KyuHyun estaba sentado en el rojo sillón individual desgastado de la sala de su casa, tomándose una cerveza y unas papas saladas. Estaba muy enojado con su primo. Trató de convencerlo de alejarse de HyukJae, ese hombre no era el príncipe azul de los cuentos de hadas que su tía le leía a DongHae. Ese hombre era más bien el villano de la historia. DongHae podría ser la tonta y riquilla princesa del cuento, sólo que él tenía pene. Se imaginó a su primo con un frondoso vestido rosa pastel... la idea no le gustó ni un poco.
Miró el reloj de pared, eran las seis y media de la tarde. Agarró el control de la televisión y la prendió. "Si el niño de HyukJae quería aprender por las malas, que así sea... ¡No! mie**a.", KyuHyun no quería que su primo aprendiera por las malas. Él no quería llamar a su tía en un mes y decirle que su preciado tesoro había tenido una sobredosis con crack. Tenía que buscar la manera de alejar al niño. ¡Pero el cabrón era más terco que una mula! Y más caprichoso y tonto que Paris Hilton.
Aunque KyuHyun quisiera ponerse en la puerta y bloquearla cuando llegara HyukJae por su primo, no iba a poder, porque a esa hora no iba estar ahí. Todos los martes de cada semana él iba de visita, exactamente a las 10:00 p.m. Él ya había encontrado la manera de colarse en el hospital sin que nadie lo viera, incluso el señor de limpieza le ayudaba a entrar a esas altas horas de la noche cuando no estaba permitida la hora de visita a los pacientes. KyuHyun lo visitaba cada martes. Él les decía a sus amigos que ya tenía casi seis meses sin verlo y que no le interesaba saber nada de él. Pero era mentira. Él más que nadie sabía que era una gran mentira. A pesar de la traición, KyuHyun seguía preocupándose por él y cada martes iba a visitarlo para ver su estado de salud. Ese pelinegro ya estaba muchísimo mejor, ya se veía con más vida, pero todavía no abría los ojos. Aun no despertaba del coma que había sufrido por la tremenda sobredosis.
KyuHyun salió de sus pensamientos, apagó la tela, ¡No estaban pasando ni una mie**a en ninguno de los canales! Tal vez tendría que poner la señal de paga... si tan sólo tuviera el dinero para pagarla. Se puso los audífonos, se acabó las papas y su cerveza. Se paro y fue de nuevo al refrigerador por una más. ¿Qué más importaba? Total que a media noche tenía que ir a los clubs de HyukJae a "trabajar", si se le podía decir que era trabajar el llevar el cargamento de droga y alcohol a todos los clubs cercanos de HyukJae.
Desde las tres de la tarde, DongHae ya tenía más que listas sus dos maletas. Las había llenado de tanta ropa como si se fuera a quedar una semana con HyukJae. Todo el santo día se la había pasado pensando en el castaño. Y en lo que le dijo su primo. ¿Sería verdad? Tal vez tendría que comprobarlo.
Su tía lavaba la ropa. La mujer estaba agotada y aun así tenía que hacer las labores domesticas incluso cuando KyuHyun le ayudaba en gran parte, a las ocho y media tenía que ir de nuevo a trabajar. DongHae sonrió al recordar el momento en el que su tía llegó y lo vio en su casa, la mujer casi se le tira y llena de besos al ver que su sobrino estaba sano y salvo. Por un momento pensó que su madre hubiera hecho lo mismo. Definitivamente eran hermanas.
A las cuatro de la tarde su madre le había marcado a su celular, preguntándole desde cómo había dormido hasta cómo había despertado. La mujer chilló de susto cuando Hae le dijo que la carne de puerco era deliciosa, por lo que la señora madre del pijo contraatacó dándole una larga lista de lo malo que era esa carne para su esbelto cuerpo. Hae se horrorizó. También le dijo que su tía le mandaba saludos y su madre, al igual que había dicho su tía, le dijo que le devolviera los saludos.
Ahora el niño estaba dándose una ducha, dormiría unas cuantas horas y después se prepararía para HyukJae. Salió del baño y se puso un short de licra y una ancha camisa blanca, suavecita que le llegaba casi a los muslos, de algodón. Se tiró en la cama, en realidad estaba muy acolchonada, abrazó unas cuantas almohadas junto con una sábana y se dispuso a dormir. Justo cuando Morfeo ya estaba llamándolo por la tarde, el celular sonó. Frunció el ceño, de seguro era el estúpido de SiWon molestándolo otra vez.
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ALTOS Y BAJOS. La clase social no importa cuando el placer manda. [EUNHAE]
أدب الهواةDos mundos completamente diferentes. Donghae un chico de 20 años vivía en un autentico reino. Y era dueño de una increíble belleza... y de un culo algo fácil. Cualquier hombre le bajaría la luna con tal de meterse entre sus piernas. Lee HyukJae e...