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1:07 am. Silencio.

2:35 am. Oscuridad.

3:12 am. Insomnio.

4:15 am. Alarma.

4:30 am. Segunda alarma.

4:45 am. Tercera alarma.

5:00 am. Alarma final.

Su vuelo departiría en alrededor de dos horas y cada segundo que pasaba le creaba más nervios. No es normal que de un día para otro dejes a tu novio y bebé solos por sabrá quién cuanto tiempo. Tenía miedo, no cabía duda. Tenía miedo de cometer un error, miedo de que su novio consiguiera a alguien más y lo reemplazara. No le sorprendería que lo hiciera, al final, todos siempre le dejaban y reemplazaban por que esa es la realidad. Nadie es indispensable, podemos ser reemplazados tan pronto se cansen de uno, así mismo cómo los niños se cansan de un juguete y van a otro. Es probable que regresen a ti, pero, fuiste plato de segunda mesa; regresan por que no tienen otra opción; prefieren aferrarse a lo conocido.

Después de maldecir en bajo, Joel decidió salir de la cómoda cama y dirigirse a la ducha. Prendió el grifo y esperó a que el agua llegara a una temperatura tibia para comenzar a despojarse se su ropa. Se miró por unos momentos en el espejo preguntándose si era correcto lo que hacía. Escuchaba la voz de su novio decirle que todo estaría bien, que no se preocupase, pero sabía que de todos modos tenía que hacerlo. ¡Estaba abandonando a su pequeño! ¿Qué persona en su razonamiento haría semejante cosa? Obviamente Joel. Sacudió su cabeza y entró a la ducha. Sentía sus músculos relajarse ante el toque del agua. Cortos minutos luego ya había terminado. Colocó una toalla alrededor de su torso y salió del baño.

Al salir se encontró con un Erick recién despierto. Éste sonrió al ver a Joel.

—Buenos días, precioso.— dijo Joel dejando un casto beso en sus labios.

—Buenos días.— respondió Erick un poco sonrojado.

A pesar de que ambos ya llevaban bastantes meses de novios, aún seguían en la etapa de enamorados. Siempre habían palabras bonitas y tiernas seguidas por sonrojos, cuáles luego llevaban a resaltar lo hermoso que se veía el contrario con tal color carmesí pintado en sus mejillas.

—Sabes que de verdad no tienes que ir, ¿cierto?— Joel apartó la toalla de su torso para colocarse su ropa interior.

Erick se sentó para poder tener una mejor vista de su novio. —Pero yo quiero ir. Quiero despedirme de ti.

Joel dio la vuelta para poderle ver a la cara. —Bebé, no me voy para siempre, lo sabes. Quizá sea un mes, o una semana, pero regresaré. Tenlo por seguro.

—Lo sé, pero de todos modos voy a extrañarte.— respondió Erick con su voz entrecortada.

—No, no, bebé. No llores. Te llamaré todos los días para saber cómo estás y cómo está el bebé.— Erick solamente lo miró con varias lágrimas en sus verdes ojos y se tapó su rostro con la almohada. —¡Ey! Déjame ver ese hermoso rostro tuyo.

Al ver cómo el pequeño bulto que había bajo las sábanas y las almohadas "negaba," Joel decidió correr a su plan de emergencias. Se acercó al pequeño montón y comenzó a hacer cosquillas, sabía lo débil que era Erick ante las cosquillas. No tuvo que esperar mucho para escuchar una pequeña risita proveniente de su novio. Sabía que había hecho bien. Sacó las almohadas y sábanas para dejar al descubiero un Erick aún riéndose con marcas de lágrimas en sus mejillas.

—Erick, te amo.— dijo Joel acercando su mano a la del menor.

—Yo también me amo, Joel.— respondió en broma.

—¡Mira! ¡Ven acá, maldito desgraciado!— gritó mientras Erick corría hacia la cocina.

Muchos dirían que Erick debía crecer, que debía madurar, pero a para Joel, eso era lo que hacía a Erick diferente. A pesar de las circunstancias, Erick seguía siendo un niño de corazón.

—Amor, ve a bañarte. Luego nos vamos al aeropuerto y nos comemos algo por el camino.— dijo Joel dándose por vencido. Sabía que Erick no saldría de su escondite.

Exactamente veinte minutos más tarde la pareja estaba saliendo del apartamento.

El aeropuerto estaba alrededor de treinta minutos de su hogar, realmente no era tan lejos, pero dada las circunstancias, el viaje se hacía eterno, Drake sonaba por los altavoces del auto, de vez en cuando se atrevían a cantar las canciones, de lo contrario, el viaje hubiese sido en completo silencio.

Joel estacionó el auto y bajó, dio la vuelta y ayudó a Erick a bajarse. Ambos habían llegado al aeropuerto. Joel le tomó de la mano, y con su otra mano, tomó su maleta. 

—¿Qué quieres comer?— preguntó Joel mirándole a los ojos.

—Mm, no lo sé.— respondió.

—Ah, sí. Señorita, ¿podría darme un "no lo sé"?— bromeó pretendiendo hablar con una muchacha.

—Idiota, te odio.— dijo Erick riéndose. 

—Mm, no me parece. Yo creo que me amas.— respondió tomándole por la cintura.

—¿Sí? ¿Y quién te dijo eso?— respondió acercándose un poco más.

—No lo sé, puede ser todas las veces que estamos juntos y me lo dices en voz baja para que nadie más te escuche, es cómo tu pequeño secreto.

—Pues... te amo, y mucho.— finalmente admitió y besó levemente los labios del mayor, recibiendo una pequeña risa cómo respuesta.



7:32 am. 

Trece minutos más y comenzaba a abordar. Trece minutos más y dejaría a ambos seres que más ama. Trece minutos.

7:40 am.

Cinco minutos más y comenzaba a abordar. Cinco minutos más y dejaría todo. Cinco minutos.

7:45 am.

Cero minutos. Debía comenzar a abordar. Ya era hora. Cero minutos.



Joel tomó su mochila y se paró de su asiento, sintió cómo Erick se paraba a su lado y le tomaba de la mano. Entrelazó sus dedos y se volteó para verle a la cara. Llevó su mano libre a su mejilla y dejó un beso en su frente para luego despedirse.

—Erick... no... por favor, no llores. Me haces esto más difícil de lo que ya es.

—Pero, Joel, te voy a extrañar.

—Te llamaré todos los días...

—No será lo mismo. No podré sentirte por las noches, o ver tu rostro cuando me despierte por las mañanas. Mucho menos podrás sentir mi vientre cada vez que te diga que el bebé se mueve.

—Lo sé, pero te prometo que no será tanto tiempo.

—No me prometas cosas que no puedes cumplir, Joel.

Con estas últimas palabras, Erick se dio la vuelta con lágrimas en sus ojos y dejó a un Joel triste confundido. 

Pasajeros del vuelo 431, por favor, comiencen a abordar.— se escucho por el altavoz del aeropuerto.

Joel sintió cómo las lágrimas se desbordaban por sus mejillas y comenzó a caminar, por que era cierto, siempre hacía promesas que no podía cumplir.




subo cap por que mañana es mi cumpleaños.


爱 | photographie ;; joerickDonde viven las historias. Descúbrelo ahora