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La piel del menor se sentía suave ante el tacto del rizado, sus labios tan dulces como siempre, su esencia tan exquisita. Ellos eran como imanes, no importaba la distancia, siempre terminarían juntos al final. Los labios de cada muchacho eran unidos con desespero, como si llevasen años sin entrar en contacto.

El rizado sentía como el menor se derretía ante su toque, su anatomía seguía cada movimiento que le era hecho por Joel. El era su guía, Erick solo era el seguidor.

Con sus ojos cerrados, Joel tomó a Erick por la cintura y lo sentó sobre su escritorio, mandando varios papeles al suelo. Erick trató de decir algo pero sus palabras murieron en los labios de Joel. Lentamente, sus respiraciones se sincronizaron hasta que se convirtieron en un solo respirar.

Joel llevó sus manos debajo de la camisa de Erick, tocando su desnudo abdomen, recibiendo un leve jadeo de su parte.

El menor lamió el labio inferior del rizado, rogando para que le diera paso a su lengua. El mayor abrió su boca, dejando que el ojiverde explorara cada rincón de su boca con su lengua. Joel decía infinitas maldiciones en su mente, porque ¡que placer le estaba dando Erick! Poco a poco sentía como la tela de su pantalón le hacía presión en su entrepierna. Lentamente comenzó a quitarle la camisa a su novio. Quería estar dentro de él, necesitaba estar dentro de él.

Repentinamente, Erick se alejó dejando a Joel confundido. ¿Acaso no querían lo mismo? ¿No lo estaba disfrutando?

—No, Joel,— dijo Erick suavemente alejando las manos de Joel. —Ahora no.

—Esto es una broma, cierto?— preguntó Joel confundido. —Dime que es una broma.

—No es una broma. No quiero tener relaciones contigo, no ahora.

—¡¿Es en serio?! Esta es la tercera vez en la semana que me haces lo mismo. Todo comienza bien, me calientas, y al final me dejas con las ganas. ¿Entiendes que me hace mal?— dijo Joel con una molestia bastante obvia.

—Entiendo lo que me dices, pero tú también debes entender que aunque no esté muy avanzado en el embarazo, nos tenemos que comenzar a abstener para que luego no sea difícil.— respondió Erick poniéndose de pie.

—¿Qué se supone que me haga? ¿Me vaya con otra persona para quitarme las ganas?— comenzó a decir Joel, pero su mente lo interrumpió. Quizás no era una mala idea. —Sabes, dile a Johann que te lleve a casa. No me esperes esta noche. No quiero verte.

Con estas últimas palabras, Joel salió del estudio y subió a su auto. Buscó entre las decenas de papeles que habían tirados en la parte trasera del auto.

Vanessa.

Por alguna extraña razón, el había guardado el número de aquella mujer.

Rápidamente marcó el número luego de haberlo encontrado. Se arrepentiría la mañana siguiente pero en este mismo momento, no le importaba.

—Hola?— se escuchó al otro lado de la línea.

—Hola Vanessa. No sé si me recuerdas, pero soy Joel. El fotógrafo de hace unos meses.— dijo Joel con una sonrisa.

—Ah, si. Joel, el guapo fotógrafo. ¿Como has estado?— preguntó con una voz seductora.

La sonrisa que llevaba Joel se formó aún más grande. —He estado muy bien. ¿Tú?

—Igualmente, gracias por preguntar. Pero, que te trae esta llamada? Si no me equivoco, tú mismo me dijiste que no querías nada conmigo, ¿No es eso cierto, guapo?— escuchó como la mujer le recordaba cómo había terminado aquel día.

Joel dejó salir un suspiro. Se golpeó mentalmente por ser tan estúpido.

Prosiguió a explicarle la situación que estaba teniendo con su novio, como lo calentaba y luego lo dejaba en la nada. Le explicó que el quería a alguien que lo calentara y de la misma manera le quitara su calentura.

Como era de esperarse, Vanessa aceptó a verse con el sin ningún problema. Quedaron en verse a las siete en un bar.

.

Miró la hora y vió que aún faltaban diez minutos para que su "cita" llegara. Era demasiado impaciente como para poder esperar más, así que decidió ordenar un trago, un simple vodka.

Tomó un sorbo de aquella amarga bebida, dejando que sus labios saborearan todo. Hacían años que no se daba el lujo de tomar alcohol, eso es lo que era, un lujo. Era muy ocupado para poder salir a tomar alcohol con sus amigos. Si, tenía varias botellas—vodka, tequila, Rumchata, Fireball— en su pequeño hogar pero era rara la vez que las tocaba.

—Hola, guapo.— dijo una voz femenina.

Joel se volteó a ver de quién provenía esa voz pero fue tomado por sorpresa cuando sintió sus labios sobre los suyos. La mujer tomó asiento al lado de Joel y ordenó la misma bebida.

La mujer traía puesto un corto y ajustado vestido negro junto a unos tacones stiletto rojos.

Deberías ir a casa a ponerte más ropa, pensó Joel.

Luego de algunos tragos y conversaciones sin sentido, Joel propuso que fuesen a algún sitio.

—Oye, Vanessa. ¿Porque no salimos de aquí? Tú sabes... a un lugar donde podamos estar a solas.— dijo un poco intoxicado por la cantidad de alcohol que había consumido en la última media hora.

—Ven, vamos a mi departamento.— respondió y ambos salieron de aquel horroroso bar.

Ambos salieron de lugar y subieron al auto.

Al llegar al departamento de la muchacha, ella le mostró todo lo que había en el, haciendo énfasis en la habitación. Luego de esto, ella se dirigió hacia la cocina y sirvió un trago para ambos.

—Gracias.— dijo Joel tomando de la bebida. Vanessa solo asintió.

Tomaron un trago, dos, tres, bueno, varios tragos hasta que perdieron la cuenta.

Sin estar muy seguro de cómo ocurrió, Joel se encontraba en la habitación de la joven, ya sin su camisa.

Los labios de Vanessa se encontraban recorriendo su desnudo abdomen, de vez en cuando siendo levantados para unirse a aquellos de Joel. 

A pesar de estar borracho, Joel estaba consciente de lo que hacía. Sabía que estaba erróneo, pero a la misma vez no quería parar. Mejor dicho no sabía como parar. Se estaba dejando llevar por la joven, aunque deseaba que fuese Erick.

Besaba bien, pero no tan bien como Erick. Lo tocaba bien, pero le gustaba más como lo hacía Erick. 

爱 | photographie ;; joerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora