Parte 18 - Aprisionado en un cuento de hadas

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-¿Eh?- Todo estaba bastante extraño, Ethan estaba en alguna especie de sueño en el cual había terminado completamente hecho trizas, sintió el gran dolor de unas cadenas ardientes al rojo vivo abrazar sus extremidades aprisionándolo en algún lugar, todo mientras tenia visiones de su madre, su padre y sus amigos, a quienes había dejado atrás.

El viento leve y suave sopló alrededor del rostro de Ethan, quien se encontraba cómo lo recordaba, a espaldas sobre una roca, sin embargo, la espada que anteriormente le había atravesado ahora solamente estaba a un lado suyo. -¿Qué demonios?- Klein casi salta de ese lugar al ver a un lado suyo una especie de cráneo extraño, el cual tenía una forma bastante peculiar y atemorizante, a decir verdad, jamás había visto algo como eso, sin embargo, luego de lo que vivió una noche antes no le sorprendió demasiado.

Trató de incorporarse pero al hacerlo un enorme dolor en el estómago le hizo caer, sin embargo, al inspeccionarse, estaba completamente bien. -Que extraño, quizás es algo de hambre, debo volver a Dokuro pronto-

Cómo pudo se puso de pie, trató de mejorar un poco su aspecto, pues tenía el atuendo bastante desgarrado y encima con algunas manchas de lo que parecía ser sangre coagulada. De pronto observó su piel, estaba extremadamente pálido, tal y como un muerto. -Cielos, algo está muy mal, debo encontrar algo para comer pronto-

Ethan emprendió la caminata de regreso a Dokuro, el camino de día estaba bastante más visible, además debía darse prisa pues el frío de ese elevado lugar podría incluso matarlo.

Luego de avanzar un par de minutos Ethan observó en la lejanía lo que parecía ser una antorcha, ¿Luz y vida en el bosque de los susurros? Vaya que era algo extraño de ver, pero no era momento de hacerse preguntas, la situación ameritaba que actuara rápido para volver lo más pronto posible a Dokuro, pues estar en ese lugar le garantizaba que se encontraba bajo amenaza de todo lo que acechaba en ese lugar.

Al acercarse Ethan trató de divisar alguna persona por allí, pues parecía que se trataba de un pequeño campamento hecho quizás por alguna escuadra de cazadores que se encontraban inspeccionando el lugar.

Había algunas cuantas cosas, una cantimplora con un poco de agua, un barril con lo que parecía ser algo de fruta, una cuchilla sin mango al parecer rota, un fusil largo y una gabardina de cuero.

-¿Hola? ¿Hay alguien por aquí?- Ethan trató de localizar a alguna persona allí, pero el bosque se encontraba en completo silencio. Continuó rodeando esa área en busca de alguien y pudo percatarse de una manta de piel en el suelo, sin embargo, esta estaba repleta de sangre que parecía estar fresca.

-Tengo que largarme de aquí pronto- Dió la vuelta enseguida y volvió al campamento, allí se equipó con todos los suministros que había, además de aquel fusil y rápidamente volvió al camino que estaba seguro lo llevaría de vuelta a Dokuro.

-Hmmmm, creo que tendré que idear una muy buena excusa para cuando vuelva, seguramente todos están preocupados allí, cielos, Moon va a matarme-

Luego de unos cuantos minutos Ethan observó en ese frondoso lugar una cabaña de madera, esta tenía un agujero en el techo y rastros de lo que parecía haber sido un relámpago que impactó con la estructura, sin embargo, pudo escuchar lo que parecían ser llamados de auxilio allí.

-Tal vez haya alguien que pueda ayudarme, iré a inspeccionar- Se aproximó hasta aquel lugar donde una especie de voz femenina seguía sollozando por ayuda, Ethan no tuvo problema para entrar pues la puerta estaba totalmente corroída seguramente por el tiempo que tenía sin usarse, allí las paredes estaban casi completamente caídas y repletas de musgo, definitivamente era uno de aquellos lugares olvidados por dios.

Los ojos de un hombre muertoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora