Capítulo 12

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Estaba dormida, y abrazaba la almohada de él como si fuera un salvavidas. Dejó el pote en la mesa de luz y se quitó la ropa, se acostó a su lado y acarició suavemente su mejilla, luego bajó la cabeza y la besó en los labios. Comenzó despacio, y cuando ella respondió a su beso, subió la intensidad. Ella rodeó su cuello con los brazos y se apretó contra él. Vito buscó el bajo del picardías rosa que llevaba ese día y se lo sacó por la cabeza. Ella gimió bajito, y él se separó para mirarla a los ojos. Era una diosa, sus ojos brillaban, tenía los labios hinchados y su cabello desparramado por toda la almohada.

-Traje el gelato. Estás lista para una noche dulce?

-Estoy lista para cualquier noche a tu lado.- Vito cerró los ojos saboreando sus palabras. Se estiró para tomar el pote de helado y le dió a probar una cucharada.-Mmmm...

-Puedo probar?- Tas asintió con una sonrisa y él volvió a besarla.

Tomó otra cucharada de helado y la acercó a su boca, cuando ella la abrió, él la alejo y dejó caer la crema sobre su cuello, que se dedicó a besar y chupar. El cuerpo de Tas estaba caliente, y cada vez que el helado tocaba su piel, su vello se erizaba. Vito siguió haciendo todo el recorrido por su cuerpo, hasta que ya no aguantó más y se posicionó sobre ella para penetrarla, Tas cerró los ojos ante la intrusión y jadeó cuando empezó a moverse. Apretó las piernas en su cintura cuando llegó al clímax, y él la siguió. Respiraban agitados, Vito la abrazaba con fuerza, tenía los ojos cerrados, soñando con una vida a su lado, con sus hijos...

-Cariño..? Creo que deberíamos darnos un baño, no crees?- la dulce voz de Anastasia lo llevó nuevamente a la realidad. La cruda realidad donde ella estaba a nada de casarse con su hermano. Apartó esos pensamientos de su mente.

-Creo que si...- Se levantó y fue a llenar la bañera. Regresó a la habitación minutos después y la cargó hasta el baño, donde la depositó suavemente en el agua caliente, luego se metió detrás de ella, haciendo que apoye la espalda en su pecho. Se quedaron unos minutos en silencio y luego Vito comenzó a frotarla con una esponja. Cuando estuvo conforme con el resultado, la ayudó a salir de la bañera y la envolvió en una toalla, acto seguido se colocó una él en la cadera.

Tas caminó hacia la puerta, y el corazón de Vito se aceleró. Ella finalmente había decidido que no quería pasar la noche con él. Se detuvo con el pomo en la mano y se giró a verlo con una sonrisa.

-Qué sucede?

-No quieres dormir aquí?

-Definitivamente no. No quiero dormir aquí.- respondió mirando con algo de asco la cama y arrugando la nariz, gesto que a Vito le parecía adorable.

-Yo... de acuerdo- dijo cabizbajo.

-Tú quieres dormir aquí, Vito?

-Dónde sino?

-Pensaba en que podríamos dormir en mi habitación... esas sábanas están todas pegajosas...- Vito se acercó a ella y la abrazó con fuerza para luego besarla con frenesí. La sujetó de los muslos y le hizo rodear su cadera con las piernas. Dejó su habitación y se metió en la de ella, dejándose caer en la cama para volver a hacerle el amor.

***

Vito no había podido conciliar el sueño, veía por la ventana que el sol estaba empezando a asomar. Tas tenía la cabeza apoyada en su pecho, un brazo agarrando con fuerza su abdomen y una pierna sobre las de él. Él dejaba suaves caricias en su pelo y espalda.

Luca no tardaría en llegar, así que él debería ir levantándose, por si a su hermano se le ocurría buscar a su prometida en cuanto llegara. Aún así no quería soltarla, le gustaba sentirla pegada a su cuerpo, abrazada como si dejara la vida en ello.

Catando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora