Capítulo 11

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Cerró la puerta despacio y bajó para encerrarse en su despacho. Ahora tenía dos opciones: la primera era emborracharse como lo había hecho noches atrás; y la segunda, hablar con su hermano.

Eligió la opción dos.

El teléfono sonaba, y él no paraba de pensar en cómo abordar las cosas, en cuál sería la mejor manera, o las mejores palabras para hacerlo. Ahora tenía algo claro. Ese no era un tema para hablarlo por teléfono, su hermano tendría que viajar a Italia para hablar.

-Hola?

-Hola, Luca!

-Vito?

-Si...

-Todo bien?

-Si... todo marcha de maravilla...

-Que bien...!- se hizo un incómodo silencio. Los hermanos Astori eran muy unidos, pero cuando había tensión, esta era palpable, incluso por teléfono.

-Luca... necesito que vengas...

-Seguro que todo está bien, Vito?

-Si... solo que necesito hablar contigo, pero no puedo hacerlo por teléfono. Crees que puedas estar aquí mañana a primera hora?

-Realmente estás asustándome, Vito.-"Si tú supieras", pensó- estaré allí mañana.

Colgó.

Tal vez esa fuera la última oportunidad que tenía de estar con la mujer que amaba, así que subió las escaleras y entró nuevamente a su habitación, Tas y Matteo estaban en la misma posición. Ambos dormían, Tas abrazaba al pequeño por la cintura y lo tenía pegado a su pecho. Ella podría haber hecho aquello mismo en su habitación, pero por alguna razón, había elegido la suya. Se quitó los zapatos y se acostó a su lado, dejando a Matteo en medio de ambos. No pudo dormir, pero pasó toda la media hora que ella durmió, mirándola. No había querido moverse para no despertarla, parecía un angel. Su pelo negro en total contraste con su blanca piel, y esos hermosos labios rosados y carnosos. Su pequeña manito sujetando a Matteo con tanta ternura. La paz que emanaba de ella... era perfecta. Y ahora entendía que debía luchar por ella, porque fuera feliz. Luca tenía que entender que estaba llevándose a la mujer más hermosa y maravillosa del mundo. Y si su hermano no estaba realmente enamorado, entonces él confesaría su amor. Ya estaba todo encaminado, sólo faltaban unas horas para que su hermano llegara.

Tas abrió los ojos despacio, parpadeó para acostumbrarse a la luz, y cuando pudo distinguir a quien tenía frente a ella, sonriendo con los ojos brillantes, se sonrojó. Vito rió bajito, para no despertar a su sobrino, levantó la mano y acarició su mejilla.

-Buon pomeriggio, bella.

-Qué?

-Buenas tardes, hermosa.

-Ahh... buon po-pome...qué?

-Pomeriggio

-Buon pomeriggio, bello.-él sonrió y la besó.

-Dormiste bien?

-Si... no había sido mi intención quedarme dormida. Estaba jugando con Matteo y ambos nos dormimos.

-Sabes que lo malcrías mucho, verdad, cara?

-Es que me mira con esos ojitos verdes y me derrito...

-Tú me derrites a mi, y no me ves dándote todos los caprichos que quieres...

-Si lo haces, Vito.- dijo riendo.

-Claro que no!

-Pido pizzas, Vito cocina pizzas. Pido pasta, Vito cocina pasta. El otro día me hiciste un helado casero de frutillas a la reina, Vito!

-Me rindo...

-Ahora dime... qué puedo hacer yo por tí? qué capricho te puedo cumplir?

-Mmmm... estoy pensando en tu cuerpo desnudo con un poco de ese gelato encima... qué te parece?

-Me parece que escandalizaríamos a Matteo.- respondió socarrona.

-Esta noche no vas a escaparte de mí! Voy a tenerte a mi merced- se colocó con cuidado sobre ella, tratando de no despertar al pequeño.- voy... a... hacerte... gritar... mi... nombre... toda... la... noche- dijo intercalando besos y palabras.

Tas tenía los ojos cerrados y sonreía.

-Mmmm... y cómo piensas hacerlo?- se estiró contra él como un dulce gatito.

-Mierda, cariño! deja de moverte así, o no podré aguantar hasta la noche!

-Y si no quiero esperar a la noche?... no puedes darme un adelanto? aunque sea sin gelato?

-Voy a llevar a Matteo a su cuna.- tomó al niño en brazos con delicadeza y lo llevó a su habitación, lo acostó en la cuna y se giró para volver a su habitación y hacerle el amor a Tas. Pero su sobrino tenía otros planes, y en ese momento soltó un llanto desgarrador. Cuando se volvió a mirarlo, su sobrino estaba parado, agarrado de los barrotes de la cuna como si fuera un reo y tenía los ojos llenos de lágrimas. Caminó hasta él y lo tomó en brazos.

-Claro, como ya la tuviste para tí solo un rato, yo no puedo disfrutarla, verdad? Egoísta!- el niño rió y golpeó su cara.

Cuando Tas vio llegar a Vito con el bebé en brazos se carcajeó. Notaba que estaba enfurruñado. Matteo estiró los brazos para que ella lo cargara.

-Ven aquí, cariño!

-Voy a darme una ducha- dijo malhumorado. La miró a los ojos.- Fría.- agregó.

Tas se quedó jugando un rato más con el bebé, cuando Vito salió bajaron juntos a preparar la cena.

Ella se sentía feliz, le encantaba tener a Vito cerca. Habían hecho, o mejor dicho, Vito había hecho un pollo al horno con salsa y verduras. Tasia puso la mesa y se fue a hablar con sus padres. Los extrañaba, nunca habían pasado tanto tiempo separados, desde que estaba en el viñedo los había llamado al menos tres veces por semana. Nos les había hablado de Vito, la verdad era que sus padres adoraban a Luca desde el momento en lo habían conocido, y siempre habían soñado con que su única hija se casara con su jefe y mejor amigo, el gran abogado mediático Luca Astori.

-Hola?

-Mama! Cómo estás?

-Hija! Bien, y tú?

-Bien... cómo está papá?

-Él está bien cariño. Mientras moleste está bien... te extraña mucho...ambos lo hacemos...

-Yo también los extraño, mamá...

-Y cuándo regresas, cariño?

-No lo sé... ya falta poco para la boda, y supongo que después vuelvo...

-Eso está muy bien!

-Si.. mamá?... los quiero...

-Y nosotros a ti cariño.

-Debo irme... la comida ya estará lista...

-Te alimentas bien, cielo?

-Mejor que nunca! Adios! Dale muchos besos a papá!

Cuando bajó, Vito ya la esperaba con la comida en la mesa, ella se sentó a su lado y besó suavemente sus labios.

-Todo bien?

-Si... sólo hablaba con mis padres...- él sonrió y empezaron a comer.

Cuando terminaron, Tas se ocupó de Matteo y Vito se fue al despacho a terminar algunos papeles. Para cuando terminó con todo ya era bastante tarde, Tasia ya debía estar dormida, sin embargo fué a la cocina y tomó un poco de helado de frutillas. Cuando subió las escaleras no sabía donde debía buscarla, era cierto que ella había dormido en la habitación de él las últimas noches, pero siempre habían subido juntos, y él la había llevado allí para hacerle el amor. Decidió probar en su habitación, después de todo esa misma tarde ella había dormido allí con Matteo. Abrió la puerta despacio y la vió.

Catando el amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora