CAPÍTULO 12 (Parte 1)

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HyukJae miró con rabia a DongHae darle la espalda e irse con SiWon, ese jodido pelinegro que ya le había hecho explotar los huevos. Desvió la mirada y sintió lástima cuando vio a Ren tratar inútilmente de limpiarse la camisa manchada con café. DongHae se había pasado, y esto no se iba a quedar así. Odiaba a los niños de papi que se creían el gran culo, aunque Hae sí que lo era, sólo por el hecho de tener más dinero y poder tener el mundo a sus pies "con sólo mover un dedo, sin esforzarse ni mancharse un solo cabello", como había dicho DongHae. ¡Ay, le hervía el hígado por la bilis que estaba haciendo! ¡Cómo le cagaban esos mocosos mimados! Y más le enojaba el que Hae fuera uno de ellos. ¡put* mie**a!


Ren trataba de disimular sus leves sollozos, él en verdad había gastado sus pocos ahorros, o al menos lo poco que llevaba en la cartera, para comprar esa camisa. Hyuk más que nadie sabía el término "partirte la espalda como burro de carga" para conseguir dinero y comprar las cosas que quería, pues no siempre había ocupado el puesto que ahora tenía como líder de Busan. Ren, al igual que muchos de sus subordinados, se llevaban una buena cantidad de billetes por el trabajo que Hyuk les delegaba, pero ese dinero no les duraba teniendo en cuenta la miseria en la que se vivía en Busan, y tomando en cuenta que la mayoría se lo gastan en drogas, alcohol y put*, prácticamente le devolvían el dinero a HyukJae. Y los que no lo gastaban en vicios, como Ren, lo utilizaban para mantener a algún familiar. Todos en Busan sabían lo que significaba ganarte el pan de cada día, sin importar si el empleo era sucio como el que ofrecía HyukJae, pues sus propias vidas estaban en riesgo cada vez que llevaban mercancía, muchos habían muerto bajo el mandado de Hyuk solo por el hecho de querer tener un poco de dinero. Y eso era exactamente lo que le molestaba a Hyuk de DongHae.


Hae podía comprar veinte camisas de marca en una tienda, Ren apenas tenía para una.


Hae podía comer en los restaurants más lujosos, Ren apenas podía comprarse una hamburguesa en McDonald's.


Hae podía viajar a donde se le hinchen los huevos cuando quiera, Ren tenía que ahorra dinero para ir siquiera a Seúl.


Para Hae todo era fácil, para Ren no.


La actitud orgullosa, presumida y arrogante que Donghae le había mostrado a Ren había desatado a la jauría de perros rabiosos que vivían en HyukJae. Eso no se vale. Presumir lo que tienes frente a alguien que ha pasado por mucho, sin importar si esa persona te ha lastimado, no era justo.


Y sobre todo, que al decirle "gentuza", "rata callejera" o "basura pobre y arrastrada de los barrios bajos" también se lo estaba diciendo a él, porque él y Ren no eran tan diferentes: vivían en la misma ciudad, habían pasado por las mismas necesidades de pequeños, habían pasado frío y hambre muchas veces, así que él también era una gentuza, rata callejera y basura pobre y arrastrada de los barrios bajos. ¡Eso lo enojó aun más! Jodido mocoso.


Pero si había algo que había enloquecido de furia a HyukJae fueron esas palabras de "resulta que la anterior no tenía ni un centavo para ofrecerme, ni huevos para aceptar nuestra relación. Así que la boté como la basura que es y elegí algo más... delicioso". Nunca en su put* vida había sentido tantos celos ni tantas ganas de asesinar. Celos por ese mocoso que se creía una diva y ganas de asesinar, o más bien torturar, a ese hijo de put* de SiWon. Eso no iba a tolerarlo. Le iba a demostrar al niño que tal vez no era tan refinado como SiWon, ni tan educado como SiWon, tal vez no vestía tan apropiadamente como SiWon, ni mucho menos tenía el léxico tan educado ni buenos modales como SiWon, ¡Pero polla no le faltaba para darle una buena follada! ¡Era lo suficientemente hombre y tenía la polla lo suficientemente larga y gruesa para taladrarle el culo y hacer gemir a DongHae mucho más de lo que ese pijo pelinegro caga billetes podría lograr! Le había estado rogando al niño pero ya había llegado a su límite.

ALTOS Y BAJOS. La clase social no importa cuando el placer manda. [EUNHAE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora