Cuando su abuela Nina llego esa noche, cansada por otra larga jornada de limpieza en el hospital. Anya no se imagino ni en un millón de años, que traería tan buenas noticias, y la palabra “buenas” quedaba corta, para lo que era ¡La mejor noticia de su vida! Sí, incluso mejor que la vez que sus abuelos reunieron todo un año y para su décimo cumpleaños la llevaron a Disney World. Y se preguntarán ¿Qué es mejor que eso?
Bueno, no todos los días, uno de los hombres más rico y guapo de todo Los Angeles, te ofrecía un trabajo de verano, algo muy difícil de conseguir, con la creciente demanda de empleo. Y esa no era la mejor parte, lo mejor era que tendría que ir a su casa y si tenia suerte lo podría ver; sin tener que fingir que estaba enferma o como buena nieta llevarle el almuerzo a su abuela y así toparse con el guapo doctor Connor Coleman, el cual siempre le dedicaba una de sus perfectas y cálidas sonrisas. El era su amor platónico desde hace un año, cuando al caerse de su bicicleta y hacerse un corte muy feo en la pierna, su abuelo Iván (exagerado como el ninguno), la llevo de inmediato a urgencias; en su momento le pareció que era una pésima idea pero al atenderla el guapo doctor Coleman, quien tenía poco de haber comenzado su residencia, agradeció al cielo tener un abuelo tan protector. Claro como todo amor platónico, era algo imposible, nunca un hombre de veintiséis años, con todo el dinero que quisiera a su disposición, una carrera en asenso como médico y pudiendo tener a las chicas más bellas de California o incluso del mundo; se fijaría en una chiquilla de ascendencia Rusa de dieciocho años, que apenas había terminado el high school y no tenia ni dónde caer muerta; aunque eso no era algo que la hiciera sentir menos importante que las demás personas.
Desde que tenía uso de razón, los abuelos de Anya o Annie como sus amigos solían llamarla, al está perder a sus padres en circunstancias desconocidas para ella, ya que nos les gustaba tocar ese tema, por más que esta les insistiera, una y otra vez; la habían criado con lo poco que tenían y dado un lugar al cual llamar hogar. Nunca le había faltado una plato caliente en la mesa ni mucho menos amor, así que no se quejaba de la vida que tenia. Era una chica aplicada en los estudios y quería ser enfermera (vocación recientemente adquirida por su encaprichado corazón) para así poder darle, una mejor vida a sus queridos abuelos.
Definitivamente esa oportunidad no la iba a desaprovechar, su abuela Nina no le dio muchos detalles de en qué consistía su nuevo empleo, solo le dijo: "El doctor Coleman te ofreció un empleo en su mansión, necesita a alguien joven y alegre y tu eres perfecta querida".
Así que iba a ser la mejor en lo que sea que tuviera que hacer, así fuera limpiando el excremento de sus perros, lo haría con la mejor disposición y todas las ganas del mundo. Solo esperaba que no fuera nada que la hiciera sentir incomoda o que hiciera su verano aburrido( aunque pensándolo bien, estar en una gran mansión, donde de paso vivía el hombre de tus sueños, no sonaba para nada aburrido).
Anya no pudo dormir en toda la noche, pensando en que, en un par de días, iniciaría en su nuevo empleo y que este sería el mejor verano de toda su vida o eso era lo que ella pensaba.
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NOTA DE AUTORA:
Les traigo una nueva historia la cual surgió de repente, mientras escribía mi otra historia After the storm y no pude evitar escribir unas cuentas lineas.
Espero la historia atrape su interés y me dejen saber en los comentarios, si quieren que la continúe.
Besos, Mary Zeta♡
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Fugaz como el verano
RomanceLa alegre Anya nunca imaginó que al aceptar ese empleo en la mansión Coleman estaba dando inicio al verano que cambiaría toda su vida; y la peor parte era que aunque no les gustara para lo cual fue contratada, no había vuelta atrás, necesitaba el d...