Simplemente no puedo creer que esto sea real.Mi mamá. La persona que jamás pensé que vería de nuevo.
Austin me miró incómodo sin saber qué hacer con mi madre aquí, parada frente a mí, esperando una reacción de mi parte. ¿Cómo debo reaccionar ante la mujer que nos abandonó a mí y a Lucía cuando éramos bebés?
Tengo mucha ira acumulada hacia ella, pero una pequeña parte de mí se emociona por finalmente conocerla. Son muchos sentimientos juntos, me estoy empezando a marear.
--¿Podrías traerme un vaso de agua? –le pedí a Austin él asintió y fue a traerlo. Al pobre ya estoy tratándolo como un sirviente, pero estoy segura que lo entiende.
--¿Estás bien, Leah? –preguntó Amanda.
--No –reprimí el impulso de contestar que cómo iba a estarlo cuando ella aparece de repente luego de quince años- ¿qué quieres? –pregunté y sentí resbalar una lágrima.
--Leah, no llores... Lo siento, lo siento mucho –oírla hablar solo hace que mi nudo en la garganta crezca, al igual que mi ira- cometí demasiados errores que sé que nunca podré reparar, pero he cambiado y...
--En verdad no entiendo cómo te atreves a venir aquí –la interrumpí, las lágrimas continuaron salinedo de mis ojos.
--Porque quiero ver a mis hijas...
--¿A las que odiabas y abandonaste? ¿Segura que no te equivocaste de lugar?
--Nunca las odié –aseguró- y entiendo que estés molesta, no espero que me perdonen pero vine a intentarlo, créeme que no es nada fácil verte después de lo que hice.
--Oh perdóname –dije con sarcasmo, las lágrimas finalmente cesaron- debe ser mi culpa que sea tan difícil.
--¡No, claro que no! Yo tengo la culpa de todo –dijo.
--En eso estamos de acuerdo -repliqué.
Amanda se quedó en silencio. En eso llegó Austin con el vaso de agua, me lo entregó y me preguntó si prefería que se retirara, yo asentí y él salió.
Pero no voy a estar un segundo más sola con ella.
--¡Papá! –grité- ¡Lucía! ¡Bajen ahora mismo! –pedí, luego miré a Amanda nuevamente- espero que no me abandones de nuevo mientras vienen.
--No lo haré...
Escuché cómo bajaban la escalera, qué bien que no les dio pereza levantarse; y mejor aún, qué bien que ya me sequé las lágrimas.
--¿Leah, estás bien? –preguntó papá al llegar, yo inmediatamente le señalé la persona que estaba en la puerta.
Papá abrió mucho los ojos. --N-no puede ser... ¿Amanda? ¿Eres tú?
--¿Quién es ella? –preguntó Lucía- ¿qué está pasando?
--Hola, Ryan –saludó Amanda con incomodidad.
--¿Qué haces aquí? Vete, ahora –exigió papá.
--¡Tengo que hablar con mis hijas!
--¿Hijas? –Preguntó Lucía sorprendida- oh Dios –creo que ya comprendió.
--Quiero que sepan los tres –comenzó a hablar Amanda- que en serio lo siento, sé que no hay forma de recompensar lo que hice, pero como le decía a Leah, he cambiado. Soy diferente ahora.
--Pues bien por ti -dijo Lucía- te llamaremos cuando nos importe, gran actuación por cierto.
Lucía no se pone emocional ni a llorar como yo lo hice... O le tiene demasiado odio o es mucho más fuerte que yo, una de las dos. Talvez las dos
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En busca del amor
TienerfictieHarta de ser ignorada, Leah tiene como meta encontrar el amor. Esperar a que las cosas pasen por sí solas sin arriesgarse no ha dado resultado en 17 años, ¿cambiará algo si decide empezar a tomar riesgos?