Secrets | h.s

Capítulo 26.

Intenté marcar el número de Harry lo que restaba del fin de semana, pero saltaba directo a buzón. Me estaba colgando o el teléfono estaba apagado. De hecho se me pasó un par de veces por la cabeza ir a verlo pero, no quería se enojara conmigo o me tratara mal,  tenía suficiente.

El lunes antes de entrar a la primera clase, lo vi llegando deprisa con la mochila sobre el hombro. Traía el uniforme algo desarreglado y el cabello despeinado. Me detuve fuera de mi salón para toparme con él. Sé que me vio porque desvío la mirada al hacer contacto visual conmigo. Lo jalé del brazo antes de que otra cosa sucediera. Me miró de mala gana.

- ¿Qué pasa contigo? ¿Por qué me estás evitando? -Digo en voz baja- ¿Por qué tienes la cara así?

A diferencia de mi hermano, Harry sólo tenía unos cuantos rasguños y un pequeño moretón en el mentón, tal vez las otra marcas no eran tan graves y habían desaparecido.

- No... es sólo que... -Suelta un suspiro pesado- ¿Podemos hablar después? Tengo que llegar a clase.

Lo fulmino con la mirada antes de soltarlo. Se acomoda un poco el suéter antes de seguir por el pasillo. Un cabrón, así se estaba comportando, como un cabrón. Dirijo la mirada hacia el otro lado del pasillo más adelante donde está James hablando con sus amigos, sin apartar su fría mirada de mí haciéndome sentir incómoda.

- ¡Scarlett!

La voz de Liam interrumpe mis pensamientos.

- Ya va a empezar la clase.

Me jala con la mano hacia dentro del salón. No quería entrar. Estaba agotada, no podía concentrarme en nada más que en lo que pasaba alrededor de mí.

Al final de día, después de haber terminado el entrenamiento. Decidí iría por Harry a los vestidores. Estaba ya lista, bañada y cambiada con unos pants deportivos, una playera y mis tennis. Me despedí de las chicas y de mi mejor amiga con un abrazo.

Caminé decidida hacia el vestidor de los hombres. Saludé en el trayecto a alguno de ellos del equipo, incluso a Louis quien me abrazó. Harry al parecer seguía dentro, a veces tardaba mucho en salir. Dejé mis cosas afuera y entré.

Vi al rizado de espaldas a mí frente a su casillero, estaba con el torso desnudo y sólo una toalla enrollada en la cintura. No pude evitar sonrojarme mordiéndome el labio con mis malos pensamientos y el recordar la noche que nos acostamos.

- ¿Har? -Lo llamé haciendo que se volteara hacia mí con una ceja levantada. Se sorprendió al verme-.

- ¿Qué haces aquí adentro? No está permitido a las niñas. No puedes estar aquí.

- Quería verte.

Camino hacia él sin apartar la mirada. Siento mi corazón latir rápido por causa de los nervios y tener a Harry semi desnudo frente a mí. Me quedo parada frente a él a medio metro de distancia.

- Tenemos que hablar. -Rueda dos ojos hacia mí con fastidio. Sí, teníamos que hablar- sé que fuiste tú quien golpeó a mi hermano.

Su cara se transformó en preocupación y enojo. Hizo sus manos puños y tensó la mandíbula. Quería que me dijera la verdad, quería escucharlo de él. Pero no dijo nada.

- También sé que estuviste en mi cuarto y me mentiste, y volviste a golpear a mi hermano.

Pasó la mano por la cara estresado. Sentía que estaba muriendo por decirme algo, quería que me lo dijera. Podía confíar en mí, tenía que hacerlo.

- Háblame. -Pedí molesta. No podía soportar tanto silencio de su parte, quería escucharlo-.

- Son asuntos que no te corresponden.