CAPÍTULO FINAL ( Parte 1)

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-Hoy puedes regresar a tu hogar, Ren. ¿Estás feliz? –JungSoo había dado de alta al rubio después de un mes de estar curando sus heridas.

El joven había mostrado demasiadas mejorías, su comportamiento en el hospital había sido el adecuado y la mentalidad que había tenido los primeros días, donde su autoestima estaba por los suelos, había desaparecido prácticamente de un día a otro, algo demasiado extraño para JungSoo pero que igual agradeció mucho. El joven ya se veía lo suficientemente aceptable para regresar a su hogar.

-Muy contento, doctor. –Ren alzó la mirada hacia JungSoo y le sonrió.

-No olvides ponerte la crema que te receté, es para que las cicatrices en tu cuerpo vayan desapareciendo con el tiempo. ¿Está bien?

-Sí, no olvidaré usarla. Lo prometo.

-Bien. HyukJae te ha traído ropa esta mañana, toma.- el doctor le dio una bolsa. –me dijo que va a esperarte, está en la sala de espera.

-Gracias.

Ren tomó la bolsa y se dirigió al baño a cambiarse la ropa. Ya extrañaba su ropa, la estúpida bata del hospital era la cosa más horrible del mundo.

Se quitó la bata y miró su cuerpo desnudo en el espejo. Sus heridas ya habían cicatrizado, pero aun así tenía que seguir usando vendas para evitar una infección.
Una lagrima resbaló de sus ojos, esas malditas cicatrices podrían quitarse de su cuerpo pero no la que tenía en su corazón, no había ungüento alguno para sanar la herida tan profunda que había en su corazón.

Todas las semanas tuvo que aguantar ver a HyukJae y no gritarle en la cara la traición tan grande que había hecho al no decirle que DongHae era el culpable de sus heridas y de su sufrimiento. Esto no tenía perdón. Pero si quería ver a ese mocoso pijo más hundido de lo que él estaba, tenía que tener paciencia y ser un perfecto actor.

Odiaba a DongHae, ahora tenía más razón para querer verlo muerto.

Ren se limpió las lágrimas y se colocó la ropa. Salió de la habitación y se dirigió a la sala de espera. Ahí sentado en un sillón estaba HyukJae, tan guapo como siempre con sus clásicos vaqueros y un sport gris, leyendo una revista del hospital.

-Hola. –saludó el rubio. HyukJae alzó la vista y le sonrió a su compañero. El menor se perdió en hermoso rostro varonil del hombre, su mandíbula tan bien definida, sus jodidos ojos oscuros como la noche, su cabello con look despeinado le hacía ver tan rebelde, su piel blanca, sus músculos... maldito DongHae...

-Hola. –el líder se puso de pie y abrazó al chico. El corazón de Ren palpitó con emoción dentro de su pecho. -¿Nos vamos?

-Sí... -HyukJae era un hombre tan perfecto cuando no estaba gritando y amenazando a medio Busan. Pero ese hombre tenía dueño, y uno que se creía el gran culo. ¿Cómo podía soportar a ese pijo? ¡Joder!

HyukJae tomó la bolsa que cargaba Ren y salieron del hospital. En todo el camino el rubio estubo en silencio, incomodando a HyukJae. Pero simplemente no quería dirigirle una sola palabra. Sólo quería llegar a su casa y tomar las herramientas que iba necesitar para la noche.

Esta noche... ese hijo de put* que le había arruinado la vida iba a caer.



-Jajajaja Hae-Hae no tienes por qué decirme información de más... -RyeoWook se carcajeaba de las cosas tan sexosas que hablaba con su mejor amigo.

-¡No estoy diciendo mentiras! –dramatizó el rubio cargando sus bolsas de las tiendas del mall.- pero mi Hyukie tiene una polla, ¡Una polla! Que te hace sangrar el culo.

ALTOS Y BAJOS. La clase social no importa cuando el placer manda. [EUNHAE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora