❀ Pequeño principe, vuelve al oro❀

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Estar alejado de ella dolía, dolía no poder verles, abrazarla, no saber nada de ella, verle llorar o reír, sostener su mano, jugar a cuentos de hadas y por lo menos en ese instante, creer realmente que ella me pertenece.
Christine ve todo de una manera distinta ¿Acaso está loca? Bueno, si es así, no me molesta tener que entregarme a su mundo de tormenta s y sombras. Quiero regresar, no me importa volver por mi "reino" "limpiar mi nombre" o cosas que los príncipes hacen, solo me interesa una cosa y eso es ella, al fin tenerla entre mis brazos y que sea únicamente para mí, protegerla totalmente y tenerle a mi lado para siempre.
Hace poco conocí a una chica llamada Luci, ella es hermosa, se me insinúa cada que puede, pero al sonreír solo puedo pensar en ella, y me duele, me quema y me perfora porque he intentado de todas las maneras posibles olvidarme de ella, pero simplemente es algo que me atrae a ella y no me deja olvidarla.

Recuerdo cuando éramos pequeños, cuando Christine lloraba y tenía miedo se escondía entre mis brazos, yo la abrazaba y le decía que yo era su príncipe y que iba a protegerla siempre, caminábamos tomados de la mano brincando de aquí allá, hacíamos castillos de arena en el viejo arenero del parque, a veces mamá me decía que yo iba a convertirme en un gran esposo y esas cosas, pensaba en quién sería mi esposa y como era tan pequeño y no entender nada, solo podía decir que yo no podía casarme con nadie porque debía cuidar a mi princesa, mamá sonreía y me miraba cálidamente. Fuí creciendo y ahora tanto mamá cómo papá seguían insistiendo con eso del matrimonio, a pesar de que solo tenía doce, les decía en ese entonces que yo no podía casarme con nadie porque era jóven, entonces por primera vez papá me dió la idea de salir con Christine, dijo algo así como " ¿Por qué no sales con esa bella muchachita? Christine es muy linda y me encantaría tenerla de nuera" entonces mamá le dió la razón y yo me quedé helado, no sabía cómo reaccionar, mi corazón bombeo sangre tan rápido que mi cerebro ni siquiera podía procesar algo al mismo tiempo y sentí aquellas "mariposas en el estómago."

Ahora tengo 15, vivo en Asia gracias a mi padre, aunque ya viví un tiempo en Australia, aquí es donde conocí a Luci, ella tampoco es asiática, pero es linda, me agrada, ella quiere que la cuide, pero ya no soy tan tonto y creo que las hormonas le afectan horriblemente para estar así, si la quiero, pues es mi primera amiga luego de tanto tiempo, pero por más que sea mi amiga no puedo dejar de pensar en Rumina, en mi pequeña hermana de corazón, aquella miedosa o regañona conmigo, Rumina nunca se me insinuaba, tomaba mi mano y caminábamos junto a Christine, pero no pasaba de alguien a quien siempre quise, y pienso en su rubia cabellera en sus ojitos llorosos cuando me vio partir, en su grito desgarrador cuando perseguía el coche de mis padres pidiéndome que la llevara conmigo, ese día perdí el brillo de mis ojos, pues nada me alegraba, lo último que recuerdo de los amores de mi vida es a Rumina en cuclillas en el piso llorando desconsoladamente y a mi dulce princesa abrazándola soltando lágrimas para protegerla. Aunque Luci sea bonita, conversemos, nos llevemos bien y la quiera, hay algo que no me permite ilusionarme cómo con ellas dos, hay algo que Luci no tiene que esas dos sí, pero bueno, ahora supongo que entenderán mi amor y devoción por esas dos.

Por otro lado a veces desearía tener un mejor amigo a quien contarle mis problemas, pero solo es Sasha quien llega a mi cabeza, a pesar de ser mayor que yo igual nos entendíamos, él jamás me trató como un niño pequeño, creo que para él es imposible tratar a alguien así y lo llegué a conocer tan bien y él a mi, que también se volvió mi aliado en la vida, después de todo yo estaba enamorado de su hermana y él de la mía ¿Lindo no?

Ahora que regrese... Logré apreciar de nuevo a mi hermosa Rumina y sobre todo a Christine, Rumina se puso hermosa, pero sus ojos brillaron al verme y espero que los míos también al verla, al abrazarle mi mundo se detuvo, porque por más que sienta algo por Christine a Rumina la conozco prácticamente desde que nací, la gire por los aires y al escuchar su risa fue una melodía que extrañaba y era mi favorita. Solíamos estar en mi habitación y encerrarnos debajo de las sábanas de mi cama con una lámpara leyendo cuentos, solíamos salir a pasear con mi mamá, comíamos helado e íbamos juntos a la escuela, pintabamos retratos en papel y a veces a nosotros en una guerra con pintura, jugábamos a las atrapadas y sonreía, hasta que llegaba la noche y era una de esas noches donde Rumina debía volver a casa, entonces yo no podía dormir porque soñaba cosas horribles que podrían pasarle, al día siguiente me levantaba lo más rápido que podía para ir por ella para caminar juntos a la escuela, entonces ella ya no sonreía más, tenía su carita marchita, lágrimas secas y ojeras tan grandes para su muy corta edad, ni siquiera me abrazaba, era lo más parecido a un muerto, sin vida, vacía, sus ojos no reflejaban nada, siquiera tristeza, entonces esos días eran los más callados, eran los días en los que sentía que si la tocaba, ella se rompería en mil pedazos, así como mi corazón en esos momentos, eran una mierda de verdad, pero ese día ella podría irse a mi casa en la noche, yo le llevaría un libro y una lámpara y nos escondíamos bajo las sábanas, ella con la mirada perdida y yo contándole cuentos y chistes, pero nada funcionaba, hasta que solo caía dormida y yo besaba su frente y me acostaba a su lado mirándole con miedo, luego dormía o a veces no y al día siguiente ya era la misma sonrisa, los mismos "parate ya" con brincos sobre mi, y era como si lo del día anterior no hubiese ocurrido, nadie hablaba de ello y esperaba que ella estuviese bien con ello, porque yo solo esperaba lograr reconfortarla y que supiera que siempre estaré a su lado, así que cuando la vi me paralice, mi último recuerdo de ella no era nada comparado a lo que veo, una chica que es un desastre, pero un desastre hermoso.

Ahora estoy feliz, me siento un poco mejor, creo que puedo volver a respirar, el fuego dentro de mí se calma un poco y agradezco eso para que Christine no lo noté, ahora estoy con mis dos amores, al fin puedo abrazarlas y estar a su lado, sujetar sus manos y ellas de nuevo pueden volver a tener refugio bajo mis brazos.

Llegué aquí con la intención de recuperar lo que es mío, a ella que la considero mía, pero me encontré con un intruso robando lentamente a la flor que me pertenece. Y eso, eso no se quedará así.

Atrapada en mi mundoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora