Epílogo.

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• DOS AÑOS Y MEDIO DESPUÉS. •

Alexander estaba cambiándose con la ropa que Jonathan le había llevado el día anterior para su liberación, al fin se iría de aquel lugar y antes de lo previsto, los Nephilim habían cumplido con sus beneficios, fue beneficiado y por aquellas razones él estaba saliendo casi dos años y medio antes de lo acordado por buen comportamiento, aunque sabía que iba a extrañar, todo había sido agradable después del primer mes, respeto por parte de todos por ser del grupo de los Nephilim, tener amistades por ser el repartidor de drogar y tener "mujeres" a sus pies aunque nunca uso ninguna, la había pasado bien y eso se lo dejaba en claro cuando su familia venía de visita, aunque había notado que Magnus después del primer año y medio había dejado de visitarlo, solo venía Rafael con los demás, su pequeño ya estaba grande y simpático, no habían podido arrebatarlo de la familia pues ningún familiar verdadero había aparecido, Isabelle había quedado embarazada de Merliot, su nueva pareja, y el pequeño Sam ahora era hijo de Clarissa, Jonathan su abogado ayudaba a Magnus con el hotel, según contaba tenía una enamorada ahí. Y Magnus, bueno de él no sabía nada.

No se acordaba si alguna vez lo había ofendido o había dicho algo que no debía, cada vez que volvía a su celda después de una visita se daba cuenta que pensaba y volvía al pasado para ver porque el moreno no venía a verle ¿Acaso ya no cumpliría aquella promesa? A pesar de eso nunca cayó en tentación de tener sexo con otra persona o dejado de pensar en su familia por la tentación del delito, solo esperaba salir de aquel lugar y volver a su vida, y al fin ese día se cumpliría, saldría en libertad para estar junto a ellos. 

Recordó la promesa, una vez más en el día desde hace dos años y medio, y suplicó para que Magnus estuviera sentado en aquel banco en su espera, pero a pesar de que tenía esperanza, la ausencia del moreno en las visitas le reflejaban lo contrario ¿Y si estaba en pareja? Tenía que aceptar que no todo podía tenerse y que debía conformarse con ver feliz a su amigo, pues se lo merecía, merecía ser feliz, amado, protegido y querido por la persona que tenía a su lado y no por alguien que le hizo daño, casi trató de matarlo y paso en prisión dos años y medio.

Fue recibido por Luke, aquel hombre que se había rehusado a aparecer en la vida de los hijos de la mujer que amo una vez, para dejar que ellos hicieran su vida y el hacer la suya, el oficial seguía igual, con el mismo cuerpo, con la misma barba, con el mismo color de pelo y con el mismo humor serio, ninguno habló cuando fue guiado hasta los portones en medio de una lluvia, pues Alexander estaba disfrutando de aquello, del aire de libertad que se venía asomando y la lluvia que tocaba su piel, el aroma a humedad y su pronta libertad, no hubo despedida cuando paso por aquel portón, solo una puerta cerrándose detrás de él. 

Cerró los ojos cuando vio aquel portón cerrado detrás de él y su libertad estaba de frente, disfrutó el agua caer sobre él y sintió su pecho llenarse de aire puro, había sentido nostalgia desde que entró, esperaba tanto aquello que prometió disfrutar su libertad desde el momento que saliera.

Cuando se sintió que era hora de seguir moviéndose dirigió la vista al sillón que había frente hace dos años y medio atrás, quedando sorprendido que el banco que había enfrente ahora era suplantado por un puesto de comida, se alarmó y trató de buscar si alguien había venido en su búsqueda, pero nadie estaba ahí, se cruzó de calle para cruzar a la plaza que estaba ahí, pero los bancos que veía estaban vacío, estaba lloviendo nadie en su juicio se quedaría abajo de la lluvia para después enfermarse, Alexander comenzó a sentir como se agitaba y los ojos le ardían, Magnus estaba en pareja o no le quería, o en verdad no quería ser más que amigos con él. Pues nadie iba a querer estar con un ex presidiario y aunque le doliera iba a tener que entenderlo.

"Adiós Magnus, hasta siempre."

Su celular que había perdido hace dos años y medio estaba en su bolsillo izquierdo, lo sacó para comprobar si tenía batería, viendo que no prendía, maldijo por lo bajo susurrando el nombre de Jace para que me viniera a buscar, una y otra vez como si su hermano fuese capaz de escucharle, pero al ver que estaba haciendo algo imposible trató de guiarse para comenzar a caminar, pues la plata de su bolsillo debía ya estar mojada y nadie se lo recibiría, pero entonces lo vio o la agitación de su pecho se lo demostró, una persona sentada en los asientos de aquella plaza pero en la otra orilla de donde él estaba, sonrió y comenzó a caminar sintiendo su cuerpo temblar, cada paso que daba sentía como sus piernas fallaban y suspiró animado a ver a Magnus dándole la espalda, podía reconocerlo, podía sentir dentro de su alma que aquel chico era él. 

Primer Amor. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora