Al igual que el capitulo anterior dejo estas aclaraciones:
■ Como la Señora Agreste hasta la fecha no tenemos su nombre real, me tome el atrevimiento de elegir un nombre para ella: Cathalina Foissar. Así que están informados, elegí un nombre y apellido de soltera.
■ Este fic es totalmente de mi imaginación, es decir que los escenarios, vestimentas y sucesos son inventados, tal vez algunas cosas que pueda investigar bien y plasmarlas, claro aferrandome a la investigación realizada.
■ Desclaimer: Miraculous Ladybug no es de mi propiedad es de Thomas Astruc yo solo tomo sus personajes prestados para el entretenimiento de mis lectores.
No los interrumpire así que nos vemos al final.
□■■■□■■■□■■■□■■■□■■■□■■■□■■■□Cathalina miraba la puerta con gran ansiedad, aún pensaba como había aceptado hacer tal tontería, pero de alguna manera se sentía algo feliz, de saber que el rey vendría, ese rey tan autoritario y molestó había causado en ellas sensaciones inimaginables, pero no quería aceptarlo, si su encuentro hubiera sido diferente, donde el no fuera el rey y estuviera casado, tal vez habría aceptado sus sentimientos. La infusión que la señora Luz le había ofrecido la tenía más calmada, pero los nerviosismo seguía presente ¿Qué haría cuando el rey entrará a su habitación? Esa pregunta la carcomia. La chica acarició su pequeño vientre que estaba haciéndose notar, por la pequeña protuberancia en su zona pelvica, la puerta de la habitación se abrió dejando ver al rey que no podía dejar de admirar a la bella mujer en la habitación, su largo cabello rubio colgaba en su espalda con delicadas ondas, el camisón de seda blanco, mostraba algo de su bello cuerpo, pero lo que había emocionado al rey era ver como su amada acariciaba con amor y delicadeza su vientre, con cuidado cerró la puerta y sigilosamente se acercó, abrazando su pequeña cientura, el rey sintió el estremecimiento de ella al estar en sus brazos.
-Soy yo My Lady- susurró en su oído- Lamentó la demora, espere que mi madre estuviera dormida- la giró- Cathalina no sabes lo feliz que haces con este hijo- dijo el rey colocando su mano en el vientre de la mujer.
-Gracias su Majestad- agradeció Cathalina.
-Llámame Gabriel, como aquella noche- susurró el soberano causando un gran sonrojó a la dama.
-Gabriel aléjate y hablemos - pidió Cathalina.
-¿Qué pasa?- preguntó apartándose.
-No debería decirte esto, pero creo que me gustas- la cara del rey asomó una sonrisa- No te emociones, sabes que lo nuestro no puede ser, eres el rey y estás casado con una maravillosa mujer. Después de todos los acontecimientos que pasaron, debería odiarte, pero al ver como la reina te tomaba de las manos y te informó sobre su estado, me sentí muy mal- la rubia lo miró a los ojos- Me gustaba tus molestas visitas, no negaré que me gustaron algunos regalos y otra cosa- tomó su mano y la depósito en su pequeña protuberancia que había en su pelvis- Me gustó estar en tus brazos, aunque traté de odiarte y odiarme por eso, pero no pude, pero no negaré que aún tengo vergüenza por ello, pero ese día me diste a la razón de mi vida- colocó su mano juntó a la de él- Mi pequeño hijo, de todas las cosas que me diste, esta es la única que nunca regresaré- concluyó la chica.
-Me haces el hombre más feliz del mundo con tus palabras Cathalina- el rey inclinó su rostro uniendo sus labios con los rosados de ella, primero unos simples toques inocentes, para dejarlos casi fijos en una fogoso y apasionante beso, retiró la mano de su vientre y rodeó su cintura con este apegandola a su cuerpo y con su otra mano reposó en su nuca, donde presionaba para mantenerlos Unidos y profundizar el beso que luego de tanto tiempo estaba esperando, con dificultad se separó mirando su sonrojado y jadeante rostro- Tu dices que lo nuestro no es posible, pero yo digo que si, Cathalina no amo a Nathalie, te amo a ti princesa- con su pulgar acarició sus dulces labios- Conmigo no te va a faltar nada, nuestro hijo y tú tendrán lo mejor y por supuesto me tendrán a mí, quiero críar a este niño junto con sus hermanos a tú lado, Nathalie tendrá que aceptarte y respetarte, no dejará ir a la mujer que amo por un tonto acuerdo político entre dos reinos- dijo Gabriel.
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La Amante Del Rey
RandomGabriel Agreste sabía que desde el momento en que sus miradas se encontraron en la calidez de la panadería más conocida de su reino, sabía que esa mujer era el amor de su vida. Pero las cosas no podían pasar en su curso normal, más siendo el r...