Anastasia repasaba una y otra vez la lista para no olvidarse nada. Iba a pasar más de un mes lejos de su casa, así que no podía darse el lujo de olvidar nada importante. Era demasiado organizada, así que después de repasar todo tres veces, cerró la maleta, apagó las luces, y salió al encuentro de Luca, que la acompañaría al aeropuerto.
-Hey! justo a tiempo! Me da miedo que seas tan puntual.
-Yo detesto que tu no lo seas.
-Paz!
-Voy a meterte tu paz por donde no te dé el sol!
-Gracias por hacer esto... sé que es difícil estar lejos tanto tiempo.- ella sólo sonrió.
Hicieron el camino al aeropuerto en silencio, escuchando una suave música clásica, llegaron justo a tiempo para registrarse y abordar el avión, así que no esperaron tanto tiempo.
-Estarás bien. Verás que Vito será amable contigo.
-Si... seguro que si- dijo pensando en el apuesto hermano de Luca.
-Anas... sabes lo importante que eres para mí, no? que te quiero...
-Lo sé... también te quiero, y eres importante para mí. Aunque tú sólo lo digas porque mantengo tu vida organizada.
-No es así! enserio te quiero pequeña!- dijo depositando un beso en su frente, no le fue difícil, debido a la baja estatura de ella. Se abrazaron y ella le entregó el pasaje al policía que hacía el control.
Una vez acomodada en su asiento y con el cinturón de seguridad abrochado, dejo vagar a su mente hacia lo que estaba por venir. Pasaría más de un mes viviendo en la misma casa que Vito. El hombre del que se había enamorado perdidamente en una sola noche, un hombre al que le había importado tan poco que jamás se volvió a comunicar con ella. Y la frutilla del postre era que estaría planeando una boda con la que no estaba de acuerdo. Pero ya nada podía hacer con eso. Cerró los ojos y trato de dormir lo que duraba el vuelo. Serían semanas difíciles las que se aproximaban, pero no imaginaba cuanto.
***
Cuando el avión aterrizó, demoró bastante en encontrar sus valijas. Para cuando salió ya había pasado por lo menos una hora, y había una enorme fila para tomarse un taxi, estaba sudada a pesar del frío que todavía hacía en esa época de año. Estaban en invierno, aunque este estaba llegando a su fin, dando lugar a una primavera que prometía unas muy agradables temperaturas. Luca había dicho que quería casarse en primavera, así que no podía perder el tiempo, dijo que allí encontraría todo lo que necesitaba, pastelerías, florerías, catering, decoración, todo.
Maldijo bajo porque la gente seguía acumulándose y ella parada como una estúpida. Se agachó para tomar sus valijas.
-Mucha gente, verdad?- dijo una voz grave a su lado, una voz que conocía muy bien y le erizaba el vello. Se giró para enfrentarlo y se encontró con Vito, y a Matteo en sus brazos.
-Luca no me dijo que vendrías por mí.
-No le dije que vendría por ti. No sabía si podría y no quería comprometerme o dejarte plantada.- a Anastasia le agradó aquella sorpresa, le sonrió y centró su atención en el pequeño que tenía en brazos.
-Cambio! tu llevas mis maletas y yo me encargo de esta preciosura!- dijo tomando al niño sin permiso. Vito sonrió con ternura cuando vio que su sobrino también caía en las redes de aquella mujer, no esperaba que su corazón latiera tan aprisa cuando volviera a verla, pero así había sido. Tendría que serenarse si no quería arruinar todo con la prometida de su hermano.- Tú debes ser Matteo, verdad? Dijeron que eras guapo, pero Dios! se quedaron cortos! debes ser todo un rompecorazones, verdad, pequeño?- el bebé intentó morder su nariz y ella soltó una risa cantarina que a Vito le calentó el corazón.- Creo que a tu edad deberías estar tomando leche y alguna papilla... nadie me dijo que serías un caníbal!- hizo cosquillas en su pancita y Matteo soltó una carcajada, luego apoyó la cabecita en el hombro de la joven.
-Vamos antes de que se acumulen los autos para salir.- dijo Vito sonriendo, debería haber sabido que ella se llevaría tan bien con su sobrino, después de todo era en ella en quien había pensado para que fuera su madre. Aunque ahora ya no podría serlo, tendría una tía con la que se llevaría bien.
-Puedo?- dijo sacando un pendrive de la cartera cuando estuvo arriba del auto.
-Claro- Vito encendió el estéreo y ella lo insertó. Girls just wanna have fun de Cyndi Lauper inundó el vehículo y ella la cantó a todo pulmón para diversión de Vito y Matteo, que reía feliz y aplaudía en la sillita para bebes del asiento trasero.
-Odio la maldita música clásica de tu hermano. Me duermo.- Vito rió.
-Pero deben tener cosas en común, no?
-Si... supongo que si... sino yo no estaría aquí, no? lo habría dejado hace mucho tiempo. Supongo que encontró un huequito en mi corazón y se instaló...- Vito sólo asintió, no le gustaba escuchar que su hermano tenía un lugar en el corazón de la joven y él no.- con música clásica y todo- agregó riendo.
Cuando se dió cuenta que Matteo comenzaba a dormirse, apagó la música, él la miró extrañado.
-No me molesta la música.
-Lo sé, gracias. Pero Matteo está comenzando a dormirse.
-No lo había notado, gracias- sonrió con dulzura. La verdad era que él no había esperado que ella fuera tan amable y considerada con su sobrino.
Cuando llegaron, él bajó las maletas de auto y las dejó a un costado, luego abrió la puerta trasera del auto y desabrochó al niño. Anastasia se acercó para tomarlas pero él la detuvo.
-Yo las llevo. Crees que puedas llevarlo a la cuna? Yo te guío.
-Claro!- tomó al bebé en brazos y tapó su carita con la mano para que el sol no le molestara.
-Por aquí.- subieron las escaleras y entraron a la segunda habitación de la derecha. La habitación estaba adornada con colores verdes y en las paredes había pintados animalitos de la selva y en el techo nubes, era realmente hermosa. Acostó al niño y se unió a Vito que la esperaba en el pasillo con sus maletas.
-Es hermoso este lugar- dijo en un susurro para no despertar al niño.
-Lo es. Un día te llevaré a recorrer los campos de vid, son algo increíble, al menos para mí.
-Imagino que si, cuando es lo que te apasiona. Me encantaría conocerlos.
-Esta será tu habitación, Ana- dijo abriendo un puerta enfrente a la de Matteo. Vito notó que ella se tensaba, no sabía que había hecho mal.
-No me llames así- dijo con voz dura- por favor- terminó más suave.
-Lo siento.- masculló él, pensando que ella no quería que la tratara con más familiaridad. Iban a ser cuñados y él no podía usar un apodo.
-No me gusta, ni Ana ni Anas, como me llama tu hermano. Prefiero Tasia, o Tas. O simplemente Anastasia. Como prefieras.
-Si te molesta por qué no se lo dices?
-Por qué crees que me llama así?-dijo con sorna
-Bien, me gusta más, Tasia o Tas. Son raros- sonrió Vito.
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Catando el amor
RomanceLa vida del italiano Vito Astori da un giro cuando su hermana fallece, dejándolo a cargo de su pequeño sobrino. Pero todo empeora cuando su hermano, Luca, le cuenta que va a casarse... con la mujer que él ama.