Parte 1 - El comienzo

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Nadie puede negar que en el mundo hay lugares repletos de color y felicidad, alegría y diversión, luz y armonía, sin embargo, ¿Qué no se ha dicho ya sobre este mundo? Así como tiene lugares vivos y coloridos, abundan aquellos en los que la vida es una simple y oscura manera de llevar a las personas a vivir sus peores pesadillas. Esa es la cita que nos espera hoy, al hablarles sobre la necropolis triste y azotada por la peste de nombre "Dokuro". Los años transcurrieron, el lugar cayó en desgracia con el paso del tiempo, que lo convirtió en uno de los lugares con la peor fama entre todos los demás poblados vecinos, los cuales habían escuchado los rumores de aquellos que por obra divina lograron salir de allí en una pieza, o al menos, con la cordura suficiente para dar a conocer las sadicas que suceden allí.

En Dokuro, cosas tales como el canibalismo, la muerte, la depravación, la blasfemia, la enfermedad, los rituales paganos, la locura y la autodestrucción eran pan de cada día para los residentes de dicha ciudad, que tenían la fama de ser solo animales en un matadero, que con el pasar de los días terminarían viendo el fin de sus vidas de alguna forma extraña, pues la desaparición de la gente era algo frecuente. Al estar rodeado por un mar, un bosque y unas altas montañas heladas, el lugar se encontraba mayormente aislado de los demás poblados, los cuales pocas veces llegan a tratar de relacionarse con los habitantes de allí.

Los habitantes suelen ser de aquellos que prefieren un té caliente en la seguridad de su hogar en lugar de dar un paseo por los oscuros y apenas visibles alrededores del poblado. Puede que el ambiente lúgubre del lugar se haya desatado luego de la llegada de algunos visitantes inesperados fuera de la comprensión de cualquier humano común, pero lo que es muy auténtico al momento de caminar por las calles de la ciudad es la sensación de constantemente estar siendo observado por algo o alguien en la oscuridad de los abundantes callejones sin salida que posee el lugar.

Un lugar en específico es mayormente temido por los habitantes, este siendo una pequeña pasarela debajo del puente que separa dos extremos de la ciudad donde se encuentra un cruce entre el mar, pero ¿Por qué es tan temido? Eso es fácil de responder siendo que se trata de un lugar en el que por las noches se dan los mayores incidentes de asesinato y canibalismo, puede que esto se deba simplemente a que el lugar está tan aislado de la vista que resulta perfecto para plantar emboscadas a los incautos que pasan por allí, o quien sabe, quizás tiene un trasfondo más profundo que explica como de alguna manera los entes que habitan la ciudad son propensos a ir allí porque les resulta agradable.

¿Que cosa se podría decir que ya no se haya dicho sobre este lugar? Se trata de un completo infierno al que no muchos quisieran llegar, sin embargo, los que por capricho del destino terminaron como originarios de allí ya están tan familiarizados con la muerte y la enfermedad teniendo conciencia que esto puede llegar a cualquiera de las grandes familias que viven allí o a ellos mismos, tratando de sobrellevar esta idea para vivir como se les es permitido. 

Actividades como el comercio, la caza, pesca, la minería y el estudio de la medicina son aquellas que solventan la vida de las grandes familias, tales como los Temple's, los Collyngway, los Sheperd y los  Wouter, siendo estos últimos la familia más grande y aquellos que mantienen cierto control de lo que sucede entre aquellos que habitan la ciudad.

Dokuro es un lugar enigmático que oculta gran cantidad de secretos e historias que pasan de boca a boca entre sus habitantes, dándoles solo la oportunidad de sobrevivir siendo autosuficientes, pues el comercio tras la muerte de constantes vendedores se fue al diablo, ya que los pueblos vecinos terminaron por dejar en el olvido el camino que llevaba a dicho lugar. 

Las familias poderosas se encargaron de conseguir lo necesario para poder seguir adelante, pues las riquezas de esa ciudad tenían un valor incalculable entre oro, armamento y recursos, pues a pesar de todo Dokuro tenía un territorio extenso que les permitió durante un tiempo estar a la cabeza de los demás lugares aledaños. 

Sin embargo, la constante pérdida de habitantes llevó a la ruina a la misma utopía creada por sus lugareños, que no encontraban una forma de terminar con la ola de muertes que azotaba su territorio. 

Dicho incidente llevó a la creación de la línea de cazadores, un grupo encargado de la protección y patrullaje de Dokuro, en el cual solo se alistaban aquellos capaces de enfrentarse a los terrores desconocidos que la ciudad tenía en sus oscuros rincones. 

La línea de cazadores resultó ser efectiva, pues desde su creación las muertes se redujeron considerablemente, pero a su vez un nuevo problema se presentó, pues luego de años de combatir con entes, llamados así por los propios cazadores al no tener una manera concreta de nombrarlos, muchos comenzaron a morir luego de perder la cordura durante los enfrentamientos. 

De alguna forma la ciudad prosperaba, más lento y a un ritmo interrumpido por los problemas que cargaban consigo desde hace mucho tiempo, pero las cosas fueron suficientemente favorables para no abanadonar por completo el lugar o para no dar por muertos a los que quedaban allí. 

El lugar no podía encerrar más mitología en su historia, pues de cualquier boca se escuchaban relatos de lo más descabellados para cualquiera que no estuviese familiarizado con el lugar, aunque los residentes estaban convencidos de que lo que decían era la verdad absoluta. 

No había forma de redención, la gente no optaba por suicidarse para salvar sus almas, estaban atrapados en ese lugar y si existía algún Dios al cual rezar, este ya los había abandonado hace mucho tiempo. 

¿Entonces por qué valdría la pena contar la historia de un abismo sin fondo? Porque en ese lugar, un alma estaba a punto de cambiar su destino. 


Los ojos de un hombre muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora