28-"¿Y si no quiero a alguien más?

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--No puede ser, ¿hablas en serio? -me abofeteé mentalmente ¡obvio que habla en serio! Alexis no bromearía sobre eso- ¿es algo fijo? ¿Tu padre ya aceptó el trabajo? ¿Cuándo se irán? ¿No hay forma de que te quedes?

Deja de agobiarlo, Leah. Cálmate. Esto es más duro para él que para ti.

--Mi mamá decidió que lo mejor era que nos fuéramos todos.

--Pero... -sentí un nudo en la garganta, no llores, no llores, no llores- no quiero que te vayas.

Alexis esbozó una débil sonrisa y me dio un abrazo que se terminó muy rápido.

--Créeme, lo menos que quiero ahora es irme, pero no hay nada que yo pueda hacer. La condición económica en mi familia nunca ha sido buena y para mi padre haber obtenido ese empleo es lo mejor que le ha pasado en mucho tiempo.

--Entiendo -murmuré.

Pero no puedo creerlo. 

¿Por qué me pasa esto? ¿Por qué ahora? Finalmente me gusta alguien que está interesado en mí... ¿Y me entero que se tiene que ir del país? En serio estoy pensando que el universo conspira en mi contra.

--¿Estás bien, Leah? -preguntó Alexis preocupado.

--¡No preguntes por mí! ¿Tú estás bien?

--Tuve muy poco tiempo para procesarlo, pero estaré bien al rato. Salir de latinoamérica no suena tan mal -bromeó, pero no le hice caso.

--¿Cuándo se irán?

--De hecho... mañana.

--¿QUÉ?

--Ya mis padres lo tenían todo planeado, pero hasta hoy nos lo comentaron a mí y a mi hermana, dijero que no querían que pudiéramos sobrepensarlo, después de todo ya la decisión estaba tomada.

--¿Y solo les dejaron un día para despedirse y cambiar sus vidas por completo?

--Sí, no tengo los padres más compresivos del mundo -comentó, yo asentí en silencio- ¿podemos vernos aquí mismo a la hora de salida? -preguntó.

--Claro.

Por última vez.

.-.

Entré a clase frustrada y me recosté en mi pupitre. Todo con Alexis iba demasiado bien, ¡¿por qué tiene que irse?!

--Leah -oí la voz de Mariela.

--¿Qué?

--Becca me contó sobre...

--No lo digas -la corté.

--Lo siento tanto -dijo- Karina y yo iremos a tu casa hoy, necesitas apoyo moral. Sé que es duro pero no te deprimas...

--No estoy deprimida -la interrumpí.

--Está bien Leah, soy tu amiga puedes decirme la verdad.

--¡Estoy diciendo la verdad!

Mariela suspiró. --¿Ya se despidieron?

--No, hasta que terminen las clases.

--Oh, ¿entonces dónde te esperamos Karina y yo?

--No recuerdo haberlas invitado a mi casa.

--No recuerdo que eso sea necesario -dijo- ¿dónde te esperamos?

Qué más da, el apoyo moral no debería sentarme mal.

--Puede ser fuera de la biblioteca -sugerí- ahí es donde me encuentro con Diego todos los días... aunque ahora que el muy tonto compró un auto y no tendrá que caminar, dudo que llegue a la biblioteca hoy -suspiré- al parecer voy a perder a mis únicos dos amigos.

En busca del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora