Epígolo

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Llevaban tres semanas de casados, al otro día Matteo cumpliría su primer año. La fiesta ya estaba organizada, esa noche llegarían los padres de ella y Luca, que vendría acompañado por la chica de la que le había hablado a Tas el día de su boda.

Pero ese día, cuando Vito llegó a su casa, encontró la casa sumida en un profundo silencio. Revisó las habitaciones en la planta superior, encontró a su hijo dormido, revisó su habitación y la encontró vacía. Bajó a ver en la cocina y la sala, pasó por su despacho, y como al resto, lo encontró vacío. En un momento empezó a desesperarse. Salió corriendo al patio, rodeó la casa y la vió, sentada en el parque, mirando la nada. Se acercó despacio y pudo notar que una lágrima se deslizaba por su mejilla. Se acercó y se sentó a su lado. Ella lo miró y sonrió de lado.

-Qué sucede?

-Nada...

-Habla conmigo, amore.

-Yo... estoy embarazada, Vito.

-Eso es fantástico, cariño!

-Lo es?

-Claro que si! Ya lo habíamos hablado, o no?

-Si... pero...

-Cuál es el problema?

-Tengo miedo...

-De qué?

-De no poder hacerlo...

-Cómo puedes pensar eso? Haces un estupendo trabajo con Matteo!

-No es a eso a lo que temo... yo... tuve miedo de bajar las escaleras.- una nueva lágrima rodó por su mejilla.

-Oh! Cariño! No!- la abrazó fuerte.

-Y si le hago daño? Si hago algo mal, cómo puedo saber si le estoy haciendo daño, Vito?

Él sonrió y acarició su mejilla.

-Vamos a hacerlo juntos. Mírame a los ojos, cara.- ella lo miró- No voy a dejarte sola en ningún momento. Estaré a tu lado todo el tiempo.

-Si?

-Por supuesto!

Lo besó con urgencia y él la acostó suavemente sobre el césped, se apoyó sobre sus codos para no tirarle el peso encima a ella. Comenzó dejando besos en su mentón, luego bajó a su cuello y siguió su camino descendentes pasando por sus senos, cubiertos por la tela de una camisa, y terminó en su vientre, donde levantó la prenda para dejar un suave beso sobre la piel, dejó otro y otro más. Ella acarició su cabello.

-Hola bebita... Soy tu papá. Yo voy a cuidar de mami mientras estés ahí dentro, no hay nada de qué preocuparse. Y para cuando salgas voy a tener construida una torre donde te voy a encerrar para que ningún hombre se acerque a ti... está bien?

-Cómo sabes que será una niña?

-Lo será. Yo quiero mi niña! mi pequeña Blancanieves. Y recuerdas lo que dijo la enfermera?

-Qué va a preferirte a ti?

-Exacto!

-Y si es un niño? lo vas a querer igual?

-Por Supuesto que lo voy a querer! Amaré a cualquier hijo que tenga contigo, Annie! Pero entonces me veré obligado a buscar la niña!

-Que bueno! porque yo quiero otro niño... igual a ti y a Matteo.

-Lástima... será niña!

-Te amo, Vito.- dijo riendo

-Ti amo, Annie.

***

A la mañana siguiente, Anastasia se despertó con el llanto de Matteo, este era algo diferente al de todas las mañanas, podía notar más angustia. Ella se levantó rápido y corrió a su habitación.

-Ma-maaa- gritó él cuando la vio, y estiró los bracitos para que lo cargara.

-Qué sucede, pequeño?- besó su frente.- Tuviste una pesadilla?

Él solo lloraba y la abrazaba. Cuando se calmó, lo separó de su cuerpo y lo miró a la cara. Él sonrió, nuevamente era el mismo pequeño de cada mañana.

-Feliz cumpleaños, pequeño de mamá! Quieres que despertemos a papá para que te haga la leche?

-Pa-pa- respondió él.

Caminó con él en brazos hasta su habitación, donde Vito ya la esperaba sentada en la cama con una enorme sonrisa.

-Buongiorno!

-Buenos días! Mira quién quiere que le hagas la leche!- él sonrió, sabía que ella no había querido bajar con Matteo en brazos hasta la cocina, aún tenía miedo.

-El cumpleañero quiere que papá le haga la leche?- Abrazó al niño y le dejó un sonoro beso en la mejilla.- Feliz cumpleaños, hijo!

Bajó a hacer la leche sólo con el pantalón de su pijama, y se encontró a su hermano en la cocina.

-Buongiorno!

-Buongiorno- respondió Luca adormilado, levantó la cabeza y vio el torso desnudo de su hermano.- Dio, Vito! qué no puedes ponerte una camisa, o algo? no estás solo en la casa!

-Cuál es el problema, Luca?- dijo riendo- Todos somos familia...

-Mariela podría verte!

-Y...?

-Sólo ponte una camisa...

-No lo haré si no me dices por qué...

-Ya te lo dije... Mariela podría verte.

-Y eso es malo, porque...- Luca se quedó en silencio un rato mirándolo. Soltando un suspiro respondió rendido.

-Porque ella...tu... podrías gustarle...más que yo...

-Eso es una estupidez, Luca!

-No lo es!

-Si lo es..- dijo una dulce voz adormilada detrás de ellos. Luca se sonrojó.- Hola...

-Hola- saludó Vito con una sonrisa, ella no quitaba los ojos de Luca- Si me disculpan... sólo haré la leche para mi hijo y me iré.

-Lo siento...- dijo Luca avergonzado.

-No te disculpes... Nadie podría gustarme más que tú, Luca, porque yo te amo...

-Si? Quiero decir... empezamos tan mal, odiándonos tanto que yo creí...

-Te odiaba porque estabas comprometido, Luca, era la única manera de mantener ocultos mis sentimientos por ti.

-Te amo.

Vito subió a la carrera para contarle la conversación de su hermano con la chica a su esposa, y Tas se puso feliz por su mejor amigo.

Esa tarde festejaron el primer año de Matteo, habían alquilado un inflable del que Vito y Luca no se bajaron en toda la tarde jugando con el pequeño cumpleañero. Más tarde esa noche le dieron la noticia a la familia del embarazo y todos gritaron con júbilo.

A partir de ese día todo marcharía bien, porque los Astori ya no estaban solos. Ahora tenían una gran familia y a la mujer que amaban a su lado.

Catando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora