Capítulo 4

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Cuando a la mañana siguiente Tasia bajó las escaleras, se encontró con Vito, con Matteo en sus brazos, preparados como para salir.

-Buen día!

-Buen día, Tasia.

-Pasarán un día de chicos?- dijo graciosa mirando el bolso con pañales al hombro de Vito.

-Ya quisiera... le toca vacuna-dijo en un susurro como si el pequeño pudiera entenderlo y largarse a llorar.

-Oh! pobrecito! Pero tú eres un niño fuerte!- dijo pellizcando su mejilla. Él en respuesta le estiró los brazos y Vito se movió para que ella lo alzara.

-Tienes mucho que hacer para la boda hoy?- ella puso cara de fastidio.- Quieres acompañarnos?

-Me encantaría ir con ustedes... de paso podría ver algunas flores... es lo primero que quiero tachar. Tienes tiempo para que me cambie?

-Con lo que tardan las mujeres en arreglarse, lo mejor sería sacar turno para mañana!

-Ese fue un comentario machista!

-Tú anoche hiciste uno feminista. Sólo me estoy vengando.

-Creí que habías cobrado tu venganza cuando me asustaste viendo la película.- él soltó una carcajada.

-Tienes razón, lo siento. Hay tiempo, las vacunas no las ponen con turno. Es por orden de llegada. Así que, tranquila.

Quince minutos después, Tasia bajaba lista para salir. Vito no podía dejar de mirarla, y arrepentirse por no haberse comunicado nuevamente con ella. Si lo hubiera hecho, tal vez ella estaría en ese momento planeando la boda de ambos y no la suya con su hermano.

-Desayunamos después, está bien?- dijo Vito cuando entraban al sanatorio. Y con sorna agregó- Con lo que tardaste tal vez almorcemos!

-Ja! Te crees gracioso, pero sabes que te sorprendiste cuando te diste cuenta que había quedado hermosa con muy poco tiempo!

-Eso no es muy dificil para tí. Ya eres hermosa. Cualquier arapo te quedaría bien.- ella en respuesta sólo se sonrojó. Vito anotó a Matteo para la vacuna y se sentaron en la sala de espera.

-Astori, Matteo.

-Nosotros- dijo Tasia, y se levantó de la silla. Vito la siguió con el niño en brazos hasta el consultorio.

-Acuéstelo en la camilla y mantenga su bracito quieto.- Vito hizo lo que le indicaron y luego de que la enfermera tuvo todo preparado, le aplicó la vacuna. En ese momento, la habitación se llenó con el llanto del bebé, que inmediatamente fue consolado por Vito, que lo abrazaba y sobaba su espalda con su mano. Matteo no se conformó con aquel gesto tierno, y lloró más fuerte, estirando los brazos hacia Tasia, que tenía los ojos llenos de lágrimas. Ella no pidió permiso y arrancó al niño de los brazos de su tío para abrazarlo y acunarlo contra su pecho.

-Los varones son siempre más mameros.-dijo sonriendo la enfermera.- no se sienta mal, cuando tengan una hija verá que prefiere sus brazos.- le dijo a Vito. Ninguno de los dos la sacó de su error. Por un breve momento se permitieron creer que eran una pareja con un hijo. Una familia.

Desayunaron en un café cerca del sanatorio, Matteo comió con ganas y alegría luego del mal momento que había pasado, ambos adultos estaban pendiente de que el niño tuviera todo lo que quería, temiendo que pudiera llorar nuevamente. Luego de eso, Vito la llevo a una florería en la que encargaría los centros de mesa y la decoración de la glorieta que había en el viñedo.

-Serían 15 centros de mesa, el ramo, más la decoración de la glorieta y el pasillo al altar.- se giró para mirar a Vito.- La glorieta es blanca o madera?

-Madera. Pero puede pintarse si así lo deseas.- Aunque no fuera con él, haría lo posible porque Tas tuviera la boda de sus sueños, así tuviera que dejar la casa patas para arriba si a ella le gustaba más.

-No. Definitivamente, madera quedará más lindo.

-Puede dar una vuelta para ver las flores y me dice cuales quiere.-dijo la chica que estaba atendiendo el lugar.

-Gracias.

Caminaron despacio entre decenas y decenas de flores de todos los tipos y colores. Se detuvo ante unos lirios rosas y tocó con delicadeza sus pétalos. Vito, que iba detrás de ella cuidando que Matteo no tirara nada, se quedó embelesado con su sonrisa. Descubrió en ese momento que ella amaba los lirios. Tanto con él la amaba a ella.

-Lirios, entonces?- dijo dando por hecho que ella eligiría esas flores para la decoración.

-No. Llevaremos rosas. Son lo más clásico, no?

-Si, pero no son lo que te gusta...

-No importa lo que me guste. Cuando yo tenga mi jardín plantaré lirios. Para esta boda serán rosas. Si tu hermano se porta bien conmigo, sino compraré orquídeas!

Habiendo elegido las flores, prometió avisarle con dos semanas de anticipación a la boda para que tuvieran todo listo, dado que aún no había un fecha establecida.

Como se les había hecho tarde, almorzaron en un lugar cerca de la florería, y luego de un corto paseo, cuando Matteo comenzaba a dormirse, volvieron a la casa.

Vito acostó al niño en su cuna y se fue a recorrer el viñedo. Tasia, por su lado, busco en una página de internet diferentes modelos de invitaciones para la boda.

***

-Cocinas pizza, Vito?- él levantó la mirada de su plato de carne con verduras y la clavó en su ojos.

-Si, por qué?

-Por nada...- la miró un momento.

-Te gusta la pizza, Tasia?

-Si, por qué?- dijo siguiendo el juego.

-Por nada...

-No haces esa pregunta por nada!

-Tú tampoco!

-No es lo mismo!

-Claro que si!- ella bufó.

-Bien! me encanta la pizza... y si tu cocinas pizza, me gustaría probarla...-dijo azorada.

-No voy a pecar de falsa modestia. Hago las mejores pizzas de Italia!

-Cuidado con los que dices! Amo la pizza más que a mis zapatos! Yo seré quien decida si eres el mejor.

Matteo no había querido comer mucho y estaba medio incordioso, así que esa noche se fueron a acostar temprano.

No sabía que hora era cuando un llanto la despertó. Se levantó de un salto y fue a la habitación en la que Matteo dormía. Entró y lo sacó de la cuna. Besó su cabecita y se percató de que tenía fiebre.

Vito sabía que Tasia iba a levantarse a ver al niño que lloraba, así que no podía salir sólo con ropa interior. Cuando se puso el pantalón y fue a ver a su sobrino, este ya estaba en brazos de Tasia, que besaba su cabeza.

-Tiene fiebre, Vito. Tienes algún antitérmico?

-Voy a cambiarme y lo llevamos al hospital.- dijo dando la vuelta.

-No es necesario, Vito. Sólo tiene fiebre por la vacuna de hoy, es normal. Sería imprudente sacarlo a estas horas de la casa con el frío que hace.

-Cómo sabes eso?

-Lo dice el papelito que nos dió hoy la enfermera. Allí dice la dosis del antitérmico para su peso.- Vito lo revisó y bajo a la cocina por el remedio. Agradecía tener allí a Tas, él no habría sabido qué hacer. Se hubiera vuelto loco.

Después de tomar el medicamento y ser acunado por Tasia, que no quería soltar al niño, Matteo se durmió. Ella miró con resentimiento la cuna y Vito sonrió al ver la intenciones de Tas.

-Sabes que después no podré hacer que vuelva a dormir en su cuna, verdad?

-Y eso tiene mucha importancia para tí?- preguntó con inocencia.

-Ojalá te dé patadas.- dijo riendo y volviendo a su habitación. Habiendo recibido la aprobación de Vito para que el niño durmiera con ella, se lo llevó a su habitación y lo acomodó con almohadones en el lado opuesto al que ella se encontraba.

Catando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora