13- "Por supuesto que no"

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¿Spencer me acaba de invitar a salir? ¡Me acaba de invitar a salir! ¿Pero por qué querría salir conmigo? ¡Qué importa!

--Yo... Sí, me parece bien -dije, intentado sonar casual.

--Genial -sonrió, es tan lindo- ¿te parece el jueves? Salgo más temprano los jueves.

¡El jueves tengo que estudiar para el examen del viernes! Pero ignoraré eso, no puedo arriesgarme a que se arrepienta si solicito otra fecha.

--Sí, estoy libre el jueves.

--¡Perfecto! ¿Nos vemos aquí a las 5:00p.m?

--Claro -respondí- y... ¿a dónde iremos? -pregunté.

Desconozco los lugares a los que se suele ir en citas, talvez porque nunca he tenido una. En las películas normalmente van a una cena cuando son adultos, y al cine cuando son jóvenes... Espero que no sea al cine, eso reduce la interacción.

--No estoy seguro, ¿qué te gusta comer?

¡Sí, eligió cena!

--Bueno... me gusta la pizza -dije, porque fue lo único que se me ocurrió, y me pareció lo menos exigente.

--Pizza entonces, conozco un buen lugar -afirmó, parecía emocionado, lo que me hizo sonreír- nos vemos el jueves, Leah.

Él se despidió y entró nuevamente a la cafetería. Yo me quedé unos segundos estática asimilando lo que acababa de pasar.

Eterno agradecimiento al día que decidí entrar a esa cafetería.

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--¡Leah! -me llamó el profesor de química, para que fuera por mi examen, los estaba entregando.

Recogí el mío tranquilamente, sabía que no me había ido excelente, pero con algo de suerte aprobaría de todos modos, y con eso me bastaba. Apenas regresé a mi asiento miré la nota.

¿QUÉ?

¿Me saqué un 32? ¡¿De 100 obtuve un 32?! No, no, no, esto tiene que ser un error.

--¿Cómo te fue, Leah? -me preguntó Mery- no te ves muy feliz.

¡¿Entonces para qué preguntas?!

Cálmate Leah, Mery no tiene la culpa de que seas una estúpida en química.

--Ah... No muy bien -respondí con amargura.

Becca y Austin al parecer oyeron, porque voltearon a verme sorprendidos.

--¿Cuánto te sacaste? -me preguntó Becca, dirigiéndome la palabra por primera vez en el año.

No entiendo, nunca nadie pregunta por mis calificaciones, y justo cuando obtengo la peor de mi vida, de repente a todo el mundo le interesa saber.

--Una mala nota -dije, no pensaba decirles cuánto me saqué.

--Si a Leah le fue mal, tú y yo probablemente nos sacaremos un cero -escuché que Becca le dijo a Austin.

Al parecer Becca piensa que soy inteligente, qué engañada está. Apuesto a que ambos sacaron mejor nota que yo, ¿un 32, en serio? Mi trimestre está prácticamente reprobado.

--¡Atención! -exclamó el profesor Lewis en cuanto terminó de repartir exámenes- en la pizarra se encuentran las instrucciones de la exposición que deben presentar la otra semana, debido a la cantidad de calificaciones pésimas en este examen, decidí darles la oportunidad de subir sus notas un 1% a los grupos que presenten una exposición impecable.

En busca del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora