CAPÍTULO 13 (Parte 1)

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HyukJae miró con horror a cierto rubio tirado en la cama. La sangre brotaba de largas y profundas líneas del vientre de Ren, machando las sábanas y el suelo. El chico tenía los ojos cerrados y parecía no respirar, alarmando aun más al asustado líder. ¿Qué coños significaba eso?

A paso veloz, el castaño se acercó al rubio. Presionó ligeramente sus dedos en el cuello del chico para comprobar si tenía pulso... lo tenía, pero demasiado débil. Hyuk pudo notar que había mucha sangre, demasiada, tal vez el chico se estaba desangrando. Como pudo cargo a Ren, manchándose en el proceso la ropa, lo metió en su carro sin importarle si también se manchaba con la sangre de Ren, no iba a permitir que el joven muriera.

Pisando a fondo el acelerador, el líder se dirigió al hospital de Busan. Lo cargó de nuevo y exigió que lo atendieran. Al verlo las enfermeras, enseguida obedecieron. El mal carácter de HyukJae era bastante conocido en todo Busan. Inmediatamente metieron a emergencias al rubio. Hyuk quiso entrar para saber qué demonios le había pasado al chico, pero el doctor le pidió que sea paciente por una vez en su vida para hacerse cargo del rubio y darle la atención que tanto necesitaba.

Pasó una larga hora y HyukJae ya no cabía en él mismo. Un escalofrío recorrió su cuerpo cuando vio al doctor que estaba atendiendo a Ren salir con la bata blanca llena de sangre y una carpeta en mano.

-¿Familiares de Ren?

-¡Yo! Soy su amigo. ¿Cómo está él? –cuestionó Hyuk alterado.

-Hemos logrado estabilizarlo, ahora está fuera de peligro. Eso sí, perdió mucha sangre, por suerte su tipo de sangre no es tan difícil de conseguir y hemos logrado suministrarle toda la sangre que perdió. Las heridas, a pesar de que no llegaron a algún órgano y sólo dañaron su piel, fueron lo suficientemente profundas para que curen por si solas, así que tuve que costurarlas. La de su rostro no fue tan peligrosa como las de abdomen, aunque igual tuve que costurarla. En realidad, HyukJae, ¿Eres HyukJae, cierto?

-Sí.

-Lo que me preocupa de tu amigo no es su salud física, es su salud mental.

-¿Su salud mental? ¿Y eso por qué? –Hyuk pensó que el doctor confundía las cosas, tal vez pensaba que el chico se había mutilado él mismo o había intentado suicidarse. – ¡Él no se hizo esas heridas!

-No creo que él se haya hecho lo que tiene en el abdomen. Verás, HyukJae. Cuando limpié las heridas en su abdomen y terminé de costurarlas... digamos que... las cortadas en su cuerpo forman una palabra. 

-¿Una palabra? 

-Sí, además de la palabra, lo que me preocupa es el instrumento con el que lo hirieron. Cuando estuve limpiando su herida, quité varios rastros de metal oxidado. ¿Entiendes, verdad? Sea quien sea que haya herido a tu amigo, tenía todas las intenciones de hacer que sus heridas se infectaran. El cuchillo, navaja o lo que sea con qué lo hayan lastimado, estaba oxidado. –"Hijos de put*...", pensó rabioso el castaño.

HyukJae quedó en trance por unos momentos, ¿quién mie**a le había hecho eso a Ren? No le conocía ningún enemigo al rubio, a pesar de que solía creerse una reina y la octava maravilla de mundo, Ren era desde cierto modo querido por todos en Busan, no era un chico problemático como muchos otros. Entonces, ¿quién demonios le harían algo así?

-¿Qué palabra forman sus heridas?

El doctor vaciló por unos segundos. Bajó la mirada y con pena le habló a HyukJae. –"zorra", toda la palabra en mayúsculas y ocupando todo el abdomen de tu amigo.

HyukJae abrió los ojos ante la información que le dijo el doctor. No podía creerlo. Eso era grave, muy grave. Sabía que en todo Busan no había nadie más vanidoso que Ren, y el que le hayan marcado su cuerpo y encima le hayan escrito esa palabra tan vulgar... iba a traumarlo.

ALTOS Y BAJOS. La clase social no importa cuando el placer manda. [EUNHAE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora