39-"Tu segundo novio"

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Por favor di que sí, di que sí, di que sí, ¡di que sí!

--¿Crees que me gustas? -preguntó Austin con seriedad.

Mi vida es un chiste.

--No, claro que no -dije decepcionada- olvídalo -suspiré. Hubo un ligero silencio, luego Austin me miró directamente a los ojos.

--¿Yo te gusto? -inquirió.

Ay Dios. ¿Qué hago? ¿Le miento y le digo que no? ¿O mando todo a volar y le digo la verdad? Luce genuinamente interesado, talvez hay esperanza...

--¿Crees que me gustas? -opté por repetir su pregunta.

--Eso creía...-murmuró.

Tardé unos segundos en procesar lo que dijo porque me había perdidio en sus ojos verdes.

¿QUÉ? ¡¿Cómo que eso creía?! ¿Él sabía? No no no no, no es posible, puede que yo no sea la más discreta del mundo, pero se supone que los chicos nunca notan estas cosas. Un momento, ¿por qué el verbo en pasado?

De repente sonó el timbre de mi casa, así que me levanté para ver quién era. Si es Amanda juro que le cerraré la puerta en la cara, ¡estoy en medio de algo importante!

Inesperadamente, al abrir la puerta me encontré a mi amiga Mariela.

--¿Qué rayos haces aquí? -pregunté.

--Hola a ti también -dijo- llevo más de una hora mandándote mensajes para avisar que vendría, pero no contestabas.

Yo vi que me había enviado un par de mensajes, pero no los leí porque me distraje con los de Alexis.

--¿Y entonces decidiste solo venir y ya?

--Exacto, ¿no es un mal momento o sí?

Bajé el tono de voz y le conté rápidamente todo lo que está pasando con Austin ahora, supongo que lo comprenderá y nos dejará solos. Antes de que me diera cuenta Mariela entró a mi casa e inmediatamente se dirigió hacia donde estaba Austin.

Demonios.

--Hola Austin.

--Hola Mariela.

--Iré al grano, escuché que intentaste besar a mi amiga.

¡Mariela cállate!

--Tu amiga debe ser muy chismosa -respondió Austin con cara pensativa.

--¿Y qué tal? -preguntó Mariela- ¿significaba algo para ti? ¿O solo estabas aburrido?

Austin permaneció unos segundos inexpresivo, luego finalmente esbozó una sonrisa.

--Dile a Leah, que si quiere saber algo que me lo pregunte ella.

--¡Yo no la mandé a preguntarte nada! -aclaré- aunque tampoco me molestaría que respondieras -agregué encogiéndome de hombros.

Pero igual no respondió. Le hice un gesto a Mariela para que nos dejara solos, ella rodeó los ojos y dijo que iría arriba a saludar a mi hermana.

--¿A qué te referías cuando dijiste que creías que me gustabas? -pregunté a Austin a penas mi amiga se fue.

--A que eso creía -dijo con obviedad.

--Pero no entiendo -murmuré confundida- no he dicho que no me gustes.

Tonta, tonta, tonta ¡¿por qué dije eso?!

Austin volteó a mirarme con mucho interés.

--Leah -habló- si te gusto, dímelo.

--Va lo mismo para ti -me crucé de brazos. Austin tampoco ha dicho que no le gusto, y a pesar de todo, estoy segura de que él no jugaría conmigo así. Le gusto, lo sé.

En busca del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora