Parte 22 - Oscuridad entre los vivos

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Aldrich, apresurado por informar lo sucedido regresó lo más rápido que pudo devuelta a la clínica de Pipkins, aunque con lo que no contaba es con que el resto del grupo se encontraba ausente, absolutamente todos. 

Al entrar sólo pudo ver al doctor Bitrubier, parecía estar descansando en compañía de Iara, quien probablemente regresó antes que los demás para llevarle algo de comer a aquel hombre, la única persona con la que parecía llevarse realmente bien. 

-¿Joven Aldrich?- Bitrubier estaba algo impactado por verlo tan apagado, se sentía diferente, pero peor que eso era el hecho de que Abraham llevaba una tela blanca empapada en sangre sobre todo su brazo. 

-Creo que necesita ayuda- Iara extrañamente se mostró interesada en él, nunca antes le había importado alguno de ellos, pero parecía que esa era una excepción. 

-¿Dónde están todos?- Aldrich se había mantenido sereno, aunque en ese momento parecía perdido, distraído y solamente en búsqueda de Ethan sabiendo el peligro que corría en ese momento, pues la amenaza ya estaba hecha por aquel maligno ser. 

-No han vuelto, pronto deberían estar aquí, pero mientras tenemos que atenderte- 

Bitrubier y Iara se encargaron de llevar a Aldrich hasta una camilla donde comenzaron a tratar sus heridas, era un proceso difícil pues ni siquiera las milagrosas raíces afligidas habían podido con la herida. Las púas habían penetrando profundamente el brazo de Abraham desgarrándolo por completo, algo bastante aterrador considerando que él no era precisamente alguien frágil. 

-¿Puedes explicarme que es lo que sucedió?- No había otra opción, Bitrubier debía cocer una a una las heridas de Abraham, cosa que si bien no era sencilla, no era el principal problema, pues sin un somnífero sería extremadamente doloroso. -Esto se ve realmente mal- 

-No soy capaz aún de entender qué era aquello que ví. Todo fue tan... Confuso y repentino, se sentía cómo maldad, maldad pura y peligrosa, era... Un ente, un ser que desprendía algo tan inhumano y absolutamente abrumador, pero... Creo que lo que más se podía sentir era su poder, poder tan grande cómo el de los propios Dioses y la magia más negra que se pueda crear- Abraham seguía impactado por la brutalidad del suceso, una a una las heridas provocadas por aquel ente estaban siendo cosidas provocando un profundo y agónico dolor, que a pesar de no expresar abiertamente, podía sentirlo sobre cada fibra de su cuerpo. 

-Suena a uno de esas historias fantasiosas de horror- Iara, quien se estaba encargando de limpiar y tratar las heridas para luego cocerlas no se vio muy convencida, aunque dentro suya sentía que él estaba diciendo la verdad. 

-Creo que es algo que ni siquiera eres capaz de poder explicar hasta que lo experimentas por tu propia cuenta, pero a pesar del horror que esa cosa transmitía eso no fue lo peor- Abraham apretó sus dientes con fuerza al sentir cómo nuevamente su piel era obligada a unirse nuevamente por la presión del hilo que atravesaba su carne viva. 

 -¿A qué te refieres, chico?- Bitrubier dejó la aguja e hilo por un momento, había terminado con una parte más hacía falta seguir con el resto del brazo, pero aquello le llamó la atención, la forma en la que Abraham citó que eso no se trataba de lo peor del asunto, sino que era sólo el principio del horror que aquel ser podía llegar a causar. 

-Busca a Ethan- Dijo Abraham. 

Bitrubier cortó el hilo y mantuvo su mirada baja, el silencio se prolongó por la habitación e inundó todo el sitio, planteaba más preguntas que respuestas pues Ethan no parecía haberse involucrado con nada tras haber llegado a ese lugar, o eso creía. 

Los ojos de un hombre muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora