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Magnus.

Fue difícil cuando tuvo que hablar con Rafael porque Sam también se había quedado a escuchar aquello, y a pesar de que todos los adultos querían ayudarle a contarle a los menores de lo sucedido Magnus se negó para ser él, de la persona que más confiaban, a contarle todo lo sucedido. 

Comenzó de una manera pacífica, hablando de temas que no iban con ello, pero al pasar los minutos y ver que el mismo estaba tratando de evitar el tema comenzó con lo que debía decir, contó a donde habían ido con Jace, Jonathan y Clarissa el día anterior y el día de hoy, le contó donde estaba Alexander y porque lo habían llevado de una manera suave, aunque Rafael comenzó a llorar desde que dijo la palabra "prisión" y al final contó cuanto tiempo estaría adentro y lo que podía pasar con el pequeño si encontraban su familia. Tanto Sam como Rafael se aferraron a él en un abrazo llorando, su hijo suplicando por su padre y que tanto como al mayor y como a Sam no se lo llevarán.

Consolarlos fue difícil, pero después de una charla tratando de animarlos, los niños comenzaron a hablar de un plan, según el plan sería para que Rafael no sé fuera de casa, Magnus no les prestó atención, solo eran ideas de niños que no se llevarían a cabo, pero no rompería sus sueños, dejaría que jugarán un poco más a aquello. Verlos así les hacía acordar a su niñez, así que se quedó observándolos hasta que decidió ir de nuevo con los mayores, solo estaban los cuatros, Isabelle, Merliot, Jace y Clarissa todos en una mesa hablando y contando los recuerdos vividos con Alexander, el se incluyó a la conversación pero no habló, solo escuchó sonriendo cuando algo era divertido.

Lo peor de aquella junta que estaban teniendo era tan parecido a un funeral, se juntaban en grupos para hablar de recuerdos felices de la persona fallecida como si fuese una despedida, y no era así, si Alexander se había ido a otro lugar pero no era despedida, podrían ir a verle y saber de él por unas horas. Tenía que dejar de hacer semejanzas entre aquello.

— ¿Quieren café?— preguntó Clarissa— iré a preparar.

— Te acompaño, haré un bizcochuelo— dijo Jace.

El recuerdo del momento antes de que se llevarán a Alec volvió a su cabeza, estaban pasándolo bien, divirtiéndose, hasta podía asegurar que algo pasaría en aquel lugar los dos solo que fue interrumpido por aquellos uniformados trayendo desgracia a la familia, sabía que no eran su culpa, estaban haciendo su trabajo, pero solo podía pensar que los habían separado, primero los adultos Lightwood y ahora la ley.

— Magnus.

Miró a Isabelle quien le miraba junto a Merliot, al parecer se había logrado entender o solo lo hacían por aquel momento tan duro, hizo una mueca de sonrisa para demostrar que estaba bien, aunque era tan malo para mentir que sabía que lo notarían.

— Iremos a visitarle ¿Si?, él debe estar bien, recién lleva un día, nada malo puede pasarle.

Asintió dándole la razón aunque dudaba mucho que en aquel lugar los prisioneros no tuvieran la atención a Alec, pues el chico era hermoso y así les gustaba a aquellas personas, por lo menos lo había visto en muchas películas. Cuando el café y el bizcochuelo llegaron la conversación se retomó y haciendo el intento demostró que no estaba preocupado, aunque dentro suyo parecía una bomba a punto de estallar.

Jonathan se despertó horas después, casi al atardecer, se había colocado ropa informal y sus ojeras parecían más marcadas aunque había descansado, cuando llegó hacia ellos dio la noticia de que las visitas se daban una hora y media en el atardecer, todos quedando decididos que irían al día siguiente a visitarlo, llevaría a Rafael para que viera a su padre por si los fiscales encontraban a la familia y se lo llevaban, quería que el niño viera a su padre por lo menos hasta que pudiera. Esa noche Magnus durmió muy poco, habían vuelto a la casa Lightwood, despertando por pesadillas pero siendo abrazado por Rafael quien esa noche durmió con él para tener un consuelo mutuo, pues Alexander era la otra parte de su pequeña familia, ambos padres del pequeño.

Al día siguiente los dos Lightwood vinieron de visita, comieron con ellos una comida preparada por Merliot, quien a pesar del momento aún seguía con su idea de conquistar a Isabelle, se la pasaron conversando sobre la vida de los tres amigos de Alec, quienes desde ahora pertenecerían a ser casi familia por aquello que los unía y cuando menos lo pensaron la hora llego. Magnus se sentía tan nervioso, podía jurar que su corazón latía con fuerza cuando subieron a los autos para ir hacia el lugar y que era imposible caminar si no fuera por ayuda de su bastón, pero solo estaba en su cabeza y debía ser fuerte. 

Iba tomado de la mano de su hijo cuando el oficial Lucían o Luke los guio hasta una sala con mesa y llena de uniformados, respiró profundo cuando se sentó y vio como de a poco prisioneros iban entrando para ir con su respectiva familia y casi le dio un ataque cuando vio a su Alexander con la cara golpeada. Le habían hecho daño y el daño que le habían hecho al ojiazul era un daño que le hacían a él también.

Pero después de unos momentos charlando con el ojiazul, toda la familia excepto él, Alec dejó en claro que se había defendido, haciendo que Jonathan fuera el primero en salir ya que dijo que arreglaría esos asuntos, Clarissa fue detrás de su hermano después de darle un beso en la mejilla a Alec deseándole suerte, quedando los demás, Magnus vio como Rafael no dejaba de abrazar a su padre y como todos le hablaban tratando de recordar al ojiazul cuando se marcharán, pero él no hablo. Después de unos minutos, Alec cruzo miradas con él y pidió algo que el moreno hizo que se le erizará la piel.

— Si no les molesta, me gustaría tener un rato para hablar en privado con Magnus— dijo— por favor.

Todos se despidieron, dándole ánimos y besos al chico prometiendo que volverían antes de que se acabara la hora, hasta los pequeños lo hicieron para dejar solos a los dos, Magnus podía jurar que su pecho parecía a punto de abrirse para que su corazón pudiera saltar e huir de ahí.

— Hola— dijo el ojiazul— ¿Estás bien?

El moreno sonrió entendiendo que solo aquello era una charla normal.

— Esa pregunta tendría que hacerlo yo, mira el golpe que te han dado.

— Me veo guapo ¿No?— bromeó— dicen que todos mueren por las personas que salen de prisión y más con marcas de batalla.

— Eres un imbécil ¿Te lo han dicho?— preguntó Magnus entre sonrisas.

— Siempre.

Primer Amor. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora