar para transportarnos, ella bailaba en un bosque obscuro, árboles quemados y el pasto áspero, ella descalza y con un vestido blanco, su cabello hondeaba conforme su baile y la música al fin llego a mis oídos, era realmente hermosa, podría decirse que hasta tétrica, pero justamente lo que nunca en mi vida quería ver apareció también, una extraña sombra comenzaba a formarse frente a ella, al bailar ella parecía estar acompañada, y ese acompañante obscuro estaba apareciendo, dejando la locura de lado y viendo la cruel realidad, él la sujetaba suave, pero firmemente, ella sólo parecía absorbida por seguir la bella y macabra música, entonces él sonrió y ella a él, siguieron bailando intensamente, había algo allí que yo no podía comprender, aquella intensidad culminaba para ambos y yo sólo algo que sobraba, ella sonreía, pero su risa era macabra y la de aquel sujeto también, sólo que a él parecía gustarle, aquel sujeto con sombrero de copa negro y chamuscado al igual que una etiqueta, sólo que yo ni siquiera lograba leerla, parecían cómplices, celebrando aquel crimen oculto. Ver esto dolía y era detestable para mis ojos, ella parecía disfrutar aquel baile tan sombrío, Christine seguía pareciendo una muñeca de porcelana controlada por aquel hombre, no mucho mayor que Sasha al parecer, la música seguía su curso y cada vez más parecía atraerlos hacia ella, dejando que todo se vuelva más sombrío, las hojas secas y negras comienza a elevarse y a envolverlos en un remolino que pareciera ser su escudo contra el mundo, ambos se miraban fugaces a los ojos, echaban chispas al igual que mi interior, pero a la vez me sentí congelar al recordar a Unix, él era genial con ella, pero eso no era nada, realmente no existía nada, ahora que veo esto entró en pánico, me aterra aquel ser, con solo una mirada podría apartarla de mi mano y justo ahora se la llevaba de mi lado, era como el flautista de Hamelin, solo que peor, su semblante tan misterioso me hacía sentir pánico, pues atraía a mi dulce niña hasta él sin tomarle mucho esfuerzo, ella se dejaba absorber por la melodía de su risa, le acompañaba y se alejaba cada vez más, corrí hasta ellos, pero entonces las hojas parecían explotar, enviándome de regreso y cayendo en seco, aunque no me rendiría tan fácilmente, he estado lejos de ella tanto tiempo y ella me pertenece, ella es mía, es la reina blanca u obscura que quiero jugando a mi lado.

-¡Christine! - le llame desesperado.

- "Alice", mi querido amigo. -Hablo sonriente el hombre desconocido.

-¿Quién eres tú y... qué es todo esto? - Dijo el príncipe recordando su alrededor.

- Su verdadero hogar y ya es hora de que ella vuelva a mi lado. - El hombre comenzaba a llevarse a la doncella.

Aquel príncipe valientemente empuño su espada y lo persiguió, comenzaron una batalla mientras la chica les miraba vacía, no sentía nada y parecía estar siendo controlada, la realidad es que dentro de ella algo se estaba pudriendo, por no saber tomar decisiones ¿a quien tomar por real? ¿a quien entregar su corazón? Una señal de alarma se prendía en su cabeza y claro, también en aquel lugar, pues la "bestia" había escapado y ellos solo veían a un joven luchando inútilmente contra la nada.

La doncella castaña avanzaba a pasos lentos subiendo las escaleras hasta lo mas alto de la torre, donde vería el día una vez mas y tan solo tal vez... al fin por ultima vez. Subió las últimas escaleras y avanzo hacia la azotea cayendo de rodillas a la mitad de su cometido.

Petrificada, en silencio y con el corazón haciéndose polvo. Con el corazón desvanecido y de viaje, con el alma desgarrada. En la vida imaginándose que algún día se volvería una idiota enamorada.

El cuento termino... No, claro que no, de hecho, el cuento de hadas termino, ahora comienza el suyo. Valiente, prisionera del dolor, luchadora de la vida, valiente oposición. Toma tu alma y la parte en dos, cuidado cuando la conozcas, ella es un arma de doble filo y eso... eso si que no es ficticio.

Desquicio, es lo que cree, ahora soy una desquiciada, caballero que se volvió de un completo y obscuro negro que llega a su penetrante corazón, sangra en silencio y le tortura, un ogro que mas bien parece un trol que grita todo el día cuando esta hambriento(adolorido), pero nadie lo sabe, tal vez "yo si" pensó. Una princesa del siglo XXI que defiende al pobre, da caridades y anda con aquel unicornio de peluche, un príncipe dorado, lejano y alejado de su reino, suprimido, sin poder hacer algo, y una... desquiciada, princesa, valiente guerrera que fue destronada, golpeada, humillada, sangra más que nadie, con espinas saliendo de su demacrada piel.

Derramando lágrimas en un porvenir de tormentas, sangrando por heridas que vuelven a abrirse, o que realmente nunca se cerraron, pero ahora vuelven a sangrar, con el órgano vital mas importante latiendo al mil. Desgarrándose y pidiendo piedad.

Gritaba eufórica en la azotea, sacaba todo lo que podía el dolor de sus venas, la garganta ardía, un gato negro meneando su cola de lo más normal en la vida se paso burlándose de ella de frente, ella le miro expectante, se tallo los ojos secándose las lágrimas, que a pesar de su dolor aun seguían siendo bellos y de cristal, pero el escurridizo gato ya no estaba, escucho su canto y camino detrás de la chosa para volver a entrar y allí estaba aquella criatura de un negro hermoso y azules zafiros, al borde del abismo, ambos cruzaron miradas y se quedaron así por un rato, de la nada ella camino hacia el, el gato se lanzo y ella asustada intento salvarlo, pero igual cayo, sujeto al gato y cerro los ojos... entonces todo era negro.

Estaba segura que moriría y que más daba, el cielo y el infierno incluso podrían ser sólo ficción.