Vito Astori a duras penas podía mantener el teléfono junto a su oreja, sabía que la llamada no se había cortado, pero hacía rato que ya no escuchaba realmente lo que su hermano menor, Luca, decía.
Había dicho que iba a casarse, y hasta ahí todo había marchado bien, se había puesto feliz por su hermano, porque había encontrado el amor. Entonces se había puesto a hablar de los hermosa y sexy que era Ana, su prometida, y todo su humor había desaparecido de su sistema. Sabía quién era Ana. Anastasia, la secretaria de su hermano. La había conocido como hacía seis meses, la había invitado a cenar, por Dios! si hasta la había besado! y entonces había recibido la llamada de su hermana, en Los Ángeles, diciendo que tenía una enfermedad terminal y quería pasar el tiempo que le quedaba en su amada Londres. Ahora Luca hablaba de sexo oral... no quería pensar en Anastasia y sexo oral, estaba empezando a excitarse con la prometida de su hermano. No había podido negarse, amaba a su hermana, así que se disculpó con la hermosa muchacha y se fue. Si bien su hermano, y su secretaria vivían en Londres, él no había vuelto a ver a la chica. Toda su atención estuvo puesta en su hermana enferma y en su pequeño hijo de 4 meses, Matteo. El padre del niño había desaparecido en cuanto su hermana se enteró que estaba embarazada, así que, 4 meses después de eso, cuando su hermana falleció, él tuvo la tutoría del pequeño. Y esa había sido la última vez que vió a la chica de cabellos negros como la noche, ojos miel y una piel tan blanca como la nieve. Recordó con una nostálgica sonrisa que él la había llamado Blancanieves, y esa había sido la primera vez que había visto color en sus mejillas, un intenso rojo que sólo la hacía más adorable. Decía que la había atado a la cama?! Estaba en el velorio de su hermana, que había pedido como último deseo ser sepultada en la bóveda de la familia de su madre, en Londres, abrazaba y consolaba a su hermano. Luego de eso, cuando servicios sociales le había entregado a su sobrino, volvió a Livorno, en la Toscana de Italia, donde se encontraba el viñedo familiar y su hogar. Amaba sus tierras, así que había decidido instalarse allí y manejar el negocio familiar, no así Luca, que había estudiado derecho y se había instalado en Londres, donde había conocido a su secretaria y actual prometida, Anastasia.
-Vito, estas ahí?
-Qué?
-Me oyes?
-Lo siento, qué decías?
-Te preguntaba si recuerdas a Anastasia...
-Si!..Claro... Te felicito, Luca. No olvides enviar la invitación!- dijo riendo un poco para relajarse, aunque en realidad no quisiera saber nada con aquello. Algo no le cuadraba, la chica conocía a su hermano hacía por lo menos tres años, y nunca habían salido. Entonces cuando él la conoce y le cuenta que lleva el negocio de la familia, se compromete con su hermano. Ahora estaba pensando que quizá se aprovechó de la debilidad de Luca luego de la muerte de su hermana para acercarse a él y hacerle creer que la amaba y ella a él. Algo no estaba bien, pero no iba a decírselo a su hermano, tendría que contratar a alguien que investigara un poco.
-No oíste nada de lo que dije?
-Vas a casarte...
-Si! pero acabo de decirte que Anastasia irá al viñedo a organizar la boda, que es ahí donde queremos casarnos. No debes preocuparte por nada, sólo la alojarás, ella tiene carta blanca para hacer todo lo que desee. Confío en ella. Supongo que de 6 a 8 semana me caso! Serás mi padrino, verdad?
-Claro-susurró. Su pecho dolía, pero no podía explicar por qué.
-Bien! Anas llegará en un par de días, supongo que se quedará hasta el día de la boda allí. Esa mujer si que es increíble... no se que haría sin ella.
Cuando terminó la llamada, Vito fue a ver a su pequeño sobrino. Matteo dormía plácidamente, ajeno a todo lo que había pasado a su alrededor. Agradecía que él fuera tan pequeño como para sufrir la pérdida de su madre, aunque si se notaba que tenía la necesidad del cariño materno. Tendría que pensar en contratar una niñera que cumpliera el papel de madre, era eso o casarse. Y él no iba a pasar por el altar por nada del mundo. Si alguna vez aquella idea se había cruzado por su cabeza, definitivamente la había descartado después de saber de lo que eran capáz las mujeres por dinero. Nadie iba a sacarle de la cabeza que Anastasia Clayton estaba por casarse con su hermano por otra cosa que no fuera dinero. Y si realmente no fuera así, bueno, tenía de 6 a 8 semanas para salir de dudas.
Matteo eligió ese momento para abrir sus pequeños ojitos verdes, herencia de la familia Astori, estiró su pequeño cuerpito y levantó las manos hacia Vito para que lo sacara de la cama. Él lo miró sonriendo, ese niño tenía su corazón en sus manos, no dudaba que iba a hacer todo lo posible por cumplir la promesa que le había hecho a su hermana en su lecho de muerte. Cuidaría a su hijo como si fuera propio, nunca le faltaría nada, pero por sobre todas las cosas, jamás le faltaría amor. Recordó que también le había prometido que Matteo tendría una madre, así que por más negado que estuviera iba a tener que casarse... pero para eso tenía tiempo, el niño sólo tenía 10 meses, así que no tenía aún conciencia de lo que era una madre, y eso a él le daba espacio suficiente para pensar lo que haría.
Su sobrino hizo un puchero para luego soltar un grito desgarrador de angustia por la demora de su tío a sacarlo de la cuna, rápidamente Vito lo tomó en brazos.
-Hey! creo que no era necesario tanto escándalo, no te parece?-dijo sobando suavemente su espalda.-Vamos, ya es hora de tu biberón.
Bajó las escaleras y se dirigió a la cocina, buscó la leche en polvo, y el agua con la que preparaba la mezcla, una vez que estuvo hecha, la dejó enfriando.
-Tu otro tío va a casarse, sabes?- habló con el pequeño mientras la leche se enfriaba.- En algún momento yo había pensado en ella para que sea la madre que tu madre me pidió. Pero ya ves que todas las mujeres son iguales... cuando me distancié de ella para estar con ustedes, ella se fue a los brazos de Luca. Y ahora vendrá a organizar la boda- Matteo golpeó suavemente su cara con su pequeña manito.- No puedo pegarle! Cómo crees? A las mujeres sólo se las toca para hacerlas sentir mejor, pequeño, eso debes aprenderlo. Cuando están tristes las abrazas, y cuando están felices... bueno... las pones más felices... pero aún eres muy pequeño para que te lo explique. Por ahora, sólo debes saber que se las toca así- dijo agarrando su pequeña manito y haciendo que acaricie su mejilla lentamente.- Entiendes?- el niño sonrió dejando a la vista dos pequeños dientes en la encía inferior.- Por qué le prometí a Fiama que me casaría? Estamos mejor solos, no crees? Haciendo vida de solteros.
Cuando la leche estuvo fría le entregó al biberón al pequeño y subió a su habitación para jugar un rato.
Era un excelente padre para Matteo, el niño siempre estaba por encima de todo, y luego, si tenía tiempo se dedicaba a trabajar. No había mucho para hacer en esa época, aproximadamente 3 o 4 semanas después iba a empezar la nueva siembra, y ahí si que iba a estar ocupado controlando que todo se hiciera de la manera correcta, las plantas iban a tardar de 2 a 3 años en dar la primera cosecha. Pero por ahora, su pequeño era su mayor y única prioridad.
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Catando el amor
RomanceLa vida del italiano Vito Astori da un giro cuando su hermana fallece, dejándolo a cargo de su pequeño sobrino. Pero todo empeora cuando su hermano, Luca, le cuenta que va a casarse... con la mujer que él ama.