Una semana pasó y parecía que todo había vuelto a la normalidad, él estaba limpiando el piso principal del Hotel Dumont por unos mocosos rebeldes que habían volcado refresco sin que sus padres se dieran cuenta de la situación y a pesar de todo el estaba feliz escuchando la melodía lenta detrás de unos auriculares casi diminutos para que no le dieran quejas. No ganaba tanto en su trabajo, pero eran algo para ayudar en casa de Fran, quién le había recibido con los brazos abiertos todos los años que llevaba ahí, además la gente del lugar era agradable y podía distraerse un rato con ellos.
Afuera estaba soleado y a través de la ventana estaban comenzando a picar en su piel, por la calor, su traje de trabajo, pero no se inmuta, siguió limpiando sin evitar bailar un poco por el ritmo que sus oídos le estaban dando, cuando de repente sintió una sensación de que debía voltear, nunca la había sentido y por esas razones obedeció, casi se cae de trasero cuando vio entrar a Alexander al lugar.
"Viene por Maddy."
Magnus no sabiendo qué hacer comenzó a apretar el palo del secador que estaba usando y remojar sus labios reiteradas veces, Jace nunca debió decirle que trabaja ahí. El chico ojiazul se acercó hasta el mostrador donde Katherine estaba de turno y le mostró un papel, Magnus no quería espiar, pero a ver cómo la chica lo señalaba y el ojiazul venía con sus facciones sería y sus manos en puño hacia él, comenzó a temer ¿Había descubierto la broma? ¿Sabía quién era? ¿Lo golpearía? Cuando el chico se acercó lo demasiado, sonrió, no con esa sonrisa amigable o que estaba todo bien, si no una sonrisa maniática, esa que con solo verla te decía "voy a destruirte maldito bastardo."
— Magnus Bane.
Algo dentro del moreno se detuvo, escuchar su nombre salir de la boca de su amado, de su príncipe, era como recibir un golpe en su costilla.
— ¿Creíste que yo no sabría de ti? Las redes sociales son muy rápidas de conseguir información—musitó el ojiazul— me vengare por todo lo que me has hecho, y verás tu mundo caer como yo lo hice.
El moreno comenzó a agitarse, sintiendo como sus ojos comenzaban a picar por las lágrimas que querían comenzar a seguir.
— Por favor no, he perdido a mi familia, este es mi único trabajo que tengo, por favor Alexander—suplicó.
El chico dejó escapar una carcajada, como si no le importará lo que él estaba pasando.
— Tu familia descuartizada— se burló— no me importas pecador, no me importa tu vida, porque tú me quisiste hundir contigo y solo era un niño, mi vida también se arruinó, todo por tu culpa.
La gente había comenzado a cuchichear por aquello, deteniendo a ver el espectáculo que Alexander estaba dando, Magnus agachó la cabeza sintiendo como aún las lágrimas caían, entonces las piernas del ojiazul salieron de su campo de visión y tuvo que alzar la vista viéndolo dirigirse al ascensor personalizado que tenía el jefe.
—Tú no eras así—susurró Magnus.
Aparentando su pecho donde una opresión estaba comenzando a dificultar, tenía que hacerles caso a Fran y Simón, debía tranquilizarse o todo podría empeorar. Caminó hasta donde él sabía cambiarse, casi tambaleándose y buscó entre sus pertenencias el celular llamando a Raphael, quién sabía del tema y era el dueño del hotel para ayudarle y prevenir lo que Alexander quería hacer. Al tercer llamado contestó.
— Magnus sabes que mientras trabajas no puedes usar el celular.
El moreno tragó con dificultad e intentó respirar.
— Alexander va hacia allá y tratará de que tú me despidas— sollozó Magnus—por favor no lo hagas.
—Sabes que eso no pasará, en cambio te voy a ascender frente a su cara— dijo Raphael— quién se cree este activista a venir a sugerir despedir a un empleado que me ha dado lo mejor que tengo.
Magnus sonrió, dejando escapar risas de emoción por saber que él seguiría en su trabajo.
— Ahora ve a trabajar que de esto me encargo yo.
Y la llamada se cortó, Magnus volvió a su lugar de trabajo, esperando encontrar a Alexander y poder conversar, tratando de mejorar todo lo que habían pasado hace años atrás, decirle que no había sucedido lo que él pensaba, que no era malo, que nadie le había hecho daño, que le quería mejorar todo lo que habían pasado.
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Primer Amor. •Malec•
Fiksi Penggemar||Malec|| Un enamoramiento en la niñez es algo que suele recordarse por años, un amor inocente y aventurero. Pero no para estos dos niños que tuvieron que enfrentar graves situaciones antes de reencontrarse otra vez a su mayoría de edad. Hay un pro...