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Alec.

Estaba abrazando a Rafael como si de un bebé se tratará, quería preguntarle cómo la había pasado desde su llegada a la casa y si le habían tratado bien, aunque viendo que llamaba padre también a Magnus y él conocía a Jace sabía que el niño no la había pasado mal, también quería preguntarle cómo estaba después de aquella pérdida de su madre y si estaba dispuesto a irse a la otra casa con él y Merliot para comenzar una vida juntos, estaba dispuesto a llevárselo para tenerle cerca.

—Isabelle viene en camino, Alexander— dijo Jace— y no creo que sea bueno verla ahora o sea bueno verte ahora, anda alterada, además Raphael ha vuelto y tú llegada a despertado muchas incomodidad.

— ¿Por qué no quieren ver a Alec?— preguntó el niño— mi papá ha vuelto, deberían estar felices.

Alec miró al niño con una pequeña sonrisa, era el único que no sabía todo lo que había hecho desde su última llegada a esa ciudad, y estaba agradecido que nadie le contara de la persona que era o todo lo que había cometido, porque si no perdería al niño y tendría el odio de la persona a quien estaba llamando como su hijo. Le miró a Merliot con un poco de súplica para que se llevara al niño al negocio que estaba en la esquina mientras él hablaba con su hermano.

—Pequeña laucha ¿Quieres ir a comprar algún dulce o helado para ti y el otro niño?

— ¡Si!— dijo el niño emocionado— vamos, vamos.

Merliot tomó la mano del niño y con una sonrisa comenzó a caminar hacia el negocio mientras que el se quedaba solo con su hermano mayor, Jace después de lo que había pasado con Sam había pensado que le odiaría hasta su muerte, pero cuando había pasado aquel envenenamiento del círculo tomándolo el también para dejar atrás todos los pecados que había cometido, pero después de ya estar en su agonía Jace le había salvado, motivándolo a mejorar.

—Estoy feliz de verte— dijo Jace— ¿Te acuerdas cuando me dijiste que solo volverías cuando hubieses cambiado aquellos malos pensamientos?

—Quiero mejorar Jace, estuve cegado por nuestros padres, creyendo que los pecados, los errores eran lo que cometían los demás y no viendo que los peores los estábamos haciendo nosotros.

Vio a su hermano con otros ojos que la primera impresión que se había llevado, ya no era aquel hombre que trabajaba en las apuestas de peleas, que era un pecador, si no una persona que había dado todo por ayudarlo aún después de haber hecho todo lo que había cometido, su hermano mayor que se preocupaba cómo era antes, cuando era él un niño.

—Lo harás, eres mi hermano encontrarás la forma y te ayudaré en lo que necesites—dijo el rubio— no pude soportar verte en aquello, se qué no hiciste las acciones que debías hacer, pero verte ahí en esa camilla viéndote morir, queriendo irte a darte cuenta de esas acciones que habías cometido, no puedo permitirlo, te quiero hermano, perderte es lo peor para mí.

Alexander con lágrimas en los ojos abrazo a su hermano, era la primera vez que la conversación que tenían ya no era tenso, o el estaba a la defensiva, después de la muerte de los Lightwood mayores todo ese peso que le habían metido habían por fin dejado su cuerpo, además todas las terapias y aquellas pastillas habían cambiado todo de él. Si con esto no podía solucionar todo lo que había cometido, entonces su vida estaría acabada. Miró hacia la ventana a sentirse observado, esa sensación de cuando las miradas estaban sobre el viendo a Magnus y a Sam mirándole desde detrás de la ventana, y se ocultaron cuando vieron que le estaba viendo.

— ¿Puedo entrar antes de que aparezca Isabelle?— preguntó apenado— quiero hablar con Sam, puedes supervisar si quieres.

—Si, yo esperaré aquí a Clarissa y a Isabelle, ya que habían ido hasta el hotel de Magnus y Raphael y de paso distraigo a Rafael un poco.

Primer Amor. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora