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Magnus.

Después de haber escuchado esa historia, de ver a Alexander, de ver cómo buscaba el perdón contándole todo a Sammy, estuvo pensando en él una gran parte de su día, la inseguridad aún estaba presente en el, exigiendo que no creyera en ese chico, pero otra parte le exigía ayudar a una persona que quería volver al camino correcto tratando de superar aquellas maldades que había hecho, a alguien que conocía desde pequeño.

—Papá Magnus.

Había comenzado a dar una ojeada otra vez a la biblia buscando una respuesta a aquello que había sucedido, una respuesta si debía intervenir o no en lo de Alec, pero siempre leía lo mismo "Ayudar al prójimo" era la respuesta que el señor le estaba dando, o del destino le decía, debía superar sus miedos y ayudar a alguien que lo necesitaba.

— ¿Si?— preguntó.

— ¿Y tus padres? Quiero saber más de ti.

Dejó la biblia a un lado dejándolo con un separador que era una rosa seca, miró al niño, estaba recostado en su cama y Rafa estaba sentado a sus pies, de seguro esa noche dormirían juntos como las demás noche, solo tendría que preparar la cama para el niño una vez más.

—Solo tenía a mi madre y a Ragnor, mi hermano mayor ¿Ellos eran geniales sabes?— dijo un poco nostálgico— seguramente si supieran de que alguien me llama padre, estarían sorprendido, muy sorprendido y felices si me llamaran padre.

— ¿Qué pasó con ellos?— preguntó curioso.

—Fueron asesinados— susurró aguantando el llanto.

Aún era mucho más doloroso cuando sabía quiénes habían asesinado a sus padres, cuando podía recordar como los había encontrado culpa de aquella gente, y aún sin saber si era por lo que habían cometidos ellos, Magnus y Alec, o por la razón que no le agradaba la familia que eran. Vio como el niño desparramaba una lágrimas, sin saber lo que había sucedido, alzó su mano para limpiarlas con su pulgar.

— ¿Por qué lloras mi niño? No lo hagas.

—Tú y papá Alec han sufrido mucho, los padres de él murieron y los tuyos también— dijo el niño entre sollozos— y mi madre murió.

—No llores mi niño, no lo hagas— susurró— el señor tiene el destino preparados para ellos y para nosotros, nuestros caminos se han unido y yo como Alexander prometemos estar para ti ¿Entendido? Solo debemos mirar hacia adelante.

—Si papá—respondió el niño— ¿Pero me prometes algo?

—Lo que quieras mi niño, pero después arreglaremos tu cama para dormir, y nada de peros...

Vio como el niño asintió cruzando las piernas y acomodándose como si fuera a decir algo importante, Magnus también se acomodó para mostrarle que como él también iba a estar serio a tal asunto importante que el niño quería decir.

—Prométeme que ayudaras a mi padre— susurró— Sam me contó todo, pero a pesar de eso yo sé qué el me salvó y quiero estar para el también, pero los niños no podemos hacer nada, yo no puedo hacer nada por él.

Miró al pequeño, se veía muy afectado con la situación de Alexander, pero estaba sorprendido por la fuerza de no temer a aquel hombre después de lo que se había enterado, si no que estaba buscando la forma de poder apoyar a su padre de otra manera. No podía decirle que no a la cara de ese niño.

—Prometo que haré lo que pueda ¿Si? No es tan fácil— dijo Magnus parándose— no tengo la mejor relación con tu padre, y fue muy tensa antes, pero por ti prometo hacer lo que pueda, porque eres mi niño. Ahora a prepararnos para dormir.

Primer Amor. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora