• V e i n t i c u a t r o •

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SeokJin no era de esas personas que les gustaba entrometerse en la vida de los demás, no para nada. Pero ahora era distinto, él quería saber que pasaba con el mayor de sus hijos, necesitaba saberlo. No había dicho nada cuando lo veía llegar a casa con una sonrisa plantada en el rostro como si acabara de ver algo verdaderamente único y hermoso, y conforme el tiempo transcurría aquél brillo que percibo en el alfa parecía incrementar con demasía. Incluso después de que no logrará ir al viaje al cual fue seleccionado junto a su hermano debido a su lección, creyó que lo vería vagando por casa con un humor peor del que él tenía cuando su esposo rompía una de sus artesanías.

Es que Suho no dejaba de sorprenderle, porque incluso en una ocasión lo escuchó cantar mientras sonreía como tonto. Su hijo tenía algo, sí, porque no creía reconocerlo en absoluto. SeokJin nunca pensó ver a su hijo de esa manera, no, nisiquiera se le cruzó esa idea. Por eso nadie podía culparlo por tener curiosidad sobre lo que su hijo hacia aquellas tardes cuando salía de casa tranquilamente y volvía con una sonrisa y unos ojos soñadores, casi como si estuviera enamorado. Y no, SeokJin sabía que ese no era el caso de su hijo, porque el mismo alfa se había negado a tener una omega un sin fin de veces. Alegando que su única pasión era ser guardia. Pero ahora el alfa no estaba entrenando y por eso el omega no lograba entender que era lo que ponía de tan buen humor a su hijo.

- Adiós madre.

- ¿Dónde vas? - por primera vez preguntó, y sabía que tanto a él como a su hijo le sorprendió aquello. Suho se detuvo justo en el umbral de la puerta, girando su rostro tan lento que hizo al omega tragar saliva incómodo con su propia pregunta. Suho no tenía por que responder ya era mayor de edad. Pero aún asi lo hizo.

- A la plaza.

- Oh... esta bien cuidate - siseó bajo viendo al alfa asentir e irse cerrando la puerta.

No era curioso, pero si había algo que lo preocupaba era difícil no querer entrometerse, Suho jamás lo había puesto en esa situación... hasta ahora.

Después de varios minutos pensando sus pies comenzaron a accionar decidido a salir. Iba a seguir a su hijo, porque para nada creyó que el alfa iba solamente a la plaza. Además si Suho llegaba a descubrirlo podía alegar que tan solo iba a comprar unas flores al mercado.

Mas seguro que antes SeokJin sonrió y camino deprisa rumbo a la plaza y efectivamente éste se dirigía al centro del pueblo. Poco tiempo después vio a su hijo detenerse, sin embargo no se encontraba solo, sino sosteniendo entre brazos contra su pecho a un chico un poco mas bajo que él. Miró el rostro de su hijo, frío y firme sosteniendo la mirada contra otra persona. SeokJin siguió la misma dirección y se topó con el otro alfa a solo unos metros de su hijo.

Su boca se abrió un poco sorprendido, al igual que muchos otros que se encontraban alrededor de esos tres. SeokJin lo reconoció, era imposible no hacerlo a pesar de solo haberlo visto unas cuantas veces.

Aquellos ojos rojos solo Sehun los poseía.

《●○•°•○●》

Miró con una pequeña mueca el vestuario que estaba usando en el pequeño espejo de la sala, hacia frío, sin embargo su madre insistió que se pusiera aquellas prendas tan delgadas. Una camisa de cesda azul cielo y unos pantalones blancos que marcaban sus piernas. Se sentía incómodo llevando aquellas prendas, quería cubrir su cuerpo porque para su mala suerte los primeros botones de la camisa no estaban. Vio su saco largo en el perchero y lo que mas quería es correr hacia él para ponérselo. A pesar del fuego de la chimenea Yixing sentía frío. Pero debía seguir sentado en el sofá de la sala, esperando a que su prometido llegara para recibirlo tal y como su mamá le dijo. Un poco incómodo acomodó nuevamente la corona de flores azules y blancas de su cabeza.

Los Ojos Del Lobo [HunHan] #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora