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Magnus.

Estaba junto a Jace y Clarissa esperando que Jonathan saliera de donde estaba Alexander, todos un poco nerviosos y preocupados por el ambiente que les estaba rodeando, Magnus estaba acompañado a su bastón mientras estaba sentado en una de las sillas mirando fijo por el pasillo que el chico había entrado, esperando que cuando saliera viniera con buenas noticias, aunque ya le había confirmado antes que el ojiazul no podría salvarse de ir detrás de rejas por unos años ya que el juez iba a proponerlo y nadie podría decir nada, porque al fin y al cabo a pesar de que aquellas personas fueran unos monstruos arruinando vidas seguían siendo personas y eso era una gran delito.

— ¿Por qué está demorando tanto?— preguntó Jace.

Ninguno contestó, solo se mantuvieron ahí, Jace caminaba de un lado a otro nervioso mientras Clarissa estaba apoyada en una pared mirando a su alrededor con seriedad, mientras que el solo miraba el pasillo. Todos estaban preocupados por Alec, pues sabían que este tema era complicado y una vez el ojiazul dentro de prisión se vendría el infierno para él, estaba a punto de entrar a otro infierno cuando había podido salir al fin del primero. Vieron como dos oficiales salieron por los pasillos para caminar hasta ellos, reconoció a ambos, el hombre que había llegado a su puerta para llevarse a Alexander y Camille Belcourt una vieja cliente suyo.

— ¿Magnus Bane? ¿Qué haces aquí?— dijo la mujer.

La chica le abrazo como sabían hacer en los viejos tiempos, se habían convertido en amigos por tantas salidas juntos, que verse de nuevo era algo bueno, les llenaba de alegría a ambos. Las demás personas, tanto el oficial como Clary y Jace parecían incómodo a la situación.

— Soy amigo de Alexander Lightwood ¿Sabes cómo está él?

— ¿Son familiares?— preguntó el oficial interrumpiendo.

— Soy Jonathan, su hermano, ella es mi novia Clarissa Fairchild y el es Magnus Bane el mejor amigo de Alexander— respondió el rubio de mala manera— ¿Qué ha pasado con mi hermano? ¿Podemos verlo?

Magnus pudo notar como el oficial sé sorprendía mirando a Clarissa pero aquello solo duro segundo antes de que ambos uniformados se colocarán hombros con hombros para hablar.

— El señor Alexander Lightwood mañana tiene una reunión con el juez, le darán la decisión mañana, se presentará todo como un juicio— informó el hombre— él se quedará esta noche aquí y no puede tener visitas más que su abogado hasta después de la sentencia. Lo sentimos señor. Vamos Camille.

La mujer le hizo una seña a Magnus refiriéndose a que después lo contactaría para seguir al hombre dejando al trío ahí solos mirándose la cara un poco más preocupados por lo que se acababan de informar. Después de unos minutos Jonathan Morgenstern salió suspirando con una cara que era para saber que algo iría mal.

— Primero, Magnus ¿Cierto? Dice Alexander de respuesta a tu mensaje, dice que te cuides y cuides al niño— dijo el chico— segundo, tengo poco tiempo para preparar todo, mañana es el juicio, tengo poco tiempo, debo tener alojamiento para permanecer está noche y así poder planificar todo ¿Podemos irnos ahora sino es molestia?

Los cuatros volvieron a la casa de Jace, pasarían la noche ahí, le dieron el cuarto de huésped a Jonathan, el pobre chico que no había podido ni respirar cuando llegó que ahora estaba en aprietos viendo la hora para tener planificado para el día siguiente. Esa noche se la paso encerrado en la habitación mientras los demás estaban en la sala hablando despacio. Magnus acariciaba el cabello de Rafael quien ya estaba comenzando a sospechar junto a Sam, eran niños inteligentes y no se les pasaba una.

— Papá Magnus, llama a papá Alec, dile que venga, todos estamos aquí ¿Por qué él no viene? ¿Acaso han peleado?

— Pequeño, él está ocupado, no debemos molestarlo, ahora ve con Sam, vayan a descansar, mañana hablaré contigo— dijo Magnus— y no pienses desobedecer.

El niño a quejas se llevó a Sam con él hacia la habitación, se le hacía tan difícil mentirle, pero aún no sabía cómo decirle que su padre estaba a punto de ir a prisión por unos asuntos que había cometido y que no podían hacer nada para sacarlo de aquel aprieto, que podría estar años y que muy probable el cómo al ser "secuestrado" por el ojiazul le harían volver con su verdadera familia y no podría verle nunca más. No, no podía decírselo.

— Estoy tan preocupada— susurró Isabelle— pobre Alexander, la prisión no es para un chico como él.

— Pero Jonathan podrá sacarlo de ahí o hará que sus años de prisión se disminuirán, estará solo poco años y podrá salir— dijo Clarissa— podrá darle beneficios a Alexander allá dentro si es posible. Jonathan hará lo posible.

— Me duele tanto verle así, podría haberlo buscado muchos antes y de seguro esto nunca hubiera pasado— dijo Jace.

Estuvieron así, hablando por un buen rato, algunos echándose la culpa, otros alentando y otros tratando de hacer entender que todo estaría bien, pero Magnus solo los escuchaba o fingía hacerlo ya que solo rezaba en silencio por el ojiazul, pidiendo para que estuviera bien, que no se sintiera solo en aquel lugar tan horrendo, que no se sintiera solo y que notará que había una familia hay detrás esperando por su bien. Si el señor le escuchaba de seguro haría que Alexander, un pecador arrepentido, tuviera paz en aquel lugar.

— Bueno duerman un rato, mañana temprano tú, Jace y Magnus irán con Jonathan al juicio, me tienen a tanto, Merliot y yo cuidaremos de los niños— dijo Isabelle— ahora descansen, le llevaré un café al muchacho y quiero llegar aquí no viendo a ninguno, excepto tú Merliot, dormirás en los sillones, solo hay una habitación más de huésped y ese es de Magnus.

Magnus asintió pasándose para caminar juntos a su bastón hasta la habitación viendo como cada uno iba a su lugar, excepto el pobre Merliot que lo mandaron a dormir en el lugar más incómodo de todos, pero no tenía tiempo para pensar en ese problema, porque estaría pensando en Alexander toda la noche.

Primer Amor. •Malec•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora