Capítulo 18

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Después de un rato, Tas apagó el televisor, y se quedó esperando que Vito volviera. De tanto esperar se quedó dormida.

Vito había cenado con Fabrizia y la había llevado a casa, la realidad era que la había invitado para sacarse a Annie de la cabeza. Luego se había ido a un bar, a pasar el tiempo. Decidió no ahogar sus penas en alcohol, podría volver a casa en un terrible estado y hacer algo todavía más terrible. No era como si no lo hubiese hecho ya, pero estaba totalmente decidido a no acercarse a Tas otra vez. Su hermano llegaba al otro día y dos días después se casaría.

Eran cerca de las 3:30 cuando entró a la casa, algo llamó su atención en el sillón de la sala. Cuando dirigió su mirada allí, se encontró con Annie hecha una bolita en el sillón, estaba dormida, su rostro tenía las huellas de las lágrimas que había derramado, no sabía por qué, pero estaba seguro de que era su culpa que ella hubiera llorado. La cargó y la llevó a su habitación, lo había hecho sin pensar, y había terminado en la habitación de él, en su cama.

Tener el cuerpo caliente de Tas, sólo cubierto por una fina tela, lo excitó como nunca. Se había prometido que no la tocaría, y cumpliría su promesa. Se desvistió y se metió bajo el chorro de agua fría.

Tasia se despertó con el ruido de la lluvia artificial, Vito había regresado, y la había llevado a su habitación, eso tenía que significar algo. Entró al baño y lo vio a través del vidrio esmerilado que rodeaba la ducha. Se quitó el camisón y se paró detrás de él. Puso las manos en su espalda y él se tensó un momento. Frotó y masajeó sus músculos, y llevó las manos al frente. Acarició su pecho y bajó por su abdomen, hasta encontrar su miembro, que tomó y masajeó de arriba a abajo. Vito soltó un gruñido y se giró con brusquedad para tenerla de frente. Agarró sus manos y las colocó sobre su cabeza, apoyadas a la pared, respiraba agitado.

-Fabrizia te dejó sin energías?- dijo con algo de amargura. Él tuvo la necesidad de hacerle entender que no se había acostado con la modelo. De hecho no podía acostarse con ninguna mujer que no fuera ella, porque una vez que probó su pasión, ya no existiría otra para él.

-No soy de esos hombres que descargan la calentura por una mujer en otra. Y aunque así fuera, tú me recargas.

La besó con exigencia al principio, y poco a poco, la intensidad del beso bajó, haciéndolo un beso suave, lleno de amor. La tomó por los muslos, la hizo rodear su cadera con las piernas y la apoyó contra la pared. Entró en ella despacio, y despacio se movió, haciendo del acto una tortura para ambos, la abrazaba fuerte como si ella fuera a escaparse de sus brazos, y era exactamente así como la sentía. Aprovechó que el agua caía sobre ellos y lloró, por ella, por él, por el futuro que nunca tendrían. Annie tomó su cara entre las manos y volvió a besarlo lentamente. Cuando ambos alcanzaron el clímax, Vito salió de la ducha con ella aún en brazos, la secó un poco y volvió a dejarla en la cama. Luca llegaría por la tarde, así que no corrían el riesgo de que los encontrara desnudos en la cama. Se acomodó a su lado y la abrazó por la cintura.

***

A la mañana siguiente, Vito se despertó antes que ella, el día anterior había contratado a una niñera para Matteo, y la chica no tardaría mucho en llegar. Le echó una última mirada a Tas y salió cerrando la puerta. Matteo aún dormía, siguió el camino hasta su despacho y se encerró para pensar un rato.

Tas se despertó y se encontró sola en la cama. Estaba desnuda, se levantó y buscó su camisón en el baño, pero no había nada. Como pudo, se tapó con una diminuta toalla y se fue a su habitación para buscar algo que ponerse. Cuando sacó su pantalón, algo se cayó de entre las telas.

Agarró el pequeño paquete y todo el color se fue de su rostro. No podía haber sido tan estúpida, cómo había podido olvidarse? Ahora si estaba en problemas. Debía hablar con Vito urgente. Se cambió rápido y bajó a la carrera las escaleras. Entró sin llamar al despacho, y se encontró a Vito mirando pensativo por la ventana. Cuando sintió que la puerta se abría, se dio la vuelta.

-Necesito hablar contigo...

-Estás bien?

-No...Si... No sé...

-Siéntate, Annie.- ella sonrió cuando escuchó el apodo que sólo él usaba para ella. Vito tomó de las manos a Annie y las sintió sudadas, Tas estaba nerviosa, podía notar que temblaba.- Qué sucede?

-Yo... no sé cómo pasó...

-Qué cosa?

-Cuando esta mañana agarre este pantalón para ponerme... yo....

-Tranquilízate, Annie. Qué fue lo que pasó?

-Encontré mis pastillas anticonceptivas...

-Y?

-Llevo días sin tomarla...- Vito se quedó duro.

-Cua...cuántos días?

-Desde el incendio...- las lágrimas rodaban por sus mejillas.

Vito no daba crédito a lo que estaba escuchando. Ella podía estar embarazada, de un hijo suyo, y estaba a punto de casarse con su hermano. Qué carajos iba a hacer ahora?

-Déjame pensar...- en ese momento se escuchó un llanto a través del monitor para bebés.

-Yo voy.- Tas salió disparada del despacho y subió a la habitación de Matteo. Mientras lo cambiaba, la niñera que Vito había contratado llegó, y luego de una pequeña entrevista la guió hasta la habitación del pequeño. Tas jugaba con él, y lo tomó en brazos cuando los vio llegar.

-Ella es Mirtha. Será la niñera de Matteo.- Tas lo apretó más contra su pecho.

-Yo puedo encargar de él hoy. Puede volver otro día...

-Deja que ella se encargue de él. Nosotros tenemos una conversación pendiente.- ella cerró los ojos y dejó a Matteo en brazos de la niñera, él automáticamente se puso a llorar y extendió los brazos hacia ella para que volviera a cargarlo, ella no se negó y volvió a tomarlo en brazos.

-Voy a calmarlo y bajo a hablar contigo. Lo prometo- dijo mirándolo a los ojos.

Vito se dio media vuelta murmurando algo acerca de lo malcriado que lo tenía. Tas se quedó un rato jugando con él, para que se acostumbre a la muchacha, en un momento escuchó que un vehículo se detenía y pudo ver que Luca bajaba, pero cuando fue a salir de la habitación, Matteo volvió a llorar y tuvo que quedarse.

Vito estaba nuevamente mirando por la venta a un punto fijo del patio trasero, aquel en el que había visto a Tas jugando con Matteo. La puerta se abrió y él se preparó para terminar la conversación con Anastasia sobre el posible embarazo. Pero cuando giró, a quien se encontró fue a su hermano, que sonreía radiante. El corazón se le cayó a los pies.

-L-Luca?

-Yo también te extrañé, hermano!

-No llegabas a la tarde?

-Llego en mal momento?

-No.

-Quise darles una sorpresa...

-Que bien...

-Tienes lo que te pedí?

-Qué cosa?

-El anillo, Vito- dijo con voz casada.

-Si...- lo buscó en el cajón y se lo entregó. Luca lo miró y levantó la vista con el ceño fruncido.

-Esto?

-Qué tiene?

-Es muy simple...

-Me pediste que comprara algo que me recordara a ella. Es blanco, simple, pequeño y hermoso. Como ella...

-Y el grabado?- dijo sonriendo.

-Me pareció un lindo detalle...

-Lo es.- cerró la pequeña cajita y se lo entregó de vuelta.- Ve.

-Qué?

-Que vayas a dárselo.

-Luca, sé que estoy un poco chapada a la antigua, pero creo que incluso hoy en día el novio debe entregar el anillo.

-Exacto- le guiño un ojo.

Vito iba a preguntar, pero una furiosa Anastasia irrumpió en la habitación. Vito se apresuró a guardar el anillo en el cajón.

-LUCA!

Catando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora