Los Ojos Del Lobo [HunHan] #1

• S i e t e •

Debía admitir que estaba demasiado nervioso como para seguir esperando pacientemente detrás de la escuela. Luhan estaba retrasado, pero no tenía porque preocuparse, sabía que él vendría, confiaba en la palabra del omega después de todo. Observó la manera en la cual la nieve en las copas de los árboles comenzaba a derretirse, pronto nacerían nuevos capullos dando hermosas flores junto con un sinfín de hojas verdes y coloridas.

Escuchó el crujido de unas ramas quebrandose y supo que se trataba de Luhan, podía sentir su dulce aroma llegar hacia él, tan relajante que no necesitaba nada mas, se estaba volviendo aun mas adicto a ese aroma y dudaba que que algún día llegara a cansarse de ello. Su lobo se movia inquieto dentro suyo cada vez que tenía la oportunidad de sentir la fragancia que emanaba Luhan, era exquisito para él.

- Se me hizo un poco tarde, pero ya estoy aquí - le dijo Luhan, se notaba agitado, de seguro había corrido para llegar al patio lo mas pronto posible. Sus mejillas estaban ligeramente rosas y su cabello rubio un poco despeinado. Su pecho se inflo y encogió rápidamente, estaba cansado.

- No te preocupes - habia sonado bastante tranquilo y Luhan parecía feliz por sus palabras.

- Que bueno - respondió mas tranquilo y menos cansado que antes.

Sehun asintió y comenzó a caminar dando una señal a Luhan de que lo siguiera. Luhan estuvo de acuerdo con eso y sin decir nada mas siguió al alfa. Ambos fueron caminando un poco silenciosos, debían de atravesaran la plaza del pueblo para poder llegar a la casa de Sehun y el alfa entendía a la perfección todo ese detalle.

Si las miradas de algunos estudiantes cayeron sobre ambos lobos cuando se percataron que tanto Sehun como Luhan salían juntos de la escuela, entre sorprendidos y asustados, los aldeanos seguramente reaccionarian de la misma manera o estarían aun mas desconcertados.

Luhan sabía sobre lo que casi todo el pueblo entero pensaba de Sehun, aunque siempre creyó que el alfa no era tan rechazado como lo planteaban sus amigos. Después de todo no lo conocían, no verdaderamente. Pero mientras mas caminaba por las calles del pueblo, se dio cuenta de que se encontraba en un gravísimo error. La realidad lo pegó duro haciendolo ver la realidad de una manera cruel y sin escrúpulos. ¿Cómo había sido tan ingenuo para minimizar la manera en la cual Sehun era rechazado?

Nunca fue tan consiente de nada como ahora ¿cómo la gente podía ser tan cruel con alguien que ni conocían? Era injusto. Se detuvo a mirar y observar cada rostro de los aldeanos, solo para comprobar que eran los mismos que sus compañeros tenían cada vez que Sehun pasaba junto a ellos. Al parecer los adultos actuaban de la misma manera tonta que los jóvenes lobos.

Idiotas, pensó e insultó, sobre todo cuando algunas omegas mayores nisiquiera trataban disimular su cara de desagrado para con ellos. Otros lo veían a él, parecían asustados de su estado y no dejaban de mirarlo con pena. Pero no tenían porque.

¿Acaso pensaban que Sehun lo estaba obligando a seguirlo?

No, no podían ser tan primitivos ¿O si?

Era esto lo que Sehun siempre vivo todo su vida, era así como lo había hecho hasta entonces. Sabía la respuesta, pero le costaba aceptarlo, porque no pudo evitar pensar en un Sehun pequeño, cuando era apenas un cachorro, con todo esos lobos señalandolo y acusándolo con una mirada de desaprobación ante cada paso que daba.

Insólito y cruel.

El corazón del omega se estrujo con esa fea imagen que su mente había formado para él, sabía que la realidad no era tan ajena y seguramente había sido mucho peor y no quería ni imaginar las atrocidades que aquellos lobos le decían a un pequeño Sehun indefenso.