(31)

302 45 9
                                    

Alexander.

Después de unos meses más de lo ocurrido Merliot le había ayudado con lo que necesitaba, buscando ayuda para sus comportamientos y traumas que estaba teniendo desde la niñez, medicamentos para la ira como unas terapias para poder perdonar a sus padres y a él mismo por todo lo que habían hecho, todo había sido costoso pero pudo tener sus propias herramientas y alguien que le escuchaba para darse cuenta de lo que hacía y había hecho, dándose cuenta, que algo que podría mejorar su futuro era tener a Rafael con él, remediar todo y apoyar al niño en sus decisiones, seguramente el señor le perdonaría un poco por sus pecados cometidos y el podría remediar su consciencia pudiendo comenzar de nuevo, había tenido que cometer tanto, había tenido que matar a sus padres como una docena o más de personas con una sustancia que ellos mismo habían creado para que no hicieran más daño, tratando de que el mundo se librará de él también, algo que falló, cometió tantas injusticias y eso no era fácil de salir de su cabeza, pero con ayuda podría solucionarlo.

— ¿Cómo se siente volver allá?— preguntó Merliot— ¿Estás emocionado por ver al niño?

Estaba acomodando su ropa en un bolso mientras veía como Merliot se estaba entrelazando su pelo, la convivencia se había vuelto más adaptador de lo que sabían llevarse, sus ideales no eran tan diferente, pero ambos con ayuda de profesionales habían podido comenzar a cambiarlos para desarrollar algo más aceptable a las situaciones que se iban desarrollando con los años, aunque algunas ideas no cambiarían del todo.

—Quiero que me acompañes, tu podrás ser mi fuerza a la hora de que ellos me acusen sin ver los cambios que he tenido estos tiempos— susurró Alec— por favor Merliot, prometo que encontraremos un nuevo cambio para nuestras vidas.

—Qué más da, no tengo un rumbo de vida al cual seguir— contestó el chico— así que acepto amigo, comencemos este viaje y veamos que podemos lograr con nuestro nuevo cambio.

El ojiazul suspiró, debía comenzar a demostrar que estaba poniendo esfuerzo para cambiar, y por eso debía comenzar a remediar el daño que había hecho, tenía que ir a pedirle perdón a Raphael Santiago en nombre de él y los dos adultos Lightwood que habían producido su pérdida de pierna, después seguiría con los demás, pero sabía que nadie iba a creer que estaba teniendo un cambio, aunque no esperaba que lo notarán si no que el mismo se sintiera bien con lo que estaba luchando hacer. Esa misma tarde la casa quedó vacía, solo llevaban ropa y algunas que otras necesarias para su higiene, todo lo demás lo habían dejado en cajas en los callejones que estaba cerca para que las personas necesitadas pudieran encontrarlo, la casa quedó amueblada para si en un futuro Merliot quería volver a su hogar, y como ya tenían planeado se dirigieron hacia la terminal para ir a su destino.

—Háblame de esa familia que tienes allá, ahora que estoy contigo en camino hacia allá, ya no me puedes evadir ese tema— dijo Merliot emocionado.

Como todo joven en el círculo, no tenían familia o sufrían de la perdida de ellos, así que ir hacia donde estaban era algo emocionante para él, ambos pasaron su boleto, dejaron las maletas y se adentraron al avión, buscando los asientos más cómodos para no llevarse malos ratos.

—Buenos el mayor es Jonathan Herondale, es adoptado, es quien me ha salvado después de lo que hice, después está Isabelle Lightwood, esa chica ahora me odia así que cuando nos vea no seremos bien recibidos, Samuel Herondale es el hijo de Jace, es un niño inteligente con unos conocimientos tan grandes, me hace acordar tanto a Rafael.

— ¿Y tu hermana tiene pareja?— bromeó Merliot.

Alexander comenzó a reír por lo bromista que era.

—Antes de que te acerques de seguro que ya esa trenza que tienes estará en su mano, cortando tu dignidad y todo lo que venga con ello— respondió— meterse con Isabelle Lightwood es muy difícil, siempre fue así, cuando era pequeño nadie se le acercaba, es una mujer que sabe lo que quiere, justa y decidida, nada más que eso.

—Se escucha como mi tipo de mujer.

— ¿Una que te rechace muchas veces?

—No, como un desafío— respondió el chico con una sonrisa.

El tema cambió mientras veían a la gente comenzar a acomodarse en los asientos, todo parecía ser más calmado dentro suyo desde la vez que la última vez había subido a un avión, ya no parecía tan irritado y no sentía esa carga en su cuerpo que sabía sentir la mayor parte del tiempo, algo se había desprendido cuando la atadura con sus padres se había roto, cuando ya no estaban más, si solo su hermanos supieran lo que había hecho, que les había salvado, se sentía en paz.

—Se siente raro.

— ¿Raro?— preguntó Alec.

Que se había quedado mirando a un niño que le hacía acordar a Rafael, se había aferrado a ese niño y podría acostumbrarse a llamarlo como su hijo si eso podía mejorar su interior, siempre había añorado con tener un niño en su vida y ahora lo tenía, no iba a dejar que se lo arrebataran, si debía hacer lo imposible para tenerlo con el entonces lo haría.

—Estar en el otro bando, salir de aquello que el círculo nos enseñaron, es raro, sabes es como si nos cambiará de ambiente y no supiéramos donde estamos, si debemos ir hacia delante o hacia atrás, hacia este costado o el otro, solo debemos ir, adaptarnos y tratar de olvidar lo que hemos aprendido en el ambiente anterior— dijo el chico— lo peor de todos es que las personas de este ambientes al saber que venimos de un lugar diferente y queremos comenzar a adaptarnos a ellos, conseguiremos algo, o un rechazo o una adaptación buena.

— ¿Y tú a cuál de las dos crees que tendremos?

—La primera, no espero ya casi nada sorprendente y la sinceridad es mejor ante todo, estaremos jodidos Alexander, no quiero ser pesimista pero ya me imagino nuestra vida desde que bajemos de aquí.

Alexander sonrió a saber que no estaban en un camino diferente, ambos sabían que estarían en problemas, pero lo bueno es que ambos se tenían el uno al otro para enfrentar cada situación que sucedería, cada vez que no le creyeran, cada vez que le llamarán como mentiroso o algo parecido, si ambos podían enfrentar aquella situación y ser mejores cada día favoreciendo la verdadera enseñanza del señor, entonces al final del día sería una satisfacción de todo lo que estaban haciendo.

Primer Amor. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora