Parte 2 - Conoce a la familia

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Los habitantes del pueblo, personas poco comunes, con ciertas actitudes que podrían resultar extrañas, definitivamente diferenciar entre quienes eran los "Entes" y quienes los habitantes del pueblo era realmente difícil, esto debido a que el paso del tiempo terminó por deteriorar a todos, o al menos a la gran mayoría, de los habitantes dándoles un aspecto que fácilmente podría ser confundido con el de un muerto en un avanzado estado de putrefacción, sin embargo, aquellos que aún conservan el estado de una persona "Común" son de los cuales se debe dudar más, puesto que los "Entes", según se rumoreaba, tenían la capacidad de imitar conductas, acciones e incluso voces humanas, sin embargo, en ellos, el deterioro de la piel y el cabello no afecta directamente al no ser un humano que crece, envejece y muere. Muchas personas incluso perdieron su cordura y racionalidad, el ver un hombre que se dedica a cortar o despellejar cuerpos de animales mutilando sus dedos sin sentir dolor alguno es ya cosa de la rutina, todos en el lugar parecen estar locos, pero ¿Como no estarlo? Presenciar tanta muerte, tanto dolor, tanta tristeza, tanta podredumbre junta debe acabar con la cordura de más de uno tarde o temprano. 

Familias enteras que solo buscan cosas como el poder o el dinero sin lugar a duda son las más enfermizas que se puede conocer, esto debido a que grandes o poderosos individuos de las familias son capaces de lo peor con tal de conseguir aquello que buscan, destacando los Sheperd's al ser quienes han cometido las mayores atrocidades a miembros de su propia familia.

Sin embargo, de quien se busca hablar es de una familia de poca relevancia, una la cual no posee grandes castillos, propiedades o una gran cantidad de dinero. Los Klein son una familia la cual no es la gran cosa, su residencia es una pequeña casa ubicada en las afueras de la ciudad principal, un poco cercana al llamado "Bosque de los susurros". Los miembros de la familia, el señor Victor Klein y Elizabeth Klein fueron los únicos en la familia en dar a luz a un primogénito que no murió durante el parto, pues los demás miembros de la familia perdían a sus hijos en cuanto estos eran entregados a sus madres. La suerte le sonrió a ellos, pues pudieron mantener vivo a su hijo, un chico al cual bautizaron como Ethan, el cual mostró un claro apego a la vida, pues de una gran cantidad de bebés que la familia Klein trató de engendrar, el fue el único capaz de lograrlo.

La familia Klein terminó dejando a Víctor y Elizabeth como los únicos que quedaban, pues los padres de estos murieron y los demás miembros de su familia habían desaparecido en circunstancias misteriosas, ya solo quedaban ellos.

En la ciudad, el estudio era algo que no indispensable, pues la mayoría solo adoptaban el negocio familiar como medio para sobrevivir, aquellos que se dedicaron a la medicina u otros campos que involucren un gran conocimiento fueron solamente las grandes familias, aquellas que tuvieron los recursos para poder salir de esa ciudad tan pútrida para llegar a otros lugares en los cuales la gente vive de otras maneras, y con un claro acceso a la información más amplio que en Dokuro, sin conocer muchos de los oscuros secretos de la ciudad aislada. 

Ethan trabajaba junto a su padre siendo un ayudante en una tienda local, entre otras cosas moviendo cajas y ayudando a los ancianos del pueblo cuando no eran capaces de llevar sus compras hasta sus hogares, recibiendo algo de propina de vez en cuando. Todo transcurría de manera normal en la vida de un joven y energético chico que buscaba a duras penas tratar de ayudar a su madre la cual había enfermado de manera inesperada, pues en un repentino cambio de hechos, la peste había azotado a Dokuro.

El esfuerzo que hizo para tratar de salvarla fue completamente inútil ya que una mañana, su madre no aguantó más y falleció delante de los ojos de un joven Ethan de apenas 16 años. Ese día, el joven Ethan había sido sorprendido por una extraña presencia, un ente oscuro con un aura extraña que claramente le hacía sentir intranquilo, pero más allá de lo que pudiera ser, el entele ofrecía una moneda de oro, de gran valor en ese entonces, a cambio de que el pequeño le ayudara a alcanzar un extraño objeto que se había caído a un acueducto frente a la vivienda de aquel extraño y curioso hombre. Naturalmente accedió, sin embargo, no sabía el estado en el que su madre se encontraba en esos momentos, pero cegado por la ingenuidad y el deseo de conseguir algo de ingresos para poder pagar el tratamiento de su madre, no pensó en ello ni por un segundo y sólo se limitó a ayudar al extraño.

Cuando finalmente logró obtener el objeto, un extraño muñeco de madera con una forma muy peculiar, se lo entregó al sujeto sin demora alguna y exigió que este cumpliera su parte del trato, y así fue, le entregó su dichosa moneda la cual le impresionaba tener al ser solo poseida por gente de alto nivel. Se había llenado de emoción, y pues como no hacerlo, tenía lo que necesitaba para que su madre se recuperara, así que tras recibir su moneda corrió lo más rápido que pudo hasta su casa solo para ver una espantosa escena. Su padre, al píe de la puerta de la habitación con su sombrero del trabajo sobre las manos, la puerta de la habitación entre abierta, y por lo visto, no había señales del doctor. 

Cuando el padre de Ethan le vio, sólo bajó la mirada y se aproximó al baño, dándole espacio al joven para mirar el estado de su madre, ella se encontraba ahí, sin señal de vida alguna, inerte y con sus ojos ya cerrados indicando que su ciclo había terminado, por lo que el pequeño corrió hacia ella solo para darse cuenta que ya no respiraba, y en ese momento, Ethan rompió en llanto. 

Su padre, tras escucharlo, entró donde él tomando su hombro mientras le explicaba como Jhon Collingway, el hombre que le brindaba medicamentos y tratamiento a Elizabeth, decidió dejarla allí sin su indispensable dosis que controlaba la enfermedad, lo cual acabó con la vida de la mujer en menos de que siquiera pudiese transcurrir un día.  Aquel acontecimiento marcó a Ethan de por vida, pues un gran odio surgió en él hacia la familia Collingway. Estaba devastado, su padre era una persona distante a él pues durante su crecimiento el apego fue más dirigido hacia su madre la cual también le quería.

Así fue como Ethan pasó sus posteriores tres años de vida, viviendo cada día culpándose por la muerte de su madre, por sentir que jamás hizo suficiente y por sobre todo haber estado ausente durante su muerte sin poder darle un último adiós. Cegado por la ira y la tristeza, Ethan decidió dedicarse a ser un cazador, alistándose en sus filas, el cual buscaba entre otras cosas encontrar a un ente del cual circulaban leyendas, las cuales decían que si un hombre era lo suficientemente afortunado para encontrarlo, este le concedería un deseo. 

No era una idea tan loca después de todo, pues las cosas que se vivían en ese poblado iban mucho más allá de criaturas que cumplen deseos, habiendo rumores de que allí debajo había unas antiguas ruinas con entes antiguos los cuales llamaban a todos aquellos que se hacían pasar por humanos para despertarlos de su profundo sueño, aunque, mientras nadie los encontrara seguirían como eso, simples rumores, después de todo, se hablaba de muertos vivientes, monstruos inimaginables y demonios.

Durante los posteriores años de la muerte de su madre, las tensiones entre Ethan y Victor se hacían más grandes, siendo que el joven chico que vio morir a su madre adoptaría un carácter más fuerte y poco tolerante hacia su padre, con el cual a duras penas seguía conversando durante las noches. 

Ethan se mantenía de esa forma, de noche patrullando en las filas de cazadores, y durante las mañanas preparándose para enfrentar el mundo en el que desgraciadamente le había tocado vivir. 

Los ojos de un hombre muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora