En el siguiente recreo busqué a Karina para preguntarle qué había pasado con el director, y talvez disculparme por haber tratado de huir de la escena del crimen.
Luego de un rato caminando la encontré en el pasillo frente a su casillero.
--¡Karina! -la llamé-. ¿Qué te dijeron? ¿Estás molesta conmigo por reírme?
--No -bufó- y nada importante, una boleta por mal comportamiento y listo –se encogió de hombros- y en mi defensa ese viejo se lo merecía.
--Fue épico.
--Ahora agradéceme -ordenó- no solo por presentarte a Dylan, sino también por hacer que ambos rieran hasta ya no poder respirar.
--Pues gracias -dije, la verdad que esta vez salió bien.
--Oíste cuando te dijo "ah sí, yo juego al fútbol, bla bla bla" -Karina hizo su imitación de voz masculina gruesa- ¡seguro que estaba tratando de lucirse! Ya sabes, para impresionarte. Es algo patético cuando hacen eso, ¡pero en este caso es algo positivo!
Reí y comenzamos a caminar por el pasillo y vi a Dylan, que venía caminando del lado contrario, nuestras miradas se cruzaron y él me sonrió. Me emocioné más de la cuenta y le di un codazo a Karina.
--¡Me sonrió! -exclamé, mucho más alto de lo que debía.
Dylan volvió a ver.
Mierda, me oyó.
--Te recomiendo ser más discreta -me susurró Karina riendo- o hablar menos alto, ahora Dylan sabe que te emocionó su sonrisa...
--Cállate.
Todo había salido perfecto y acabo de avergonzarme a mí misma.
.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.
Camino a casa solo tenía dos cosas en mi cabeza:
1- Llegar rápido para ver The walking dead, el capítulo pasado terminó en suspenso.
2- Dylan.
--¿Por qué estás corriendo? -preguntó Diego.
--¡No estoy corriendo, estoy caminando rápido que es diferente! -grité para que pudiera oírme, voy como cinco metros delante de él.
--¿Y por qué vas tan rápido?
--Cosas de la vida -dije imitándolo, él me respondió eso ayer cuando le pregunté por qué había tardado tanto en salir.
--Leah... ¿estás molesta por eso?
--Pff no, para nada -dejé de caminar rápido un segundo para no tener que hablar gritando- amo cuando la gente no me quiere contar las cosas.
--Tú tampoco me quieres contar por qué vas corriendo -reclamó.
--Voy caminando rápido -le corregí- porque estoy desesperada por llegar a mi casa y poder ver mi amada seria favorita, me muero por saber qué va a pasar.
--Bueno pues... -no escuché lo que sea que haya dicho, no estoy muy atenta.
--Diego -lo interrumpí- nos vemos mañana, en serio ya no resisto, necesito llegar lo más pronto posible.
Dicho esto, comencé a correr lo más rápido que podía, no tengo la peor condición física, puedo soportar los cuatrocientos metros restantes. Por suerte no hay que cruzar tantas calles y no había tanta gente que pudiera verme corriendo como tonta, o al menos no gente conocida, que es lo que importa.
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En busca del amor
Ficção AdolescenteHarta de ser ignorada, Leah tiene como meta encontrar el amor. Esperar a que las cosas pasen por sí solas sin arriesgarse no ha dado resultado en 17 años, ¿cambiará algo si decide empezar a tomar riesgos?